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Hamás, ETA y la oposición: el error de instrumentalizar la guerra

Un palestino inspecciona los daños en la mezquita de los Mártires de Al Aqsa tras un bombardeo israelí, este domingo.

Michelle (35 años) se mudó a Madrid desde Tel Aviv un 9 de octubre de 2023. Huyó dos días después del ataque de Hamás en Israel. Judía y de nacionalidad argentina e israelí trabajó en ambos países como periodista. Durante el tiempo que lleva en España, además del dolor y la preocupación, lo que más le ha sorprendido es cómo la polarización ha manchado un conflicto cruento y complicado. 

“Con las declaraciones altisonantes que hacen los políticos españoles y cuando intentan vincular los temas de la actualidad internacional con la guerra partidista en España, denotan mucho desconocimiento e ignorancia sobre el conflicto y la historia de Oriente Próximo”, explica. 

Una guerra convertida en asunto partidista 

Como critica Michelle, desde el inicio de esta guerra ha habido, de nuevo, dos bandos. El Partido Popular y Vox se han situado del lado israelí mientras que el Gobierno y los partidos progresistas, tras condenar inequívocamente los atentados de Hamás, han puesto el foco en la ocupación y la matanza que está sufriendo el pueblo palestino. El último era José María Aznar hace unos días cuando declaraba que “si Israel no gana, la batalla será en las costas del sur de Europa”. 

Por su parte, la formación de Santiago Abascal ha sido la que más lejos ha llevado su apoyo a Israel, alineándose con otros partidos islamófobos europeos y declarando su apoyo total a Benjamin Netanyahu. Para la extrema derecha, Israel es un baluarte de la civilización occidental frente al islam. Incluso, dos días después de la matanza de Rafah, Abascal visitó por sorpresa a Netanyahu en Jerusalén. 

ETA y Hamás: una guerra simplificada 

La decisión de Pedro Sánchez en mayo de reconocer el estado de Palestina generó una ola de crispación en la política nacional que la oposición aprovechó para obtener rédito político. Miembros destacados del PP como Isabel Díaz Ayuso o José Luis Martínez Almeida salieron en masa a criticar esta decisión.

La presidenta de Madrid llegó a comparar a Hamás con ETA: “Tú mata, que te daré una comunidad. Tú mata, que yo te daré un estado”, dijo en la Asamblea de Madrid deslizando que la izquierda apoyaba a la milicia. Una simplificación que embarra el debate y obliga a sus seguidores a posicionarse de un lado y de otro en un conflicto extremadamente complejo. 

Hace unos meses, era la vicepresidenta y líder de Sumar Yolanda Díaz la que publicaba un vídeo en el que llamaba a una Palestina libre “desde el río hasta mar”. Una frase utilizada por Hamás en unos estatutos de 2017 que fue vista por la derecha como una consigna antisemita y que provocó que el ministro de Asuntos Exteriores mandase retirar a su embajadora en Madrid. 

Un caldo de cultivo para la desinformación 

La guerra en Oriente Próximo genera un nivel de polarización visceral tan alto que, en España, todavía ni siquiera hay consenso en torno a cómo denominar a Hamás o Israel a nivel político y mediático. Mientras unos califican a Hamás de organización terrorista otros dicen que el terrorismo y el genocidio lo perpetra Israel. ¿Sigue siendo una guerra o es terrorismo de Estado? 

¿Es apología del terrorismo calificar a Hamás como “organización de resistencia”?

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Este nivel de ideologización de la guerra provoca un caldo de cultivo perfecto para la desinformación, convirtiéndose en una herramienta para manipular a la opinión pública y favorecer unos u otros intereses geoestratégicos. El Observatorio Europeo de Medios concluía en un informe que se estaba explotando la crisis de Oriente Próximo para debilitar el apoyo a Ucrania, cuando se vinculaba a Kiev con Hamás a través de bulos. 

En nuestro país, por ejemplo, solo una semana después del 7 de octubre de 2023, Ayuso utilizó la falsa noticia de los 40 bebés decapitados por Hamás para atacar, de nuevo, a Pedro Sánchez. Hace unos meses, era Alberto Núñez Feijóo, quien le acusaba de “usar la muerte de palestinos e israelíes” y afirmaba que el Gobierno quiere la desaparición de Israel. 

En 1921, el historiador Marc Bloch escribía en Reflexiones de un historiador sobre las falsas noticias de la guerra que “un error solo cobra vida con una condición: encontrar en la sociedad en la que se expande. En él, de forma inconsciente, los hombres expresan sus prejuicios, sus odios, sus temores, todas sus emociones”. En el conflicto árabe israelí, los políticos españoles tienen la responsabilidad de no polarizarnos más. Porque nadie debería estar de un bando u otro en una guerra sino de parte de la humanidad.

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