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Ecologismo político

La implosión de Equo: un partido dividido en dos y fuera de Europa en tiempos de emergencia climática

A la izquierda, el hasta ahora europarlamentario de Equo, Florent Marcellesi; a la derecha, su diputado Juantxo López de Uralde.

No ha inspirado muchos titulares en plena vorágine electoral, pero la formación ecologista Equo, el único partido verde del país, está en el momento más complicado de su historia. Se ha abierto un cisma entre dos facciones enfrentadas que, para más inri, están lideradas por los que hasta hace unas semanas eran sus dos coportavoces: Carmen Molina, que dimitió el pasado 17 de abril, y Loïc Alejandro. El resultado ha sido sorprendente por inesperado: se han quedado fuera de las elecciones europeas, a las que se presentaba el eurodiputado Florent Marcellesi, su punta de lanza en Bruselas. En un momento clave para la ecología política y la lucha contra el cambio climático el continente, donde el ascenso de la ultraderecha eurófoba y negacionista puede hacer peligrar los avances del club comunitario, España se queda sin verdes en la cámara. Y los más pesimistas apuntan a la posible disolución de la convergencia nacida en 2011.

La chispa del conflicto, que llevaba gestándose meses, se encendió por las coaliciones de cara a la maratoniana etapa electoral de esta primavera: elecciones generales el 28 de abril y municipales, autonómicas y europeas en el ‘superdomingo’ del 26 de mayo.  En junio de 2018, Equo, Podemos e Izquierda Unida aprobaron un acuerdo marco mediante el cual se comprometían a concurrir juntos a estos comicios, y fue ratificado por la Asamblea del partido verde en octubre del mismo año. La consulta sobre la inclusión en Unidas Podemos de cara a las generales del 28A se celebró entre el 12 y 14 de marzo de este año. El resultado fue favorable a la coalición… por un escaso 51,7% a favor. Las reacciones de los coportavoces ya dejaban entrever diferencias sobre la estrategia política a seguir por Equo. Alejandro, escéptico sobre la visibilidad del partido ecologista dentro de la confluencia morada, aseguró que "más allá del resultado final, la mayoría ha sido corta y nos debe hacer reflexionar". Una autocrítica que no se percibió en las declaraciones de la otra coportavoz, Carmen Molina.

El conflicto soterrado pasó a guerra abierta cuando la mayoría de la Ejecutiva federal decide, desoyendo el marco aprobado en junio de 2018, impulsar entre el 9 y el 11 de abril una consulta en la que se ofrecía, además de la coalición con Podemos, acudir junto a Compromís y otros partidos a las europeas bajo el nombre Compromiso por Europa. El desencadenante fue el puesto en la lista junto a Unidas Podemos que se había acordado para Florent Marcellesi, el eurodiputado de Equo y una de las caras más conocidas de la formación: el 13. Compromiso por Europa le aseguraba el tercer puesto.

Tras la consulta, que arrojó un resultado a favor de la coalición con Compromís por una abrumadora mayoría (un 75,1%), se desató el caos. La coportavoz Carmen Molina denunció la ilegalidad de la consulta, ya que el acuerdo marco de junio de 2018 fue ratificado, además, por la Asamblea del partido que la eligió, tanto a ella como a Alejandro, para liderar la formación ecologista. Antes de presentar su dimisión, por entender que la mayoría de Equo se había decantado por un camino diferente a su apuesta por Unidas Podemos, presentó a la Junta Electoral Central el acuerdo para las europeas con la coalición morada, aunque no había sido ratificado por las bases. Loïc Alejandro, con el apoyo de la mayoría de las bases y de la Ejecutiva del partido, hizo lo mismo con los resultados de la consulta de abril. La Junta pidió a Equo decantarse por una de las dos opciones y, ante la falta de acuerdo, este martes pasado se publicaron en el BOE las candidaturas… sin el partido verde en ningún lado.

Las posturas enfrentadas

Las elecciones del domingo, en las que Equo y el conjunto de las fuerzas progresistas se jugaban mucho ante el auge de la ultraderecha, han limitado el impacto público del cisma. Pero las dos caras más conocidas de la formación pertenecen a bandos distintos, y no ocultan sus desavenencias: Florent Marcellesi, el eurodiputado que no volverá a concurrir al Europarlamento, y Juantxo López de Uralde, que ha vuelto a conseguir un escaño por Álava y, por motivos evidentes, defiende la integración con Unidas Podemos.

