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Memoria histórica

El movimiento memorialista protesta por la aparición de una fosa común en un programa sobre hechos paranormales

Una imagen del programa de 'Cuarto milenio' sobre la fosa de Medina del Campo.

A lo largo de los poco más de diez minutos que dura la pieza, no se pronuncia una sola vez la palabra Franco, ni franquismo. El campo semántico en el que se desarrolla el reportaje audiovisual, propio de Cuarto milenio, no es el de la represión sino el del escalofrío, los ruidos inexplicables, las sensaciones inquietantes... En resumen, el misterio: lo propio del programa de Iker Jiménez. Y de fondo, una música de película de terror. ¿Es ese el espacio adecuado para abordar una matanza de la Guerra Civil? Más precisamente, ¿es ese el espacio adecuado para que los responsables de la exhumación, financiada con fondos públicos, expliquen su trabajo? A juicio de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, en absoluto.

La organización que preside Emilio Silva registró el lunes un escrito en la Junta de Castilla y León, al que ha tenido acceso infoLibre, en el denunciaba la participación de parte del equipo técnico de la exhumación de víctimas de la represión franquista en la conocida como “bodega de Los Alfredos”, en Medina del Campo (Valladolid), en el programa Cuarto milenio, donde se inserta lo ocurrido en un relato paranormal.

La solicitud de la asociación memorialista expone lo siguiente:

“La aparición en el programa Cuarto milenio de una fosa común qué está siendo exhumada con recursos públicos de la Junta de Castilla y León ha generado quejas y malestar de algunos familiares contra el papel del arqueólogo Julio del Olmo, que aparece en el citado programa cooperando en un relato que vinculaba la existencia de ese enterramiento de personas asesinadas por la represión franquista con fenómenos paranormales. Permitir y participar en un programa que trata de convertir la terrible realidad de un grupo de familias en un fenómeno paranormal supera cualquier límite de respeto a la labor que desempeña un equipo técnico en la exhumación de una fosa común, que no puede gestionar como le dé la gana el relato que llevan a cabo los medios de comunicación acerca las fosas o de su labor en las exhumaciones”.

“Queremos solicitar a la Junta de Castilla y León en el marco de sus políticas de memoria y de la financiación que hace de proyectos de exhumación de fosas comunes que elabore un protocolo que defina cuál es el papel del equipo técnico en la exhumación de una fosa, cuál es el papel de los familiares, que debe ser central tanto en la búsqueda de los desaparecidos como en el relato público de lo allí ocurrido. Las familias tienen que ser las responsables directas a las que se les consulte y que autoricen cualquier acción comunicativa siempre dentro de los criterios de respeto a la libertad de expresión”.

“Desde cualquier punto de vista no se puede permitir que el criterio personal de un arqueólogo o coordinador de las exhumaciones pueda [llevar] a cabo cualquier decisión de la que no sean copartícipes los familiares y que en cualquier caso no distorsionen ni avergüencen a las familias que están implicadas en la búsqueda de esos desaparecidos. Asimismo, consideramos que debe existir algún régimen sancionador para casos como el ocurrido en el que el responsable de un proyecto que cuenta con la aprobación y la financiación de la Junta de Castilla y León se ha sentado a ser entrevistado por un programa de misterio participando del relato de lo ocurrido con esos crímenes”.

Además, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha emitido un comunicado en el que añade: “Lo único 'paranormal' en torno a las fosas del franquismo es que existan tal y como están cuarenta y cinco años después de muerto el dictador”. La ARMH amplía al Gobierno central la solicitud de crear un protocolo para “poner límites a quienes son capaces de añadir a las terribles experiencias de las familias represaliadas este tipo de informaciones”. La Junta de Castilla y León señaló a este periódico que dará respuesta a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

El programa

El programa fue emitido en Cuatro el 20 de septiembre [ver aquí]. Tras una primera parte dedicada a las circunstancias de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, Iker Jiménez da pie al reportaje sobre esta fosa común en estos términos: Nos metemos de lleno en el misterio”. Un periodista, Alfon Arranz, introduce el reportaje explicando fenómenos extraños en el Palacio Testamentario de Medina del Campo, entre ellos “ruidos sin explicación”, personas que notan “cómo les traspasa algo”. De ahí el programa va al caserío Casa Alfredo, a una bodega industrial del siglo XVIII en la que han aparecido los restos de 23 hombres y tres mujeres, asesinados el 8 de diciembre de 1936.

