La invasión de Gaza
El PP cierra filas con Israel, ignora a los palestinos y trata de agitar el conflicto contra el Gobierno
Oficialmente el Partido Popular está a favor de resolver el conflicto entre Israel y Palestina “por medio de la solución de dos Estados”. Es lo que propuso en el programa electoral con el que Alberto Núñez Feijóo se presentó a las elecciones generales el pasado 23 de julio, en línea con la resolución del Congreso de los Diputados de 2014 en la que el PP respaldó “instar al Gobierno”, entonces presidido por Mariano Rajoy, “a impulsar el reconocimiento de Palestina como Estado”.
La solución de los dos Estados es la misma que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha invocado estos días como la única manera de resolver definitivamente un conflicto que supera los 75 años de antigüedad y que por el camino se ha cobrado —y todavía se cobra— decenas de miles de vidas. Pero el PP ya no la cita.
Pero, preguntado al respecto hace dos semanas, el portavoz de Feijóo, Borja Sémper, respondió con evasivas. “Sería un irresponsable”, dijo, “si pretendiera aquí compartir con ustedes una posición que soluciona el conflicto en Oriente Medio”.
Desde que Hamás atacó Israel, el pasado 7 de octubre, el PP ha adoptado una posición de apoyo cerrado a Israel, en nombre de su derecho a defenderse, ha ignorado sistemáticamente los derechos de los civiles palestinos que están siendo masacrados por las bombas y los disparos del ejército israelí y, sobre todo, ha utilizado todas las oportunidades que ha tenido para criticar al Gobierno en funciones. Acusando, falsamente, a Sumar y a Podemos de apoyar al terrorismo, y culpando al PSOE de permitirlo.
A falta de una posición más concreta, el único documento en el que el PP se refiere al conflicto es el programa de las generales y en él el enfoque es, sobre todo, económico, más que político. El planteamiento de los de Feijóo es que “España debe imprimir un impulso a su compromiso con Oriente Próximo”, pero no por el contencioso entre Israel y Palestina en sí sino porque “es una región clave para nuestra seguridad energética, en la que se originan desafíos como las migraciones, el terrorismo o la intolerancia religiosa” y que “presenta numerosas oportunidades”. “Apoyaremos la construcción de marcos sólidos de relaciones con socios clave, como Israel y los países del Golfo, que permitan un aprovechamiento del enorme potencial existente a nivel bilateral”.
Falta de información
Feijóo y los suyos se han quejado desde el primer minuto de que en este caso, como en otras crisis anteriores, como la de Marruecos, el Gobierno no les haya informado en ningún momento acerca de su posición. Y de que ni siquiera haya solicitado dar cuenta de sus gestiones ante el pleno del Congreso, algo que consideran especialmente grave tratándose de un Ejecutivo en funciones.
Génova sólo reconoce un contacto, con el Ministerio del Interior y en relación con las amenazas terroristas derivadas del apoyo mostrado por la Unión Europea a la ofensiva militar de Israel contra Gaza. Un asunto que también ha supuesto roces con el Gobierno, que les ha acusado de alarmismo después de que Feijóo, en un programa de televisión, pidiese prudencia a los ciudadanos ante la eventualidad de sufrir un ataque yihadista.
Después de aquello, el PP insistió en reclamar “una política de Estado” y reclamó al ministro en funciones, Fernando Grande-Marlaska, una convocatoria de la Comisión de Seguimiento del Pacto Antiyihadista. Y aprovechó para poner en duda que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuenten con todos los medios materiales y humanos que precisan en esta situación.
En estos días, siempre en nombre del PP, Borja Sémper ha dejado muy claro que el apoyo de este partido es para Israel y su derecho a defenderse del terrorismo. Ni una palabra para pedir la protección de las víctimas civiles que están muriendo en Gaza y en Cisjordania ni sobre su hipotético derecho a defenderse. Es más; Sémper intentó repetidamente situar lo ocurrido como un caso de terrorismo por completo ajeno a un conflicto que hunde sus raíces en el final de la segunda guerra mundial, hasta el punto de negar que tenga relación con una disputa territorial o de afirmar que Gaza no es un territorio ocupado, sino un territorio autónomo.
