Congreso

¿Quién decide qué vota un diputado y por qué se equivocan? Así funciona la 'cara oculta' de la política

Varias personas votan durante la Comisión de Presupuestos en el Congreso de los Diputados

Dos equivocaciones en dos votaciones del Partido Popular y del PSOE han marcado la agenda política en los últimos días. La de la formación de Alberto Núñez Feijóo el pasado 18 de septiembre, cuando votó a favor de una norma del Gobierno sin advertir —según insisten desde la formación conservadora— de que convalidaba las penas de presos que han cumplido condena fuera de España y la de los miembros de la mesa del PSOE en el Senado el pasado 17 de julio tras dar el visto bueno a la cesión de una sala de la Cámara Alta para la celebración de una cumbre antiabortista —sin tampoco ser conscientes de ello, según sostienen—.

Sendos fallos han generado perplejidad, tanto a propios como ajenos, ante lo ocurrido. Y las preguntas se acumulan: "¿Cómo es posible equivocarse en un asunto tan trascendente?; ¿Por qué nadie lo detectó antes?; ¿Los diputados no se leen lo que votan?; ¿Tienen sus señorías la formación suficiente? ¿Para qué sirven los asesores? ¿Quién es el responsable de decidir qué se vota en un grupo parlamentario?". Preguntas a las que tratará de responder infoLibre tras consultar con los equipos técnicos, diputados y portavoces de distintos partidos.

Comencemos con la función de los propios grupos parlamentarios. El Congreso los define como "el actor principal de la actividad parlamentaria", encargados de definir los turnos de intervención en los debates y cuya función principal es presentar iniciativas —con y sin rango de ley— para que sean aprobadas por la mayoría de la Cámara. Todos los grupos parlamentarios constan de una dirección con estructura propia y reparto de funciones: desde la propia presidencia de grupo a las portavocías y la secretaría general. Hay algunos diputados que no tienen un grupo propio porque no llegan al mínimo de diputados y se reparten en el Grupo Mixto, como Podemos, UPN o BNG.

"La dirección se reúne todas las semanas para abordar la agenda y establecer las prioridades, tanto legislativas como políticas", explican a infoLibre fuentes del Grupo Parlamentario del PP (GPP). "También es la que tiene la última palabra a la hora de decidir el sentido del voto de una ley o enmienda", prosiguen, "pero siempre consultando con el diputado especializado en el tema —el ponente de la Comisión, habitualmente— y también con la dirección nacional, en este caso Génova", sintetizan. En Esquerra Republicana, por ejemplo, se celebran dos reuniones semanales, según detallan fuentes de la formación, y se procura informar de lo más importante a la dirección de Cataluña, que suele tener la última palabra en materias sensibles como los Presupuestos.

En el caso de las formaciones del Gobierno, tal y como señalan fuentes del PSOE y Sumar, además de seguir el criterio del ponente de turno y de la dirección del grupo, quien marca la directriz cuando hay leyes de por medio es el ministerio competente, salvo casos en los que haya una discrepancia de fondo entre ambas formaciones. "Muchas veces nos pasan el articulado o las enmiendas ya hechas, para que las añadamos nosotros en el Congreso", confiesan.

La figura del asesor: perfiles, sueldos y funciones

Tras la equivocación de los conservadores, algunas miradas han apuntado hacia el portavoz parlamentario, Miguel Tellado, pero en el PP señalan que el portavoz no tiene por qué conocer al detalle ni todas las leyes ni todas las enmiendas. "Sabe de qué va una ley en líneas generales, pero no conoce al detalle las enmiendas, para eso ya están los ponentes y también los asesores", explican voces del partido. Sin embargo, dentro del partido hay quien pide cambiar los protocolos y sistemas de trabajo del GPP para que Génova no tenga tanto peso frente al grupo.

Sobre el tema de los asesores, que se sufragan con cargo a las arcas de la Cámara, una de las quejas compartidas es que faltan perfiles con más experiencia. En el caso del PP, hay quejas entre los propios diputados de que se contrate a personas de Nuevas Generaciones para que "entren en la rueda" desde que salen prácticamente de la carrera, mientras que otros señalan que se apuesta por perfiles juniors porque el sueldo que se percibe no compensa las horas.

Los asesores son personal eventual de la Cámara y su contratación es discrecional, es decir, a criterio del grupo parlamentario. No tienen por qué tener una titulación concreta, pero lo que más suelen proliferar son perfiles con la carrera de derecho, ciencias políticas o periodismo. Dentro de esta categoría hay puestos de lo más diverso: asistentes, secretarios, coordinadores de grupo, directores de asuntos jurídicos, directores de comunicación o asesores especializados.

