Norte Joven, la ONG que da una "segunda oportunidad" a migrantes en España

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Nunca te rindas. Ese es el mensaje de bienvenida que refleja el cartel de la entrada a la ONG Norte Joven, en uno de sus tres centros en la Comunidad de Madrid, ubicado en Alcobendas. Por sus puertas pasan multitud de jóvenes, historias y sueños.

A través del activismo social de un grupo de amigos en Fuencarral, se pusieron los primeros ladrillos para construir una organización sin ánimo de lucro cuya misión explica Mercedes Negueruela, su directora desde 2012: "Queremos combatir el fracaso escolar, la falta de cualificación para poder trabajar y dar segundas oportunidades a jóvenes que las necesiten". Hoy en día la entidad esta compuesta por 46 profesionales y más de 200 voluntarios y voluntarias. Su desafío final es, como cuenta Negueruela, "que estos jóvenes tengan una integración real en la sociedad y puedan ser independientes".

Ese premio es mucho mayor para aquellos que, huyendo de situaciones complicadas, han logrado empezar una nueva vida en otro continente. Es el caso de las personas migrantes. "Desde que llegué a Norte Joven, he querido formarme más que nunca", asegura Zineb, una de las jóvenes que vino a España para hallar su propio camino. Según los últimos datos del INE, de la población total registrada en España, 6.089.620 son extranjeros. De estos últimos, 2.645.755 están afiliados a la Seguridad Social y 355.910 son demandantes de trabajo. Así, los ocupados extranjeros representan, en términos de la EPA, un 16% de un mercado laboral total superior a los 20 millones de empleos. "Entras a Norte Joven sin saber, luego sales sabiendo de todo", cuenta Sadiq, otro de los jóvenes reconducidos social y laboralmente por la organización. Para jóvenes migrantes como Zineb y Sadiq la recompensa no es sólo dejar atrás su pasado, es encontrar la llave hacia una nueva vida.

Zineb

Con 22 años, Zineb se encuentra estos días en periodo de exámenes, así que lo más frecuente es encontrarla en la biblioteca estudiando. Cuando termine, empezará con las prácticas, el último paso antes de acabar el curso de auxiliar de enfermería. A Zineb le apasiona la medicina, pero hasta llegar aquí su vida ha dado muchas vueltas. Primero optó por la cocina, aunque lo acabó dejando de lado. "Cuando me metí a trabajar, me di cuenta de que no era para mí", comenta. También intentó ser azafata. Fue en ese curso y, gracias a las asignaturas relacionadas con la sanidad, cuando lo vio claro. Hoy está camino de cumplir con su deseo laboral, pero este afán por aprender y por descubrir nuevas cosas le viene desde mucho tiempo atrás.

Al cumplir 16 años, llegó a España procedente de Marruecos. Su padre, ya nacionalizado, fue el encargado de facilitar su traslado a la península. "Vine aquí para estudiar porque en Marruecos no había podido", asegura Zineb. "Allí no tenía esperanza, no tenía nada, solo tenía el objetivo de casarme con 15 años y tener una vida como la de mi madre, mi hermana, la de muchas mujeres que viven allí." Ella tenía otros planes: encontrar un futuro mejor.

Pero la tarea no iba a ser sencilla. El primer escollo que se encontró fue la barrera del idioma, además de tener que acostumbrarse a su nueva rutina. Con la entrada en el colegio, notó los primeros cambios. "Tenía la mentalidad muy marroquí, muy cerrada, pero cuando vine aquí se dio la vuelta. A partir del segundo año, me fui acostumbrando". El viento se le volvió en contra cuando su padre le dijo que no podía seguir pagando el centro privado, así que tuvo que empezar a buscar otras alternativas. Esa búsqueda la llevó en febrero de 2020 a Norte Joven. Gracias a la ONG pudo terminar la educación secundaria y así empezar el camino de su vida actual, dejando a aquella joven marroquí sin esperanzas ni expectativas en el olvido. "Cada vez que hago una cosa se me abre otra nueva puerta, al final estoy en muchos lados", afirma. "Me entró el apetito por estudiar y ahora tengo lo que antes no tenía." Tras un rato pensativa, Zineb define su situación así: "Ahora tengo ganas de comerme el mundo". 