“No estamos hablando de un conflicto que tiene que ver con el territorio, no estamos hablando de un conflicto que se prolonga a lo largo de décadas. Estamos hablando de que una organización terrorista, con conexiones con otras organizaciones yihadistas en la zona, quieren imponer una visión medieval de la vida y esto es a lo que nos enfrentamos”, aseguró taxativamente dos días después de ataque inicial de Hamás. “He oído hablar de que Gaza es un territorio ocupado. No es cierto, Gaza es un territorio autónomo”, añadió una semana después.
Desconocimiento
La primera afirmación se contradice con la naturaleza misma del conflicto entre Israel y Palestina y la segunda demuestra su desconocimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que hablan claramente de territorios ocupados por Israel.
En medio de todo esto, Alberto Núñez Feijóo ha criticado con dureza a Sánchez por mantener en su puesto a la ministra Ione Belarra, a la que acusa de decir “disparates” contra Israel, en referencia a sus acusaciones de estar cometiendo un genocidio en Gaza y a su petición para que el primer ministro israelí sea juzgado por la Corte Penal Internacional. De hecho, se mostró más que comprensivo con las quejas de la Embajada de Israel.
Antes de que se hiciese pública la conversación telefónica que Sánchez mantuvo con Benjamin Netanyahu, Feijóo criticó la ausencia de contactos entre ambos y que el presidente español no haya viajado a Israel, algo que él sí haría si fuese presidente, aseguró. España, aseguró, es un actor “irrelevante” en política internacional, según el líder del PP, que no ha hecho una sola referencia a la participación de Sánchez en la cumbre del El Cairo, la principal iniciativa internacional que ha intentado detener la violencia.
Para analizar la situación, Feijóo reunió esta semana a exministros y expertos en materia internacional afines a su partido. Entre ellos al exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo; el ex secretario de Estado para la UE, y exministro de Educación, Cultura y Deporte, además de exportavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo; el secretario internacional del PP, Gabriel Mato; el secretario de Asuntos Exteriores del PP, José Herrera; José María Areilza, profesor universitario de Derecho Internacional y Alma Ezcurra, de la Fundación Reformismo21.
De lo allí hablado nada ha trascendido. Después de la reunión, celebrada el pasado miércoles, el PP difundió unas declaraciones grabadas del vicesecretario de Institucional del partido, Esteban González Pons, justo después de la masacre del hospital de Gaza en el que supuestamente han muerto centenares de personas. Ese día el PP sí pidió “que no se produzcan más víctimas inocentes en este conflicto. Que los terroristas abandonen las armas, que los terroristas liberen a los secuestrados y que el Estado de Israel, ejerciendo su derecho legítimo a la defensa, cumpla las normas de derecho internacional y evite víctimas entre la población civil y evite sufrimiento entre la población civil”.
Posición tradicional
Pero Pons no se quedó ahí. En el vídeo difundido por el PP aprovechó para arremeter contra el Gobierno: “En este asunto de Oriente Medio, una vez más, estamos perdiendo nuestra posición tradicional, una posición histórica, una posición de Estado avalada por gobiernos de distinto signo político, igual que nos pasó con Marruecos, igual que nos pasó con Latinoamérica. En Israel, en el conflicto entre Israel y Hamás, el gobierno español ni cuenta ni le cuentan. El gobierno español ni está al tanto ni nadie le pone al tanto”.
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La posición histórica de España, sin embargo, es la solución de los dos Estados, que el Gobierno está defendiendo en foros internacionales y que el PP ignora deliberadamente desde el ataque de Hamás.
De la dureza extrema de la posición del PP da idea el argumentario del dirigente conservador, según el cual hay ministros “que entienden antes la posición de Hamás que la posición de Israel, que entienden antes la posición de la organización terrorista que la posición de quien ha puesto las víctimas en los atentados terroristas”.
El PP, certificó Pons, se opone a cualquier medida de presión para que Israel respete el derecho internacional en su ofensiva contra Hamás y considera que criticar al Estado de Israel por bombardear víctimas inocentes en Gaza y calificarlo de “genocidio” es un acto de “antisemitismo”. “En el Gobierno de España el antisemitismo no debería tener cabida y Pedro Sánchez, que se tilda de demócrata, lo primero que tendría que hacer es arrancar el antisemitismo para que no arraigue en su Gobierno”.