Asaeteado por los suyos hasta la humillación pública, no encontró Pablo Casado en su despedida del Congreso, sin embargo, a ninguna de las fuerzas políticas de izquierdas apuntándole por su epílogo político y parlamentario. Más bien al contrario. Los partidos del Gobierno dieron muestras durante la última sesión de control con Casado al frente del PP de un notable grado de empatía muy alejado del ensañamiento. “Creo que hemos demostrado ser muy respetuosos con su situación. Mucho más, por cierto, de lo que suelen serlo ellos con nosotros”, exponía un alto dirigente socialista tras el adiós de su contrincante político.
En los pasillos del Congreso, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, describió como “demasiado triste y muy cruento” lo vivido en el hemiciclo con la salida de Casado, al que le deseó “lo mejor”. Unos términos parecidos a los que utilizó el propio Pedro Sánchez en su último cara a cara con el aún líder del PP desde su escaño: “Desde la discrepancia política, señoría, le deseo en lo personal lo mejor”, dijo. La ministra de Igualdad, Irene Montero, incidía: “Manifiesto mi respeto por el señor Casado. Lo que revela su marcha es que la mentira y la corrupción son seña de identidad en el PP”.
A partir de ahí, tanto en el PSOE como en Unidas Podemos dan por pasada la pantalla de Pablo Casado. Creen los socialistas que la crisis que tiene por delante el PP es aún de largo recorrido y rebajan las expectativas sobre que Alberto Núñez Feijóo pueda actuar de revulsivo. “Feijóo no podrá hacer milagros. La crisis del PP es sistémica y tiene que ver con la corrupción y con su relación política con la extrema derecha. No lo va a tener nada fácil”, se muestran convencidos en el Gobierno.
Sobre el aterrizaje en Madrid del presidente gallego para ponerse al frente de los populares, desde el Ejecutivo empiezan a desdibujar el supuesto perfil de moderación que suele acompañar a la figura de Núñez Feijóo: “¿Moderado?”, se pregunta un alto cargo socialista, que añade: “Cómo se nota que no lo conocéis, es más de derechas que Casado”. También desde el PSOE, un veterano diputado coincide en que “es ahora cuando vamos a conocer al verdadero Feijóo, que es muy de derechas y nada centrado”.
Desde Unidas Podemos reconocen que la salida de Pablo Casado y su relevo por el presidente de la Xunta les hace “estar alerta” porque tienen claro que “Feijóo no es Casado”. Desde el entorno de la vicepresidenta Yolanda Díaz, donde lo conocen bien, sí piensan que respecto a la dirección saliente de Génova, la llegada del líder gallego puede ayudar al PP a redirigir su estrategia y apuntan: “El gallego es muy listo, aquí lo esperamos con ganas”.
“Ganar gobernando”
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En el Ejecutivo subrayan, en cualquier caso, que ahora no tienen la mirada puesta en lo que pasa en el PP: “Nos da igual a quién pongan, la verdad. Lo único que nos interesa es que haya un partido en la oposición que respete las instituciones, un centro derecha como hace falta. Si es así, pues bienvenido sea. Si es para seguir alentando a la extrema derecha, flaco favor le harán al país una vez más”, apunta un miembro de la parte socialista del Gobierno.
Durante su último cara a cara con Casado, el presidente del Gobierno descartó aprovechar la debilidad de los populares para convocar elecciones anticipadas. “España necesita estabilidad y recuperación económica. Por eso, les anuncio que el Gobierno no va a adelantar elecciones generales ni va a disolver de manera anticipada las cortes generales”, aseguró Sánchez.
Desde el Gobierno argumentan que “las elecciones las ganaremos gobernando y no haciendo cálculos sobre lo mal que está el PP. Los que tienen el problema son ellos, nosotros estamos en hacer lo que tenemos que hacer: gestionar la pandemia, hacer que los fondos sirvan para mejorar de verdad la economía y la vida de la gente y ampliando derechos. Lo demás, no va con nosotros”, concluyen.
Asaeteado por los suyos hasta la humillación pública, no encontró Pablo Casado en su despedida del Congreso, sin embargo, a ninguna de las fuerzas políticas de izquierdas apuntándole por su epílogo político y parlamentario. Más bien al contrario. Los partidos del Gobierno dieron muestras durante la última sesión de control con Casado al frente del PP de un notable grado de empatía muy alejado del ensañamiento. “Creo que hemos demostrado ser muy respetuosos con su situación. Mucho más, por cierto, de lo que suelen serlo ellos con nosotros”, exponía un alto dirigente socialista tras el adiós de su contrincante político.