“Vamos en la buena dirección”. Esta reflexión sale de la calle Ferraz con las encuestas sobre la mesa. Los socialistas han diseñado una hoja de ruta de cara a las próximas elecciones generales, confiando en darle la vuelta a los sondeos y conservar La Moncloa el año que viene. Poco a poco, dicen, ya empiezan a ver resultados.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha redoblado su ofensiva desde la izquierda durante estos días. Va a por todas, no va a dejar que Alberto Núñez Feijóo se pasee sin mojarse durante estos meses. Y el dirigente socialista piensa tirar de determinación para seguir al frente del Gobierno tras 2023.
Y todo con un “discurso claro”, como subrayan fuentes de La Moncloa. El PSOE representa a la clase media y trabajadora frente a un PP entregado al beneficio de los ricos. Esta línea ha sido ahondada a lo largo de la semana por varios frente por parte del Gobierno socialista. Un paso determinante: la presentación de los Presupuestos Generales con el mayor gasto social de la historia de España.
Ahora se centrarán en explicarlos en todos los rincones del país. “Son unos muy buenos presupuestos, hay que resaltar las diferencias con los que aprobó el PP de Mariano Rajoy para 2018”, comentan en el entorno del presidente. Unas cuentas muy a la izquierda, acompañadas con un paquete fiscal con un impuesto a las grandes fortunas y alivios fiscales para las rentas inferiores a 21.000 euros.
Esto lo puso en valor el propio Sánchez este miércoles en la sesión de control al Gobierno en el Congreso tras ausentarse una semana por covid-19. Acorralando al Partido Popular con The Economist (la biblia de los liberales) en las manos para poner de ejemplo el fracaso en Reino Unido con su intento de bajada masiva de impuestos y el consiguiente desplome de la libra. “Lo antiguo es bajar los impuestos a los ricos”, sostuvo.
"Picando piedra": luchando para animar al votante progresista
¿Pero este discurso servirá a Sánchez para darle la vuelta a las encuestas? Entre la mayoría de los dirigentes socialistas la respuesta es que sí. Según fuentes del partido, en las encuestas ya se ve que esta estrategia suma y que se está diluyendo el llamado efecto Feijóo. “Estamos picando piedra”, resaltan en la calle de Ferraz, vaticinando que irán remontando en los próximos meses y que también les beneficiará esa exposición del presidente del PP, del que sólo se conocían a nivel nacional breves declaraciones “en las que parecía que tenía sentido de Estado”.
Pero hay una cosa, especialmente, que preocupa entre los socialistas: la desmovilización del electorado progresista. Este será uno de los factores clave, entienden en el PSOE, de cara a las próximas elecciones. Normalmente, analizan fuentes socialistas, sus votantes se animan más tarde, pero el discurso de Sánchez más hacia la izquierda ayuda desde estos momentos. Porque, entre otras cosas, leen en Ferraz que, a pesar de que el Partido Popular aparece primero en escaños en las encuestas, las medidas del Gobierno están muy bien valoradas por los ciudadanos, como indicaba el barómetro de 40dB para El País, y hay un empate técnico.
Lo que da ánimos a muchos en el partido es la ofensiva de Pedro Sánchez desde la izquierda y su discurso más potente potenciado desde el debate sobre el estado de la Nación, que se ha visto todavía más realzado en el inicio del curso político. Como dice una de sus personas de máxima confianza de Sánchez en el partido: “El presidente del Gobierno tiene motivos para ir a por todas. Va camino de aprobar los terceros presupuestos en tiempo y forma, y proporcionar la estabilidad que el país requiere, máxime en un contexto tan complejo. Tiene una hoja de servicios bien acreditada y datos que la avalan, como las mejores cifras de empleo desde 2008 a pesar de estar atravesando dos de las mayores crisis de nuestra historia”.
“Y debe ir a por todas, porque es un presidente con un proyecto de transformaciones del país a desarrollar, pensando en la mayoría social, en modernizar este país y hacerlo avanzar sobre una base de progreso justo y equitativo”, añade.
