El cisma entre las derechas

Feijóo se lanza a seducir al electorado ultra reciclando el discurso de Vox

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, tras una rueda de prensa.

La decisión de Vox de romper todos los gobiernos autonómicos con el Partido Popular el pasado jueves fue recibida con escepticismo en la sede de Génova 13. Aunque la dirección de Alberto Núñez Feijóo lo celebró públicamente y es cierto que el PP está más cómodo gobernando en solitario, también es consciente de que todos los Ejecutivos que hasta la pasada semana compartían con Vox tienen más complicada la estabilidad para el resto de la legislatura, como subrayó el propio líder del PP solo unas horas después de que Santiago Abascal anunciara la ruptura. Feijóo pidió a los cargos ultraderechistas que "no entorpecieran la gobernabilidad" e incluso se mostró agradecido por "los servicios prestados".

En esa línea, el conservador tendió la mano a la formación ultra para "seguir trabajando" de manera conjunta y, aunque lanzó algunos dardos a Vox, centró su crítica en la "facción" de la dirección, encabezada por Abascal, que "impuso" la decisión al resto del partido. Un discurso que repitió el sábado desde Ourense, en el que incidió en que las puertas del PP estaban abiertas para "dejar entrar" a aquellos votantes de Vox que no entiendan la "deriva" de sus dirigentes: "Este es su partido y esta es su casa", recalcó el líder del PP.

Un mensaje cargado de intenciones, ya que desde la formación conservadora admiten que no les conviene entrar al choque con los de Abascal ni desmarcarse totalmente de sus postulados, ya supondría dejar todo el "carril derecho" a Vox en determinadas materias, según apuntan a infoLibre voces de la dirección. Así, trasladan que se van a mostrar "firmes" cuando toque, como ya hicieron con el reparto de migrantes, pero que no van a aflojar su discurso aunque ya no compartan gobiernos con los ultras, como les pide reiteradamente el Gobierno y el PSOE.

En el PP saben que Vox está haciendo de la cuestión migratoria el eje central de su discurso y, al igual que ellos, demandan que se utilicen todos los "mecanismos existentes para luchar contra la entrada ilegal" de migrantes, advierten de un supuesto "efecto llamada" y critican que España es un "coladero" que beneficia a las mafias, repitiendo así los mismos mantras que la ultraderecha.

Así lo señalaron el lunes la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y el portavoz del partido, Borja Sémper el lunes y lo volvió a suscribir este martes el portavoz parlamentario, Miguel Tellado, que hace solo unos días llegó a reclamar que la Armada bloqueara a los cayucos en origen, como lleva pidiendo insistentemente Voz desde hace años. Además, los conservadores sitúan a la Italia de Giorgia Meloni como ejemplo de política migratoria efectiva, al igual que al conservador girego Kyriakos Mitsotakis, que han puesto en marcha políticas como la aceleración de las devoluciones a países como Turquía o Albania.

El PP busca reunificar a todo el espacio de la derecha en sus siglas

Completada la absorción de Ciudadanos, la hoja de ruta que Génova trazó tras su victoria pírrica del 23J tiene un objetivo central: neutralizar a Vox y quedarse con sus votos para consumar la reunificación de todo el espacio de la derecha, roto desde hace una década, y mejorar sustancialmente sus posibilidades de desafiar con éxito al PSOE en las próximas elecciones. La dirección de Feijóo siente, además, la presión del ala radical del partido, que se mantiene expectante a la espera de que algún error que acabe con el liderazgo del gallego.

En la dirección del PP quieren seducir a los votantes de Abascal, pero son conscientes de lo difícil que resulta atraerlos, ya que en su mayor parte siguen desconfiando de la voluntad del PP de llevar a cabo el programa de máximos de la derecha. Y saben que la ruptura de Abascal, aunque incomprensible para muchos, también les confiere el aura de partido "íntegro" que no se deja "amedrentar" y que está dispuesto a renunciar a los "sillones" a cambio de mantener determinadas líneas rojas. No obstante, la lectura de algunas voces de la dirección es que el líder de Vox se ha equivocado al hacerlo con el reparto de menores migrantes.

En el PP también se muestran preocupados por las implicaciones que pueda tener la irrupción de Alvise en unas eventuales generales, ya que el actual eurodiputado de Se Acabó La Fiesta (SALF) ha manifestado —la última vez este martes— su intención de presentarse a esos comicios. La dirección del partido identifica que hay un público joven y muy derechizado al que no están llegando y han decidido aparecer en formatos consumidos por el público joven. Ese fue el motivo tras la decisión de Feijóo de acudir recientemente al podcast de Worldcast, creado por el influencer Pedro Buerbaum, por el que también han desfilado figuras como la del propio Alvise, Abascal o el pseudogurú Amadeo Llados.

Vox se lanza al ataque hacia el PP con la migración como su punta de lanza

Vox, por su parte, tiene clara cual es su hoja de ruta: presionar al PP en las materias en las que consideran que no están dando la batalla. Tras la ruptura, Abascal manifestó que estar fuera de los gobiernos regionales les permitirá recuperar "el discurso auténtico" y hacer "planteamientos totales" que no podían realizar al formar parte del gobierno. Su estrategia ahora pasa por diferenciarse del PP y confrontar en cuestiones como la migración, el feminismo, el medio ambiente, la memoria histórica, el Estado de las autonomías, las alianzas con el PSOE y con formaciones como el PNV o Junts o los postulados del Partido Popular Europeo en Bruselas.

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El propio Abascal admitió en la comparecencia desde la sede de Vox el jueves que "quizás habían cedido demasiado" en este último año de gobiernos compartidos con el PP en distintas materias pero que no lo iban a hacer con la inmigración. Se trata de una cuestión que los ultraderechistas siempre han situado como máxima prioridad dentro de su agenda política. En Vox enarbolan un discurso abiertamente xenófobo —aunque ellos niegan que lo sea—, y repleto de bulos. Abogan, entre otras medidas, por cerrar las fronteras y expulsar a todos los migrantes en situación irregular, tengan o no arraigo y empleo en España. Relacionan también su llegada con la delincuencia, la recepción de ayudas y el colapso sanitario.

Ese va a ser el principal flanco para confrontar no solo con el Gobierno de Pedro Sánchez, sino también con Feijóo. Abascal y su entorno aluden en casi cada entrevista a la decisión del PP de votar a favor de la regularización de migrantes. Su voto a favor el pasado mes de abril facilitó que el Congreso diese luz verde a la tramitación de una iniciativa legislativa popular que persigue precisamente solucionar el problema en el que viven decenas de miles de extranjeros en España.

Se trata de un discurso que también está presente en el resto de la ultraderecha europea, cuyas alianzas son vitales para Abascal, y que también ayuda a explicar la decisión. Su incorporación al grupo europeo de Patriotas por Europa, en el que están el húngaro Viktor Orbán, la francesa Marine Le Pen y la Liga de Matteo Salvini, busca reforzar el bloque de la derecha radical en el Parlamento Europeo para enfrentarse al Partido Popular de Ursula Von Der Layen por sus pactos con los socialdemócratas. El hecho de compartir gobiernos con el PP deslucía la imagen que pretenden mostrar en Bruselas, aunque su alianza también ha generado inquietud fuera y dentro de la formación de Santiago Abascal.

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