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Política

Gobierno y PSOE se preparan para resistir un "asedio prolongado y sostenido" de la derecha mediática y política

Pedro Sánchez camina por Times Square (Nueva Tork) este jueves.

Fernando Varela

La preocupación es evidente en las filas del PSOE pero la presión del PP, de Ciudadanos y de sus aliados mediáticos, que desde hace varias semanas tratan de ahogar al Gobierno con una ofensiva que busca poner en entredicho la credibilidad de todo el Ejecutivo y que, en su fase más reciente, se ha centrado en el presidente Pedro Sánchez, la ministra de Justicia y el ministro de Ciencia e Innovación, está teniendo el efecto contrario. Los socialistas cierran filas ante lo que consideren una coalición de “las cloacas del Estado” y una versión actualizada de lo que en los noventa se conoció como “el sindicato del crimen”: una alianza de periodistas y políticos dirigida a derribar el Gobierno de Felipe González.

La noticia de Okdiario sobre la sociedad patrimonial que el ministro Pedro Duque creó cuando era astronauta para gestionar dos viviendas en España mientras él y su esposa —diplomática de profesión— vivían en el extranjero ha enfadado a los socialistas y ha colmado la paciencia de muchos de ellos, que desde hace ya varios días asisten con estupor a la repercusión mediática que están teniendo las grabaciones hechas hace nueve años a la ministra Dolores Delgado viniendo, como vienen, del excomisario José Manuel Villarejo, al que todos consideran el epítome del chantajismo político.

La sucesión de informaciones que tratan de comprometer la trayectoria de los miembros del Gobierno ha sido particularmente intensa desde que el líder de Cs, Albert Rivera, introdujo en la agenda pública la supuesta existencia de dudas en torno a la tesis de Pedro Sánchez, provocado así una tormenta política que se ha prolongado hasta ahora, alimentada primero con las grabaciones de Delgado, y después con las acusaciones contra Duque.

A diferencia de los ocurrido con la titular de Sanidad, Carmen Montón, a la que Sánchez acabó dejando caer después de que Eldiario.es diese a conocer un supuesto trato de favor en un máster expedido por la controvertida Universidad Rey Juan Carlos, el PSOE y el Gobierno han tomado conciencia de que la ofensiva para sacar a los socialistas de la Moncloa no va a remitir. Todo lo contrario. Se sienten víctimas de una cacería y no están dispuestos a conceder más piezas al adversario, especialmente si la munición viene de Villarejo o la materia que alimenta el incendio es tan endeble como, aseguran, es la que trata de quemar al ministro de Ciencia e Innovación.

“Hay que pasar olímpicamente”, sostiene gráficamente un parlamentario del PSOE poco sospechoso de ser indulgente con el sanchismo. Lo único que pretenden es desalojar “a cualquier precio” a Sánchez del Gobierno para “devolvérselo a la derecha”, que sigue “sin digerir” la moción de censura que les sacó de la Moncloa con una mayoría en el Congreso más holgada que la que había conseguido Mariano Rajoy. Una actitud en la que observa además rasgos de la peor derecha, la de José María Aznar, y su falta de escrúpulos a la hora de poner los medios que sean necesarios para recuperar el poder.

Intento de chantaje

La sensación en las filas del PSOE es, sobre todo de “indignación”, asegura otra fuente con escaño en el Congreso y asiento en la Ejecutiva del partido. Con el PP y con Ciudadanos pero también con la prensa que, asegura, está prestándose a servir de soporte a la estrategia de Villarejo. “Es un intento de chantaje” en toda regla, sostiene otro dirigente socialista por parte de una derecha que “no tolera el cambio de Gobierno” y sigue sin asumir el resultado de la moción de censura.

El cierre de filas en el PSOE es total, aunque algunas voces, pesimistas pero minoritarias, piensan que no habrá más remedio que anticipar las elecciones y hacerlas coincidir con el superdomingo electoral del próximo 26 de mayo en el que ya está previsto renovar los ayuntamientos, las asambleas autonómicas de trece comunidades y el Parlamento Europeo. Un escenario que algunos consideran más favorable que intentar prolongar la legislatura hasta 2020.

En ese objetivo insistió una vez más Sánchez en una entrevista con la agencia Reuters en Nueva York, donde se encontraba este jueves para participar en la asamblea anual de Naciones Unidas. “Si se prioriza la cooperación para hacer políticas sociales”,declaró, “creo que podemos aguantar hasta 2020 y hacer transformaciones en la sociedad”. Un objetivo sobre el que únicamente reconoció, hipotéticamente, una sombra potencial: si el independentismo catalán “prioriza el conflicto en lugar de la cooperación, la legislatura en España ha terminado y habrá elecciones”.

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En cualquier caso, en el Gobierno tienen “clarísimo” que los acontecimientos de los últimos días responden a una “maniobra política” dirigida a desgastar al Sánchez y a su equipo. Saben además que la tormenta, que consideran artificial, no va a amainar, pero aún así se disponen a seguir adelante. Describen lo que está pasando como “un asedio prolongado y sostenido” pero “muy artificial, hinchado” y “sobreactuado” e insisten en que el Gobierno se ha comprometido a mantener la calma y seguir a lo suyo consciente de que la derecha —PP, Ciudadanos y sus medios afines— van a seguir aplicando la máxima de “crispar todo lo posible” la situación política. Como ya hicieron, recuerdan, en la época de José Luis Rodríguez Zapatero, a quien también negaban la legitimidad por haber ganado las elecciones generales en el contexto de los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004.

En las filas socialistas han asumido el mensaje que el miércoles lanzó Sánchez desde Nueva York: su Gobierno va a luchar contra la corrupción “venga de donde venga” y no va a aceptar chantajes. “Hemos venido a limpiar y vamos a seguir limpiando”. Este es un Ejecutivo “sin hipotecas” y no se va a plegar por lo que diga un corrupto, enfatizó.

En esta línea, Sánchez ha convocado a su Ejecutiva para el próximo lunes. Y los socialistas esperan que su líder enfatice la necesidad de perseverar en los objetivos políticos y hacer oídos sordos al ruido alimentado por la derecha. Lo que la ministra de Defensa, Margarita Robles, llamo este miércoles en el Congreso el “vuelo gallináceo” de la oposición.

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