Debate en el Senado

Feijóo se estanca en el discurso de Casado y ofrece a Sánchez apoyo a cambio de que rompa la coalición

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la tribuna del Senado.

Al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, acostumbrado a hablar durante 13 años en el Parlamento de Galicia sin límite de tiempo, se le notó incómodo este martes en el Senado. El formato de las compareencias en la Cámara Alta le obligó a replicar al presidente del Gobierno en dos turnos de quince y cinco minutos con dos ideas principales. La primera, que el PP tiene ya terminada una propuesta energética que quiere negociar con el Gobierno. La segunda, que el PP ha cambiado de líder pero no de objetivo principal: Feijóo pidió a Sánchez, como hizo Casado durante todo su mandato en esta legislatura, que rompa el Gobierno de coalición con Unidas Podemos y evite cualquier acuerdo con Esquerra y Bildu. Si lo hace, prometió, el PP le dará apoyo para que pueda terminar la legislatura.

Fueron las dos únicas ideas nuevas de un discurso en el que el líder de la oposición volvió a insistir en sus temas habituales: que el Gobierno no dice la verdad cuando presume del crecimiento económico, de la reducción de la deuda pública o habla de la evolución de la inflación en los próximo meses.

Según el líder de la oposición, Sánchez sólo responde al PP diciendo que “Feijóo es Trump”, un “ignorante” y “un catastrofista”. El Gobierno, argumentó, no hace otra cosa que insultarle, mientras el presidente se muestra “dócil” con sus socios en el ejecutivo y con sus aliados en el Congreso.

Feijóo, que llegó a culpar al presidente de decisiones que atribuyó a José Luis Rodríguez Zapatero, como el “pufo”, dijo, de 29.000 millones de déficit tarifario “de los que aún debemos 12.000”, acusó a Sanchez de tener el “no es no” por único principio político, en contraste con un PP que, según él, no ha hecho más que apoyar al Gobierno. Para demostrarlo recordó que en lo que va de legislatura su partido ha apoyado 67 de los 129 reales decretos aprobados por el Ejecutivo —más de la mitad— y se ha abstenido en otros 28, lo que arroja una saldo final de votos en contra de apenas el 26%.

“Nadie cree que es más constructivo pactar con Bildu que con el PP, hacer una mesa con Esquerra que con el PP” o “las ocurrencias de Podemos” que las propuestas del PP. “España no merece un gobierno volátil, sobredimensionado” y “sometido”. “Rompa con sus alianzas”, le emplazó. “Cese a los ministros que no ha nombrado y a los que no están a la altura. Busque apoyo para acabar la legislatura en el partido que encarna la alternativa”.

El de España, acusó, es un Gobierno que “improvisa” que sufre “falta de rumbo” y a merced “de las encuestas”. “En vez de un gabinete de crisis” para hacer frente al “durísimo otoño” que viene “ha puesto a funcionar el comité de campaña”.

La conclusión, resumió, es que “España no puede seguir un año más a merced de las urgencias demoscópicas” de Sánchez. “Atrévase a hablar con los ciudadanos sin un casting previo como en La Moncloa ayer”, le acusó.

Sin novedades en materia energética

Según Feijóo, Sánchez no ha propuesto medidas de ahorro sino de “racionamiento energético”. La excepción ibérica, asegura, no tiene nada que ver con la intervención europea del precio de la energía sino con entregar electricidad a bajo coste a Francia por la que nuestro país paga entre 500 y 1.000 millones, según sus cálculos. Todo ello mientras “desenchufa” otras energías y compra más gas natural licuado a Rusia que ningún otro país del mundo.

En materia energética, Feijóo reivindicó como propia la propuesta anunciada por Sánchez de ampliar la excepción ibérica a las empresas de cogeneración y aseguró haber terminado el plan que prometió la semana pasada y que quiere negociar con el Gobierno. Se la va a remitir a La Moncloa y espera, afirmó sin mucha fe, “tener más suerte” que con las que ya le envió en los últimos meses, ninguna de las cuales ha dado pie a acuerdo alguno.

De su contenido, sin embargo, dio pocos detalles. Incluye propuestas que el propio Feijóo ha ido anticipando en los últimos días, desde la adopción de incentivos para que empresas y particulares dejen de despifarrar energía a cambio de ayudas con cargo al erario público y no de forma obligatoria —“propongo que premie con descuentos en los recibos a los consumdiores, familias y pymes que ahorren”, explicó— o la aprobación de subvenciones para que las empresas electrointensivas no tengan que cerrar por culpa del precio de la de la energía. 

Un plan, el del PP, que incluye “obligaciones” de ahorro en el sector público —que el principal partido de la oposición sigue centrado en una reducción del número de ministerios, sin explicar qué servicios suprimiría—, una “apuesta por las renovables” que dé facilidades a las nuevas instalaciones y la reconsideración del cerre de las nucleares, que en cualquier caso no está previsto que comience hasta el año 2027, así como la creación de una agencia de responsabilidad fiscal “energética”.

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“Le solicito un nuevo modelo energético para nuestro país”, concluyó sin explicar nada más. “Si lo hace”, si adopta las medidas que le propone, “tendrá el apoyo del PP”.

En las réplicas, como era previsible, salió el bloqueo al que el PP sigue sometiendo la renovación del Consejo General del Poder Judicial, en el que sigue habiendo mayoría conservadora cuando, en aplicación de la Constitución, hace casi cuatro que debería ser otra. Feijóo no solo desoyó el enésimo llamamiento de Sánchez a renovar este órgano sino que se quejó de que el presidente le acusase de presionar para que el CGPJ bloquee incluso la renovación parcial del Tribunal Constitucional, pendiente desde junio.

“Venía a hacer un debate serio y sosegado” pero el presidente “ha elegido otra vez la descalificación y la crispación”, se quejó Feijóo. Y se negó a retirar la comparación que había hecho el lunes de Sánchez con el sanguinario dictador que protagoniza El otoño del patriarca, una fábula firmada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Sánchez, concedió, es un “presidente democrático”, aunque ganase las elecciones diciendo que no gobernaría con Unidas Podemos ni pactaría con Bildu, acusó. “Un dictador manda sobre todo un pueblo: usted ni siquiera manda en su Gobierno. Es usted un mal presidente en sus últimos momentos”, se reafirmó: “Eso es una crónica, no un insulto”.

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