Izquierda alternativa
La izquierda europea dará la batalla para que no se pague la deuda “ilegítima”
"La deuda nos esclaviza", decía ayer viernes Cayo Lara. Con estos o con otros términos, el coordinador federal de Izquierda Unida lleva meses y meses denunciando que el peso de la deuda soberana es excesivo y ahoga a los Estados, y que parte de ella es "ilegítima", porque es achacable a la voracidad de los especuladores, que juegan con la credibilidad de un país para subir la apuesta y hacer caja. Esa petición, que Lara ya ha trasladado a Mariano Rajoy –sin éxito–, está muy metabolizada en las formaciones hermanas en Europa. Tanto que es la primera demanda que figura en el programa de mínimos que las 33 fuerzas integrantes del Partido de la Izquierda Europea (PIE) aprobarán este fin de semana en el IV Congreso que se celebra en Madrid bajo el lema Change Europe. La Europa del trabajo. El documento base servirá de manual de cara a las elecciones a la Eurocámara de mayo de 2014. Unos comicios en los que, por primera vez, el PIE, al igual que los socialdemócratas o los conservadores, elegirá a un dirigente como candidato para la presidencia de la Comisión Europea, si nada se sale del guión. Y será Alexis Tsipras, líder de la coalición griega Syriza.
"No se pagará la deuda. Auditoría ciudadana de las deudas públicas. Cancelación de la deuda ilegítima, reestructuración". El enunciado es breve, conciso. No hace falta explicar más porque el consenso sobre este aspecto es bastante unánime, y las referencias poblaban de hecho los discursos ayer, en la apertura del cónclave. "La deuda es un arma ideológica hoy que justifica las medidas de austeridad", aseguró ante el plenario Pierre Laurent, presidente del PIE y secretario nacional del Partido Comunista Francés (PCF). En otras palabras: que el pago de los intereses de la deuda –que en el caso de España frisará el 100% del PIB en 2014, según las mismas previsiones del Gobierno– es una losa tan pesada que exige sacrificios, y estos recaen sobre las espaldas de los ciudadanos. Eso, para el PIE, dicen los Ejecutivos. Frente a ello, la respuesta de la izquierda alternativa es la quita o la cancelación de la deuda "ilegítima", previa auditoría de las cuentas públicas.
La cuestión de la deuda está encuadrada dentro del capítulo Resistir la austeridad. Por un nuevo modelo de desarrollo. Este es el primer eje del programa de mínimos del PIE [ver aquí en PDF] que está ya consensuado por las 33 fuerzas integrantes –26 miembros de pleno derecho y siete observadoras– y que será validado, en principio sin demasiadas dificultades, en este IV Congreso. Pero hay otros cuatro puntos cardinales de este documento base para las europeas: Retomar el poder por el pueblo. Por una revolución ciudadana; Por una Europa social, la Europa de los derechos; Para el comercio justo con el mundo y Por una Europa de la paz. Las propuestas, aunque genéricas, sirven como anclajes del programa común de unos comicios que, como insistieron ayer todos los oradores, son "decisivas", y en las que el PIE quiere ser un "actor fundamental". La premisa básica, el lema que envuelve todo el texto, de apenas 16 páginas, es un objetivo doble: "Salir de la austeridad, reconstruir Europa".
¿Qué medidas encontramos en el texto? Algunas, las más genéricas, se aprobarán en el cónclave. Las más concretas, las que desarrollan en profundidad cada eje, aún se seguirán discutiendo hasta poco antes de las europeas, y cada país decidirá si ahondar más o menos en cada línea. Las principales propuestas planteadas son las siguientes:
- Creación de un banco público europeo para el desarrollo social y solidario. Al contrario que el Mecanismo de Estabilidad (Mede), "distribuiría los fondos para proyectos sobre la base de criterios sociales y ambientales.
- "Tender al control público y democrático de los sectores estratégicos de la economía en Europa". O sea, caminar hacia la nacionalización de sectores como la energía, el agua...
- Cambio de la producción industrial en Europa, "por razones sociales y ambientales".
- Elaboración de Presupuestos que se centren en "reducir las desigualdades sociales, regionales y de género".