Sin embargo, no todos tienen los mismos sueldos. La figura base es la de asistente, con un sueldo mensual de 2.270 euros brutos al mes y 14 pagas (31.778 euros anuales), según los datos recabados por Demócrata. A partir de la categoría base se asciende en el escalafón (hay otros tres grados de asistente: nivel A, B y C) mediante la categoría de asistente-técnico (también contempla cuatro niveles) y la de asesor, que cobra el doble que un asistente: 63.557 euros. Al comienzo de la legislatura, la Mesa del Congreso acordó una cuota máxima de asistentes igual al número de diputados que tenga cada grupo parlamentario.

Se sigue un criterio proporcional entre el número de parlamentarios y el número de asistentes: a más diputados o senadores, mayor número de personal para ese grupo. En el año 2012 la Mesa del Congreso dio luz verde a que se pudiese intercambiar a estos asistentes por asesores . Fuentes parlamentarias justifican esta especie de intercambio de personal en el hecho de recurrir a personas de mayor cualificación profesional. Pero no ocultan que, en ocasiones, ha servido para recolocar a personas de confianza de los diferentes partidos políticos

"La figura del asistente, en el rango más bajo, lo que hace es llevar la agenda del diputado, programar las reuniones y demás, mientras que los asistentes se suelen dedicar a tareas más de fondo, como la de revisar las enmiendas o hacer análisis jurídicos. Pero del total no serán ni un tercio", explica una fuente que la legislatura pasada estaba en la coordinación técnica de un grupo, que lamenta que la figura del asesor esté "tan llena de prejuicios" pese a su importancia.

¿Todos los diputados conocen las leyes que votan?

Con el dinero que se recibe de las subvenciones, los partidos pueden permitirse la contratación de estos asesores y asistentes, además de otros gastos que ocasionen el desempeño de la actividad de sus señorías. A menos representación, menos dinero. Y, por tanto, toca apretarse el cinturón. Los grupos pequeños, además, también deben repartir a sus diputados entre las diferentes comisiones, por lo que es habitual que un mismo diputado —por ejemplo de ERC, Bildu o el PNV— esté en cinco o seis comisiones a la vez, lo que implica más carga de trabajo.

"En un mundo ideal se leen todas las enmiendas, pero eso no pasa siempre. Lo grave es que le ocurra a formaciones como el PSOE y el PP que tienen más medios, pero el resto hacemos lo que podemos", resumen las fuentes consultadas. "Hay un truco recurrente en leyes que tienen 200 enmiendas. Si no llegas lo que haces es votar en contra de las de formaciones que están en tus antípodas y abstenerte en las de los partidos con los que tienes más sintonía", resumen.

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El sentido del voto, como hemos explicado anteriormente, se decide entre la dirección del grupo y la nacional, que suelen consultar tanto con el diputado-portavoz de una comisión como con el equipo técnico-jurídico. En el caso del PP con la norma que conmuta penas en el extranjero, desde la formación conservadora admiten que les "preocupaba más" una enmienda de Junts que podría beneficiar al expresident Carles Puigdemont y no prestaron atención a la que registró Sumar, aunque tuvieron dos meses para analizarla. "Es un error y hay que apechugar", resumen en el PP. El caso del Senado es distinto, porque la petición llegó dos días antes de ser incluida en el acta de la Mesa de la Cámara.

Una vez que la ley o iniciativa sale de la Comisión, llega a pleno y en muchos casos con enmiendas 'vivas', es decir, que deben ser votadas por los 350 diputados para decidir si se incluyen o no en la norma. "Hubo plenos la pasada legislatura en la que estuvimos horas votando enmiendas, porque igual una misma ley tenía 250", explican fuentes socialistas. ¿Y cómo saben qué tienen que votar los diputados? El secretario general del grupo es el que suele marcar la posición del partido mediante un signo mientras se produce la votación para que el resto de sus señorías sepan qué botón pulsar.

¿Y conocen todos los diputados las leyes que están votando? Lo cierto es que no. "Los diputados rasos nos fiamos de lo que marca la dirección, no conocemos todas las leyes que van al pleno", confiesa una fuente de Sumar. "Nos repartimos el trabajo y cada uno es especialista en un área, es imposible saber de qué va cada ley. No lo sabe ni el portavoz ni tampoco el líder", zanjan.

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