"En el contexto actual, las ideas y el trabajo hecho son secundarios frente a la lucha por el trono y el poder", aseguró Marcellesi tras comunicar, en Twitter, que ni él ni Equo estarían en las elecciones europeas. En un comunicado, aludió a un "grupo reducido de personas del partido" que "han maniobrado hasta los últimos momentos en contra de las decisiones democráticas, mayoritarias y legítimas de nuestro partido, de sus bases y de sus órganos" para evitar que Equo formara parte de la coalición Compromiso por Europa y que, por tanto, él ocupara un puesto de salida en una lista. Marcellesi ha rehusado hacer declaraciones a infoLibre sobre el conflicto.

Enfrente, López de Uralde, en conversación con este periódico, diagnostica un "problema político" sobre "dónde debe ubicarse Equo en el contexto actual": él considera que "el espacio natural" es en Unidas Podemos. El diputado, fundador del partido y exdirigente de Greenpeace España, lleva representando años la voz de la confluencia morada en el Congreso en todo lo que a políticas ambientales se refiere.

López de Uralde respalda a la coportavoz Carmen Molina en su decisión de dimitir y, acto seguido, carga contra sus compañeros de partido que impulsaron la consulta que intentó cambiar el rumbo de Equo. Lo critica porque, asegura, "las alianzas deben aprobarse en Asamblea" y el mandato de la última, en octubre, fue claro. Cree que el poco margen con el que se aprobó la pregunta a las bases no dio pie a un debate real y, aunque considera legítimas las aspiraciones de Marcellesi a un mejor puesto en las listas, cree que "eso no justifica hacer saltar todo por los aires. No es aceptable".

"No puedes estar teniendo una incoherencia total en tus relaciones políticas", afirma, en referencia al escenario que se planteaba: concurrir con Podemos e Izquierda Unida en generales, municipales y autonómicas… y con Compromís, entre otros, en las europeas. El diputado de Equo recuerda que la alianza con la coalición valencianista es "políticamente muy débil", asegurando que el partido ecologista tiene vocación federal más allá de regionalismos y que los resultados del partido en las generales le han dado la razón: han pasado de cuatro a un diputado.

Por otro lado, el coportavoz favorable al acuerdo con los valencianistas, Löic Alejandro, rechaza que, como argumentaba su compañera de portavocía, la consulta fuera ilegal, ya que el acuerdo previo señalaba el camino, no cerraba nada. Y contraataca: "Los estatutos dicen que toda alianza debe pasar por una consulta a las bases", más allá del marco aprobado en junio de 2018, algo que Molina no hizo registrando ante la JEC el acuerdo con Podemos. El dirigente ecologista recuerda que estuvieron meses esperando noticias de Podemos para conformar la alianza para las europeas, pero que todo llegó tarde y mal. El puesto ofrecido a Marcellesi, ni de lejos de salida, no era aceptable, considera. Por lo que a principios del mes de abril, el propio Alejandro empezó los contactos para ser parte de Compromiso por Europa, que en pocos días fructificaron.

"Una mayoría cada vez más amplia empezaba a preocuparse. Por mucho que hubiera un acuerdo marco... Podemos debía tratarnos con un poco de respeto y consideración", afirma. Relata que en la reunión de la Ejecutiva federal del 8 de abril donde se estaba barajando que la propia militancia decidiera entre Podemos o Compromís, recibieron un mail de una parte de la Ejecutiva, anunciando el registro de la coalición con la formación morada en la JEC. "Alucinamos completamente", rememora. A su juicio, la cuestión de fondo es un hartazgo en base al trato que el partido verde ha recibido de la formación morada.

Un cansancio que ya se dejó entrever en el ajustado resultado de la consulta sobre las generales. "En 2015 conseguimos tres escaños y ahora la propuesta era de uno, y precisamente el de Juantxo (López de Uralde)", de quien Alejandro opina que "en el Congreso, es el mejor", pero que ha perdido simpatía entre las bases por priorizar los intereses de Unidas Podemos sobre los de la formación ecologista. En su etapa de coportavoz, considera Alejandro, "de cara a la gestión interna, ha generado bastante controversia", en defensa de un modelo organizativo más centralizado frente a las propuestas más federalistas de otros sectores. Unas tensiones que apenas dejaban entrever la profunda división actual y que provocaron, en enero de este año, la dimisión de la coportavoz Rosa Martínez.

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¿Y ahora qué?

"La situación está muy dañada", reconoce López de Uralde. No hay ninguna Asamblea extraordinaria a la vista, ni ningún cónclave próximo que intente cerrar las heridas. Alejandro asegura que en los foros internos de la formación ya hay un número considerable de voces que llaman a una "refundación".  Las diferencias son profundas, el golpe de no presentarse a las europeas será difícil de digerir y su único representante en el Congreso pertenece a una minoría en la formación, como se percibió en la consulta de abril. En tiempos de emergencia climática y ambiental, el partido verde de España está en serio peligro.

 

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