- Reforma fiscal: que los más ricos y los ingresos de capital paguen más.
- Creación de un impuesto europeo sobre las grandes fortunas, que tenga como objetivo "financiar un plan de recuperación de la economía europea". Impuesto sobre las transacciones financieras (tasa Tobin).
- Prohibición de dar ayudas públicas a las empresas que despidan a trabajadores si tienen beneficios.
- Democratización del control del Banco Central Europeo. El BCE, según quiere el PIE, debería financiar proyectos "creadores de puestos de trabajo decente". Además, el supervisor europeo debería prestar dinero a los Estados "a bajo (o nulo) interés", y "sin condicionalidad económica y política".
- Erradicar los paraísos fiscales dentro de la Unión Europea.
- Si hiciera falta recapitalizar los bancos, cosa que el PIE pone en entredicho, estas entidades han de quedar "bajo control democrático" y sometidos "a la propiedad social".
- Cancelación del Tratado de Lisboa, que "aboca a la austeridad".
- Fortalecemiento de las competencias del Parlamento Europeo y de los parlamentos nacionales en detrimento de la Comisión Europea, el ejecutivo comunitario.
- Organización de referéndums sobre los "principales asuntos" que afecten a los ciudadanos en el mayor número posible de países.
- Aumentos de salarios en toda Europa e igualdad de sueldos entre hombres y mujeres.
- Introducción progresiva de un Salario Mínimo Europeo.
- Reducción progresiva de la jornada laboral, en dirección a las 35 horas por semana.
- Garantía de la "equidad, la integridad y el carácter público de los sistemas nacionales de salud".
- Bloqueo de las privatizaciones sanitarias.
- Impulso de una escuela "laica, libre, totalmente financiada por el Estado".
- Provisión de fondos estructurales para rescatar a las personas con riesgo de exclusión social.
- Negativa a la prolongación de la edad de jubilación.
- Derecho al aborto y a la anticoncepción gratuitos y universales y, por descontado, no penalizados.
- Abolición del "inhumano" programa de control de fronteras Frontex.
- Reconocimiento de los derechos de los inmigrantes.
- Rechazo del gran mercado transatlántico (TTIP), porque supone la "desregulación de la sociedad y la pérdida de los avances de la civilización europea".
- Investigación y lucha contra las redes de espionaje.
- Defensa de la cultura de la igualdad, la justicia, la solidaridad y la paz.
- Impulso a la reforma de la ONU para transformarla en un "órgano democrático".
- Disolución de la OTAN.
- Reducción de los gastos de armamento "en todos los países de la UE y en todo el mundo".
- Búsqueda de la paz en el mundo: participar en la reunificación de Chipre, reconocimiento del pueblo kurdo en Turquía, reconocimiento de Palestina. derecho a la autodeterminación de los saharauis...
- Nueva relación con América Latina, basada en la "cooperación y la complementariedad" y derogación de la Posición Común sobre Cuba, vigente desde 1996 y aprobada a instancias del Gobierno de José María Aznar.
"La voz de Tsipras es la voz de la resistencia y la esperanza"
La plataforma programática, al igual que el documento político [consúltalo en PDF], no suscita demasiada controversia entre los 350 compromisarios que asisten al IV Congreso del PIE –cada partido manda una delegación paritaria de 12 delegados, seis hombres y seis mujeres; y España está representada por IU, el PCE y Esquerra Unida i Alternativa (EUiA)–, pero sí otros dos asuntos importantes.
Uno es la candidatura para la Presidencia de la Comisión Europea. En octubre pasado, en el Consejo de Presidentes del PIE, ya se planteó la idea de que la izquierda alternativa eligiera a un aspirante a la jefatura del Gobierno comunitario, y en ese caso no había más que un nombre posible, Alexis Tsipras, líder de Syriza, segunda fuerza política en Grecia, por encima de los socialdemócratas del Pasok. Ese pacto se ha ido consolidando en las últimas semanas, pero es este IV Congreso el que debe tomar la decisión definitiva. En principio, según diversas fuentes consultadas por infoLibre, la candidatura saldrá sin demasiados problemas. En España, por ejemplo, IU y EUiA son claramente partidarias y el PCE, aunque ahormará su posición hoy por la mañana, se inclina por la abstención. No porque no le guste Tsipras, sino porque considera que designar a un aspirante es tanto como darle carta de naturaleza a las instituciones europeas.