Al barro parlamentario
A pesar de las encuestas, el “optimismo” está presente en el Consejo de Ministros, como reconoce un miembro del Ejecutivo. “Poco a poco, la remontada”, resume. A pesar del ruido mediático y entre los propios socios, en el Gobierno destacan la estabilidad que se ha conseguido durante estos años (sacando tres cuentas públicas seguidas) y confiando en que los ciudadanos apreciarán las medidas que se han tomado en momentos tan duros.
Sánchez va, en este sentido, a redoblar su presencia en la calle y también en los debates parlamentarios. De hecho, en esta estrategia ha pedido comparecer en las Cortes en las dos próximas semanas. El día 13 lo hará en el Congreso de los Diputados. Y tendrá especial interés el día 18 en el Senado, donde volverá a confrontar directamente con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en una cita que tendrá como motivo informar a la Cámara sobre las medidas económicas y fiscales adoptadas por el Gobierno y el papel de las autonomías “en su implementación y en el mantenimiento del Estado del Bienestar”. Es decir, se enfrentarán los dos modelos económicos, con el PP abanderando el dumping fiscal y el PSOE con impuestos a los ricos. Va camino de ser casi un debate electoral. El jefe del Ejecutivo salió muy contento del primer ‘cara a cara’ en septiembre contra el líder de la oposición y sostienen en su entorno que esto le beneficia y que el gallego no es tan buen parlamentario como se auguraba desde las filas populares. No obstante, hay parlamentarios que avisan que la cosa no está para tirar cohetes todavía y que la "calle está regular" con el PSOE, pero que el PP está creyéndose una victoria demasiado rápido.
“Al PP se le van a hacer muy largos estos meses”, vaticinan en el PSOE. Además, Ferraz que las elecciones municipales y autonómicas irán bien, conservando la mayoría de su poder. El problema puede venir más por sus socios a la izquierda, algo que también preocupa de cara a las generales. Como señalan en la dirección socialista: “Necesitamos que vayan unidos UP y Yolanda Díaz y que sea un proyecto sólido”. Hay preocupación en este sentido.
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Otra de las interpretaciones sobre las encuestas que hacen en Ferraz es que siguiendo la curva de los últimos días, el PSOE tiene un suelo que ya no se mueve y que sólo puede ir hacia arriba después de haber pasado los meses más malos y tras la llegada de Feijóo. En cambio, los estudiosos en encuestas socialistas destacan que la curva de PP tiene muchos más picos, que fluctúa más y que esto hace que pueda registrar bajones también a partir de ahora. Es más volátil, se fijan. Lo que está descartado totalmente en el cuartel general del PSOE es un superdomingo electoral el 28 de mayo.
Siempre conscientes de la importancia de esas elecciones municipales y autonómicas. Hay varios puntos calientes para el PSOE. Uno de ellos es lo que pase en la Comunidad Valenciana, su mayor bastión por población. Pero se mira también mucho a dos ayuntamientos: Madrid y Sevilla. Creen que en la capital puede haber sorpresas y esperan que el candidato, aún sin revelar, pueda disputar de “tú a tú” el Palacio de Cibeles a José Luis Martínez-Almeida. A la vez, la capital de Andalucía es otra obsesión para Ferraz. Es la ciudad más grande con alcalde del puño y la rosa y analizan que Antonio Muñoz ha calado bien como sustituto de Juan Espadas. La pérdida de Sevilla sería un duro golpe.
Sánchez se va a mojar de lleno en todas estas batallas territoriales, como comentan los suyos. Pero no será una cosa que se dejará para mayo, sino un trabajo de meses. Este mismo fin de semana estará junto al líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato, en un acto en Getafe el sábado por la mañana. Y llegará con los presupuestos ya registrados en la Cámara y con la idea de explicar el aumento en gasto social como bandera.
“Vamos en la buena dirección”. Esta reflexión sale de la calle Ferraz con las encuestas sobre la mesa. Los socialistas han diseñado una hoja de ruta de cara a las próximas elecciones generales, confiando en darle la vuelta a los sondeos y conservar La Moncloa el año que viene. Poco a poco, dicen, ya empiezan a ver resultados.