Ahí se desarrolla una exhumación, realizada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid, con una subvención de la Junta de Castilla y León de 52.800 euros. El periodista Arranz señala que hay “familiares” que, sin saber que sus seres queridos habían ido a parar a esta fosa, “han visitado el Palacio Testamentario y han tenido sensaciones desagradables, se han encontrado mal, han tenido sentimientos que los han desubicado, de tristeza, de pena”. Así lo ratifica una mujer, nieta de una víctima. Según Arranz, “todos los arqueólogos inciden en lo mismo”, es decir, en que sufren un “malestar general” en esa fosa, una “sensación” de una “intensidad” que no habían tenido.

Los arqueólogos

Lo más problemático del documental es la aparición de Julio del Olmo, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid, y Marta Escribano, otra arqueóloga de la asociación, que aparecen en el programa para apuntalar este relato. “Es un lugar que te sobrecoge. Hay una tensión dentro del espacio que hace que te sientas complemente sobrecogido, y además con una sensación de angustia. Es algo que no ocurrió [sólo] el primer día, aquí hemos estado trabajando meses, y personalmente yo es algo que he sentido a diario, y que ahora mismo que estoy sentado aquí, y llevo un rato corto, y no estoy solo, sino en compañía, yo esa especie de presión es algo que noto continuamente”. Escribano apunta: “A mí me dijeron 'baja que vas a alucinar'. Esas fueron sus palabras, 'baja que vas a alucinar'. Te presiona el ambiente, yo estaba como nerviosa, mientras íbamos paseando por los pasillos, iba nerviosa y alucinada, aquí se notaba algo que te angustiaba, que te generaba como escalofríos, como nervios...”. En otro momento, señala. “[Es] como que te estaban mirando. Como que alguien te estaba diciendo 'haz las cosas bien, por favor'”.

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La asociación que preside Emilio Silva ha anunciado que presentará una reclamación ante el Registro Nacional de Asociaciones para que se obligue a la asociación vallisoletana a cambiar su nombre y “evitar así la posible confusión pública del papel que desarrollan ambos colectivos”. Pretende así desvincularse de la asociación castellana. Julio del Olmo, el presidente de la asociación vallisoletana, el arqueólogo que aparece en Cuarto milenio, se muestra molesto con Silva. “No hay nada que desvincular, porque no tenemos ninguna vinculación. Eso es arrogarse un estatus que no tiene”, señala, mientras trabaja ahora en un pozo cercano a la bodega. En conversación telefónica con este periódico, el arqueólogo rechaza en principio dar explicaciones sobre su aparición en el programa y abunda en el trabajo que está realizando la asociación: “Nos constituimos legalmente en 2002. Nos dedicamos a la investigación. Tenemos siete publicaciones. Nos dedicamos a la búsqueda de desaparecidos. Ya hemos abierto una cuarentena de fosas y hemos conseguido recuperar a más de 520 personas. No nos dedicamos a contestar polémicas”. Finalmente, ofrece un breve comentario sobre su participación en Cuarto milenio: “Valoramos los efectos positivos y negativos. Lo decidimos así y no nos arrepentimos”.

La asociación sociocultural Ánfora, que trabaja en un documental sobre la represión franquista que arrancó precisamente en la bodega de Medina del Campo, ha emitido un comunicado criticando a Del Olmo. “Esta asociación [...] ha argumentado y justificado con su testimonio (fielmente reflejado y difundido en el mismo) la dimensión parapsicológica y esotérica de ese yacimiento arqueológico, relacionando sin pudor ni vergüenza alguna a las víctimas del genocidio con fenómenos paranormales. No hubo en ese programa ni una sola aportación o reflexión digna de ser considerada como tal sobre la memoria histórica, sólo fue una utilización descarada y manipuladora [...]”, señala Ánfora.

Esta asociación sociocultural afirma que la asociación vallisoletana se opuso a facilitar entrevistas para su documental y finalmente suspendió su colaboración inicial con el mismo. Ánfora ha reclamado a la Junta y al Ayuntamiento de Medina del Campo que manifiesten públicamente “si es de recibo que una asociación subvencionada con fondos y recursos públicos se preste a jugar con la memoria de las víctimas del genocidio en un programa que habla de fantasmas y fenómenos paranormales”. José Ramón Rebollada, presidente de Ánfora, explica a infoLibre que “mezclar la memoria de los represaliados con el esoterismo y lo paranormal atenta contra la dignidad de las víctimas”, y colaborar con ello desde la memoria histórica supone “una irresponsabilidad”.

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