Laurent reconoció ante el plenario la existencia de ese debate, pero hizo una encendida defensa del líder heleno: "La voz de Tsipras es la voz de la resistencia y la esperanza frente a los ultraliberales y la extrema derecha. Su candidatura podría aunar y reunir a múltiples ciudadanos y fuerzas políticas. Ha llegado el momento de decidir. La gran mayoría es favorable. Unos partidos no están a favor, pero por oposición a este principio, ya que sería legitimar a una Comisión Europea ilegítiva y antidemocrática".
Tsipras, vicepresidente saliente del PIE, dispondrá este sábado de una plataforma de lujo. A las 12 de la mañana intervendrá ante el plenario. Si se sella su elección, se consagrará como la gran esperanza, el gran referente de la izquierda alternativa en todo el continente. Ya lo era, de alguna forma, como se vio cuando hizo una visita fugaz a Madrid en mayo, invitado por IU. Lo cierto es que ser señalado como candidato a la Comisión –opción harto improbable, pues supondría que el PIE debería crecer muchísimo en mayo de 2014– no le comporta dejar su escaño en Atenas, porque los tratados no exigen que el jefe del Ejecutivo comunitario sea a la vez eurodiputado.
"Consenso a favor de la presidencia colectiva"
El segundo asunto ha aflorado hace menos tiempo, y se ciñe al modelo de dirección. Laurent defendió el "consenso importante a favor de la continuidad de una presidencia colectiva", una "fórmula novedosa" que se implantó en el III Congreso, en París, en 2010, porque "la experiencia ha demostrado que es buena". El presidente del PIE se dijo "disponible" para un segundo mandato.
¿Dónde está el conflicto? Reside en el plantón del Parti de Gauche (PG), que copreside Jean-Luc Mélenchon. El PG es uno de los socios, con el PCF de Laurent, del Front de Gauche, la exitosa coalición nacida en 2009 que se ha ido manteniendo hasta las presidenciales de 2012, en las que el candidato fue precisamente Mélenchon. Ahora, ambos aliados se encuentran embarcados en una guerra fratricida. El PG discrepa de la decisión de Laurent de integrarse en la lista municipal de París que encabeza la socialista Anne Hidalgo, que también acoge a radicales y hasta moderados (MoDem). Mélenchon y el PG, formación ecosocialista surgida en 2009 a partir de la salida de cuadros socialistas, creen un error ir de la mano de Hidalgo ya de partida de cara a las locales de marzo de 2014.
El conflicto se ha trasladado al PIE porque Mélenchon –que no está presente en el IV Congreso y se ha marchado a Ecuador– y sus partidarios quieren que haya una copresidencia –dos jefes, un hombre y una mujer–, a imagen y semejanza del PG. Ahí es donde está la discusión ahora. Según varias fuentes consultadas, es difícil que se apruebe su pretensión, pero lo cierto es que se ha cruzado en un debate habitualmente pacífico y anodino como el de las asambleas del PIE. "En principio, podría estar de acuerdo con que haya un coliderazgo, pero no si esto se utiliza para una batalla interna", analiza una dirigente del PCE. Entre los asistentes al cónclave ha sentado mal que se traslade una cuita interna de un país, cuando en los congresos del PIE prima la unidad y la aprobación de los documentos casi por unanimidad, sin controversia. "Es como cuando llevábamos nosotros en su día nuestras peleas con Gaspar [Llamazares, en las épocas convulsas de IU]. No, para eso no está el PIE", añade esta fuente.
La izquierda europea desinfla su propuesta de que no se pague la deuda soberana “ilegítima”
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El pulso entre Laurent y el ausente Mélenchon tiene todos los números para decantarse a favor del primero. Pero aún quedan dos jornadas de debate en el hotel Auditórium de Madrid.