Gobierno
Pros y contras para Sánchez de adelantar las elecciones a primavera o a otoño
Cada vez queda menos tiempo para reconducir la negociación y evitar que los partidos independentistas catalanes derriben el proyecto de Presupuestos Generales del Estado del Gobierno, y la ruptura de las conversaciones entre el Ejecutivo y ERC y el PDeCAT ha vuelto a traer al primer plano la posibilidad de que el presidente Pedro Sánchez decida adelantar las elecciones. Las opciones para ese adelanto, fundamentalmente, son tres: o convocar los comicios para este mes de abril, o hacerlos coincidir el 26 de mayo con los autonómicos y municipales, o bien dejarlos para después de verano. Y todas ellas tienen sus ventajas y sus inconvenientes para Sánchez.
El desencuentro con los independentistas y las cada vez más escasas posibilidades de que se terminen aprobando los Presupuestos han provocado que el Gobierno esté barajando la posibilidad de convocar elecciones anticipadas cuanto antes. La agencia Efe precisó este lunes que en Moncloa se estaba barajando la fecha del 14 de abril, aunque también se ha planteado la opción de sacar las urnas el 28 de ese mismo mes. El Ejecutivo no ha confirmado ni desmentido ninguna de esas dos fechas, aunque algunos dirigentes del PSOE afirmaron este lunes que convocar para alguno de esos días sería muy precipitado.
Lo que ocurra este miércoles en la votación de la admisión a trámite del proyecto de Presupuestos será clave para definir la fecha de las elecciones. Si finalmente PDeCAT y ERC prestan sus votos para que las cuentas comiencen a tramitarse en el Congreso, el fantasma de un adelanto electoral se alejaría. Pero la situación sería muy diferente si los independentistas cumpliesen con su amenaza y terminaran derribando el proyecto, y así lo reconoció la semana pasada la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que afirmó que "el tiempo" de la legislatura "se acorta" si no hay Presupuestos.
Así las cosas, no es ni mucho menos descartable que Sánchez decida adelantar las elecciones. Y una de las fechas que se plantean muchos dirigentes socialistas y varios miembros del Gobierno en este supuesto es la del 26 de mayo, lo que haría coincidir las generales con los comicios municipales, europeos y, en algunas comunidades, autonómicos. No obstante, esta opción tiene también detractores en el PSOE, fundamentalmente algunos barones, que consideran que una campaña en clave nacional con un escenario de máxima polarización por la crisis en Cataluña podría perjudicar sus resultados a nivel autonómico.
Buena muestra de ello fue la dura reacción de Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Lambán (Aragón) y Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), tres de los líderes regionales más críticos con Sánchez, a la decisión que adoptó el pasado miércoles el Gobierno de aceptar la presencia de una figura neutral en una mesa de partidos para hablar del futuro de Cataluña. Todos ellos temen más que ninguna otra cosa que su campaña electoral coincida con la de unas generales, al entender que esa circunstancia puede incrementar el voto de castigo que, están convencidos, habrá contra Sánchez por su disposición a negociar con los independentistas.
Tres posibles fechas en primavera
No obstante, los expertos consultados por infoLibre consideran que, pese a la contestación interna, Sánchez tiene también cosas que ganar si adelanta los comicios a esta primavera, ya sea al 26 de mayo o al 14 o el 28 de abril, las otras dos fechas que se barajan en la Moncloa. "La hipótesis de que, al menos por ahora, la fragmentación va a facilitar la mayoría absoluta de la derecha no está tan clara, y Sánchez aún tiene a su favor que sigue siendo el candidato más valorado y que va primero en las encuestas", sostiene Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencias Políticas en la Universitat de València, que afirma, además, que la "polarización" actual puede servir para que la izquierda movilice a su electorado.
"El plan inicial de Sánchez, que era aprovechar el empujón que le dio inicialmente sustituir al PP y conseguir apoyos a partir de la aprobación de políticas sociales, no le está funcionando, entre otras cosas porque el eje nacional es muy poderoso y no está pudiendo escapar de él", considera por su parte Ignacio Jurado, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de York. Pero, por el momento, lidera las encuestas y el electorado de la derecha aún no está estabilizado, por lo que "ahora mismo podría salvar el match ball de que PP, Ciudadanos y Vox sumen"match ball , plantea el politólogo, que también sostiene que "tener tan fresco lo que ha ocurrido en Andalucía, un ejemplo en el que Vox ha sido determinante para formar un gobierno de la derecha", puede ayudar a Sánchez a movilizar a su electorado.
No obstante, esta opción también tiene desventajas, ya que la tendencia actual es de estancamiento de la izquierda y acelerón de la derecha. "El electorado progresista, y fundamentalmente el de Unidos Podemos, está desmovilizado, mientras que Vox está en pleno crecimiento, así que podría darse la situación de que Sánchez ganase las elecciones, pero no pudiera reeditar su mayoría", explica Rodríguez Teruel.
A ello se une el hecho de que este mismo martes comenzará el juicio contra los políticos catalanes encarcelados, cuyo desarrollo se dilatará varios meses y que coincidiría plenamente con la precampaña y la campaña electoral, si los comicios se celebraran en abril o mayo. Históricamente, que el debate público se centre en la cuestión territorial perjudica a la izquierda. Pero Jurado asegura que, por difícil que sea la situación actual para el líder de los socialistas, la crisis de Cataluña no va a perder importancia en el debate público en los próximos meses, por lo que "no parece que esperar a convocar las elecciones en otoño fuera a beneficiar" a Sánchez.
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Porque esa es la tercera opción que se maneja en la Moncloa: la de esperar hasta después de verano para sacar las urnas, aunque las cuentas no salgan adelante y haya que prorrogar las de 2018, negociadas por PP y PNV. De hecho, ese es el plan que Sánchez siempre ha transmitido en privado a sus barones más críticos, así como a los miembros del Gobierno y de la Ejecutiva del PSOE. Este escenario implicaría tratar de resistir los embates hasta otoño y aprovechar los próximos meses para intentar sacar adelante algunas medidas de la agenda social del Ejecutivo, utilizando si es necesario para ello la vía del decreto.
Sin embargo, los expertos consideran que, si los Presupuestos no salieran adelante, retrasar el adelanto electoral hasta otoño es la peor de las tres opciones. "Por mucho que el juicio del procés haya terminado para entonces, no es más que un episodio de un proceso mucho más largo, y el problema catalán seguirá ahí" después del verano, insiste Jurado, que además afirma que en otoño Sánchez no tendría un escenario tan favorable para culpar a los independentistas de un adelanto electoral, ya que el rechazo a los Presupuestos no estaría tan fresco.
Rodríguez Teruel, por su parte, también considera que el hecho de que el juicio a los políticos catalanes ya haya terminado no implicará necesariamente que en otoño el problema territorial deje de estar en el centro del foco mediático. "Y podría ocurrir que el debate de la campaña electoral estuviera centrado no en lo que el Gobierno ha hecho, sino en si va a conceder o no un indulto" a estos dirigentes si son finalmente condenados, explica el politólogo. Para él, unas elecciones tras el juicio perjudicarían a Sánchez en los dos escenarios posibles. "Si la sentencia fuera dura, se generaría desencanto en Cataluña" y eso afectaría negativamente a las perspectivas electorales del PSC, y "si la sentencia fuera blanda, lo que podría generarse es una movilización de la derecha".