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9j | elecciones europeas

El PSOE aspira a ser primera fuerza socialdemócrata en la UE y jugar un papel clave en la negociación de los cargos

Pedro Sánchez, durante un acto de la campaña del PSOE en Valladolid.

Una negociación en la UE no tiene ni siquiera una metáfora con la que ser descrita. Los intereses se cruzan, se superponen, se alinean, se repelen. Todo parece perdido hasta que una madrugada in extremis se alcanzan los pactos institucionales. Operan todo tipo de ejes: norte-sur, izquierda-derecha, este-oeste, halcones-pigs…

Y en la próxima legislatura, además, podrían moverse los cimientos sobre los que ha operado la política institucional europea con ese triunvirato formado por conservadores, socialdemócratas y liberales. El PPE coquetea durante estas horas con pactar con la ultraderecha en un momento donde las opciones extremas están creciendo y obteniendo un protagonismo que no se había visto en Europa a través de países como Italia ,Hungría, Holanda y Finlandia. Con la fuerza en los sondeos también de Marine Le Pen en Francia.

Todas las cartas sobre las que se construirá el castillo de la UE para los próximos cinco años se repartirán el próximo domingo. En ese equilibrio de fuerzas se mira especialmente a los resultados de la socialdemocracia para ser determinante en el continente europeo ante el crecimiento de las derechas. En el PSOE se ven con capacidad para ser la primera fuerza de esta familia de partidos como pasó en las elecciones de hace cinco años.

Esto supondría que Pedro Sánchez se convierta en un negociador esencial para el mapa de poder europeo que se concretará antes de que acabe el año y, además, podría conllevar que una de las grandes plazas dentro de la Comisión fueran a parar a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, cuyo futuro pasa directamente por el Gobierno comunitario y no entra en sus planes asentarse en el Parlamento, como señalaba en una entrevista con infoLibre el fin de semana pasado.

El papel del socialismo italiano y alemán

La delegación socialista, como señalan fuentes del PSOE, está convencida de que puede ser el partido con más fuerza dentro del Grupo Socialdemócrata que durante esta legislatura ha presidido la española Iratxe García. Asimismo, actualmente el Gobierno de España es el único de izquierdas en su composición dentro de la Unión. Los únicos que en estos momentos pueden hacer sombra a Ferraz son sus compañeros italianos, que tienen opciones de tener algún eurodiputado más, aunque en porcentaje de voto es casi seguro que los españoles les superen.

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Será clave para la negociación del día después el eje que se ha ido también creando entre los socialistas españoles y alemanes. Esos últimos no están bien en las encuestas ahora mismo en su país (son terceros por debajo de los democristianos y de la extrema derecha de AfD), pero el papel del líder del Ejecutivo alemán, Olaf Scholz, es esencial por ser el país más poderoso dentro de la UE y por tener la llave para que Ursula Von der Leyen pueda repetir al frente de la Comisión.

Esa será una de las grandes claves en la construcción de la nueva Comisión Europea, ya que Von der Leyen ha sorprendido negativamente a los socialdemócratas al abrir la puerta a pactos con la ultraderecha que representan Giorgia Meloni y Santiago Abascal. La vicepresidenta tercera española, por ejemplo, ya ha dicho que espera que la alemana rectifique y ha advertido de que debe seguir la sensibilidad del propio Gobierno de su país, en el que están integrados los socialdemócratas, los verdes y los liberales. Como confirma Iratxe García a infoLibre: es una línea roja para el grupo un pacto con la extrema derecha.

Una legislatura clave

Los socialistas confían en ser la primera fuerza dentro del grupo socialdemócrata y tener a raíz de esa posición un "papel fundamental" para el laberinto posterior de las negociaciones. En primer lugar se tiene que pactar el reparto del poder dentro del Parlamento Europeo y luego se tiene que acordar la propia Comisión. Además, los comisarios también tienen que pasar un examen a través de un procedimiento de audiencia.

En el socialismo tienen en mente que la próxima legislatura es clave en Europa, donde corren de nuevo vientos de extrema derecha, pero también de austeridad económica. Este frente es uno de los principales en los que quiere dar la batalla Pedro Sánchez, que luchará por la consolidación de los fondos europeos y por desterrar cualquier intento de que vuelvan los conocidos como hombres de negro, encargados de velar por los recortes que pusieron contra las cuerdas socialmente a los países del sur.

En en el PSOE, además de al socialismo italiano, ven con buenas perspectivas ese repunte que se está registrando en el socialismo francés en los últimos meses. Además, el cálculo de Ferraz es que en el grupo de la familia socialdemócrata también tendrán buenos resultado y peso sus compañeros en Rumania y Portugal. Además, consideran en el PSOE que en Suecia y Dinamarca habrá un buen resultado, pero su peso interno será inferior porque reparten menos eurodiputados. La partida hacia la Comisión también supondrá un rompecabezas dominado por los cinco países con mayor representación en la Cámara: Alemania, Francia, Italia, España y Polonia. Ahí operan otros factores como la vía que Emmanuel Macron puede impulsar para que Mario Draghi opte a la Presidencia de la Comisión o el hipotético rechazo de Donald Tusk de un pacto del PPE con la ultraderecha en virtud de que este argumento es el que ha utilizado para llegar al poder en Varsovia.

Empate técnico

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Los socialistas españoles enfilan la recta final de la campaña con la sensación de que pueden incluso ganar al PP: “Estamos en empate técnico”, repiten en La Moncloa y en la calle Ferraz. La campaña iba viento en popa en estos días, especialmente por los fallos de Alberto Núñez Feijóo, quien ha abierto la puerta a un posible pacto con Carles Puigdemont para una moción de censura ante el asombro interno de buena parte de su partido. Pero este miércoles se produjo la noticia de que el juez cita a declarar como investigada para el próximo 5 de julio a la esposa del presidente, Begoña Gómez.

El presidente del Gobierno remitió una nueva carta a la ciudadanía a través de X en la que ponía sobre la mesa que había intereses electorales detrás de esa imputación y animaba a condenar y rechazar las "malas artes" de la coalición reaccionaria de Abascal y Feijóo a través de las urnas. Asimismo, el jefe del Ejecutivo tachaba de "extraño" que el juez llamara a su mujer a tan solo cinco días de las elecciones y calificaba todo de "mentira y bulo". A su juicio, hay un interés en interferir en el resultado del domingo.

Miembros del Gobierno comentan en privado que esa citación a declarar a Gómez “no se sostiene desde el punto de vista procesal” después de que ni haya habido declaraciones de testigos y que el informe de la Guardia Civil haya descartado esos vínculos ante un posible tráfico de influencias. “No tiene lógica. El asunto se archivará antes o después, no tiene base”, indican fuentes del Ejecutivo. Además, desde la dirección del PSOE muestran “su indignación ante la filtración de llamar a declarar a Begoña Gómez con un mes de antelación: pretende claramente influir en el transcurso normal que se desea para todo proceso electoral”. No obstante, miembros del Gobierno y de la Ejecutiva creen que todo es “tan evidente” que no tendrá impacto y que incluso puede llegar a movilizar a votantes al ver lo que está sucediendo.

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