Operación prietas las filas: la cúpula de ERC intenta posponer el debate interno hasta después del 9J

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Esquerra es un partido noqueado. En shock, no se acaba de creer lo que ha pasado. Su batacazo es de tal dimensión que no ha acabado de digerirlo. Todo puede pasar ahora dentro de la formación republicana. Pero la actual cúpula se ha conjurado para evitar que estalle todo por los aires durante la campaña de las elecciones europeas. La consigna es evitar que el choque interno sea inminente.

En ERC no dan pistas sobre qué van a hacer de cara a la investidura de Salvador Illa. Y se preparan para una profunda travesía por el desierto que desembocará en el congreso del 30 de noviembre donde saldrá la futura cúpula del partido. Pero fuentes republicanas deslizan que, pese al duro golpe, hay que tratar de que no explote una guerra interna antes de las elecciones europeas. Esto podría ser mortal para una formación que ha encadenado golpe tras golpe durante las elecciones municipales, generales y en las autonómicas ahora.

El debate sucesorio llegará en un momento en el que Pere Aragonès ha dado un paso atrás por el mal resultado del 12M. El todavía president de la Generalitat se quedará en su puesto hasta que se produzca la sucesión en el Palau y luego dejará la primera línea política. Tampoco quiere seguir en su papel de secretaria general Marta Rovira, que no se presentará para la reelección y que está todavía pendiente de volver a España si los jueces le aplican la ley de amnistía (que todavía tiene que ser aprobada el próximo día 30 en el Congreso).

Ganar tiempo

Las miradas están puestas ahora mismo en Oriol Junqueras. El actual líder de la formación ha tomado una decisión intermedia: seguirá en su puesto hasta las europeas y luego se dedicará a escuchar a la militancia y a la sociedad para ver si tiene posibilidades de mantenerse en el cargo en el congreso de noviembre. Su idea es estar “a pie de calle” para reconstruir al partido y entender por qué los votantes han dado la espalda (han perdido 13 escaños y se han quedado con 20 en la tercera posición en el Parlament) a su vía pragmática que dio frutos como los indultos, la reforma de la sedición y la puesta en marcha de la amnistía. “Ha habido unos malos resultados y hay que hacer cambios”, resumen desde el corazón del partido.

El movimiento de convocar un congreso en noviembre por parte de la cúpula de ERC busca poner un horizonte temporal y aplazar esa guerra interna. Pero los republicanos tienen que tomar antes una decisión crucial: permitir o no la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Por el momento se limitan a decir que estarán en la oposición y echan el balón, como hizo Junqueras en su rueda de prensa de este jueves, a un supuesto entendimiento entre el PSC y Junts. Se trata de ganar tiempo y evitar la máxima presión.

Además, se limitan a señalar que ese voto pasará por los órganos de dirección correspondientes, y en ningún momento se ha dejado caer la posibilidad de si será sometido al escrutinio de sus militantes (por ejemplo el pacto con el PSOE en el Congreso sí fue consultado con las bases). En aquella votación el 89% apoyó esa vía pragmática (con acuerdos como la quita de la deuda y el traspaso de Rodalies), pero sólo participó el 43,61% de la militancia republicana.

El sector crítico empieza a asomarse

Pero el contexto es totalmente diferente: el electorado ha engrosado los escaños del PSC y, además, Carles Puigdemont logró subir y convertirse de nuevo en el referente del independentismo. Esto ha provocado también el enfado de una parte de Esquerra que prefería una línea más ortodoxa y menos pactista. La dirección no sabe todavía calibrar hasta qué punto las bases quieren un giro hacia posiciones más duras respecto a la independencia y la relación con los socialistas. Los críticos ya están floreciendo en redes sociales y el sector agrupado bajo el nombre de Col-lectiu Primer d’Octubre está presionando ya. En la red social X agradecieron a Junqueras que los escuchara y convocara el cónclave en noviembre: “Ahora toca trabajar con toda la militancia para redirigir la estrategia política poniendo la independencia como primer objetivo y recuperar la confianza de los votantes”. Miembros de esta facción han llegado a decir que el actual líder de Esquerra es “el Carrizosa” del partido, en relación al diputado de Cs que ha terminado de hundir a los naranjas.

Este colectivo también está presionando para evitar que los republicanos entren en la ecuación que acabe con Illa como president de la Generalitat. “Decimos no a cualquier candidato socialista, cómplices del 155”. Estos postulados son totalmente contrarios a los de la otra alma de la ERC pactista, cuya voz la está poniendo en estos momentos Joan Tardà, exdiputado en el Congreso y uno de los referentes morales del partido durante las últimas décadas.

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Por el momento, los grandes nombres de Esquerra, a excepción de Tardá, guardan silencio sobre qué postura van a defender. La primera gran prueba de fuego será la composición de la Mesa del Parlament, que se producirá previsiblemente el 10 de junio, un día después de la celebración de las elecciones europeas. Esto puede suponer que no se desvele un primer acuerdo o desacuerdo con el PSC hasta misma jornada para no contaminar la campaña electoral. Su idea pasa por hacer una “oposición de carácter colaborativo”.

El PSC espera que ERC digiera el resultado

En el otro lado, los socialistas son conscientes de la situación que está viviendo Esquerra. Por eso, Illa y su núcleo duro creen que hay que dejar a los republicanos que reposen lo que ha pasado y no van a presionarles ya para que voten su candidatura. Los socialistas entienden que los republicanos necesitan calma, pero confían en que al final se avengan a no bloquear la investidura. Además, esperan que prime la E de Esquerra en estos momentos frente al eje soberanista. Otro de los factores que también analizan en Pallars y en Ferraz es que podría ser un suicidio mayor para Esquerra forzar otras elecciones en un momento en el que han puesto hasta en barbecho su liderazgo.

La marcha de Aragonès, el sempiterno delfín de Junqueras, supone también el fracaso de la hoja de ruta de sucesión de una nueva generación de Esquerra. Ahora es el propio Junqueras el que intenta mantener la cohesión del partido, en el que ahora no quieren entrar en el baile de nombres, pero que será inevitable en los próximos meses. Durante estos años se ha mimado también mucho la presencia de Marta Vilalta, que ha ejercido como portavoz. Además, siempre ha estado preparado para cualquier paso el expresident del Parlament Roger Torrent, mientras que Gabriel Rufián (ERC) ha perdido fuerza interna durante los últimos años. En todo este proceso también tendrán un papel esencial, ante la caída del poder de la Generalitat, los dirigentes al frente de las principales alcaldías: Marc Aloy (Manresa), Adam Tomàs (Amposta), Dionis Guiteras (Moià), Carlos Brull (Falset) y Alba Pijuan (Tàrrega).

Esquerra es un partido noqueado. En shock, no se acaba de creer lo que ha pasado. Su batacazo es de tal dimensión que no ha acabado de digerirlo. Todo puede pasar ahora dentro de la formación republicana. Pero la actual cúpula se ha conjurado para evitar que estalle todo por los aires durante la campaña de las elecciones europeas. La consigna es evitar que el choque interno sea inminente.

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