Sadiq

Con casi 34 años, Sadiq trabaja en una compañía experta en geotermia. Lleva allí desde 2020 y hace 2 años que ascendió a encargado para gestionar su propio equipo. Generoso y empático, funciona como un guía para aquellos que necesitan ayuda, ya sea con trámites administrativos, apoyo económico y formativo, o incluso ofreciendo su casa como lugar de acogida. "Yo sé lo que he pasado. Siempre pienso que si ayudas a una persona, la vida te lo va a recompensar", comenta Sadiq. Su periplo vital ha sido complejo, pero siempre le ha acompañado una mochila cargada de esfuerzo, resistencia y fe.

En el 2012, Sadiq llegó a España desde Somalia después de un viaje de más de un mes, en el que atravesó cinco países (Kenia, Sudán, Libia, Argelia y Marruecos) hasta llegar a Melilla. "Fue un camino con muchos muros. Cuando estás huyendo de la guerra de tu país y aquí no conoces el idioma, no tienes familia, no tienes nada ni a nadie, se hace todo muy complicado", aclara. En España, fue incluido en un centro de refugiados, en el que permaneció durante 2 años, y comenzó a percibir una renta mínima de inserción.

Para poner la primera piedra en el camino, Sadiq continuó con su andanza y viajó hasta Siguenza, para aprender castellano. Tras seis meses de estancia y haber trabajado en un almacén, se encontró con una disyuntiva: quedarse en Guadalajara o buscar nuevas oportunidades. "Madrid es una cuna de posibilidades. Mi plan era estudiar secundaria y un curso formativo para luego poder trabajar profesionalmente", indica. "Si no estudias no puedes llegar a crecer". Al llegar, ingresó en los Servicios Sociales de Alcobendas y se sentó a esperar "la oportunidad".

Finalmente, en 2018, Sadiq fue derivado a Norte Joven. En tan solo dos años se sacó tanto la ESO como un curso de electricidad y, la ONG, tras acabar su formación, le introdujo en el mercado laboral, consiguiéndole un empleo estable. "Hasta que no encuentres trabajo, ellos (Norte Joven) no te sueltan". Dejaba atrás muchos años de sufrimiento y obstáculos gracias a una resiliencia en la que no ha faltado nunca la fortaleza mental, algo que Norte Joven ha potenciado desde su llegada. "Te cuidan, te motivan, te ayudan a nunca bajar los brazos", lo tiene claro, "son como una familia".

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"Es un proceso que en ese sentido es recíproco, les ayudamos y ellos ayudan al país. ¿Por qué no va a poder trabajar aquí una persona que viene de fuera?, exclama la directora Mercedes Negueruela.

"Si te paras a mirar en cualquier trabajo, vas a encontrar un migrante. Tienen un impacto gigante en la economía", sostiene Sadiq. "Somos necesarios para el crecimiento de cualquier país", apunta Zineb. Sin embargo, en los últimos años se han extendido los mensajes en contra de la inmigración por parte de la ultraderecha. Santiago Abascal, líder de Vox, ha llegado a decir en el Congreso de los diputados que las políticas migratorias "quieren amordazar a los españoles" y ha descrito a los migrantes como "enemigos de los españoles" diciendo además que "asaltan nuestras fronteras". Mensajes que no son inocuos: según los últimos datos del barómetro del CIS de mayo, el 11,7% de la población piensa que uno de los principales problemas que existen en España es la inmigración. El año pasado, España registró un 33% más de delitos de odio, más de 600 de estos incidentes tuvo que ver con racismo y xenofobia, según datos del ministerio de Interior.

¿De dónde viene este odio? "Hay xenofobia porque la gente no te conoce", asevera Sadiq, "Es ignorancia. Alguien que es xenófobo es ignorante", concluye. Para acabar con este estigma, la directora de Norte Joven lo tiene claro: "Hay que sensibilizar a la ciudadanía".

Nunca te rindas. Ese es el mensaje de bienvenida que refleja el cartel de la entrada a la ONG Norte Joven, en uno de sus tres centros en la Comunidad de Madrid, ubicado en Alcobendas. Por sus puertas pasan multitud de jóvenes, historias y sueños.

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