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Así es hoy Puigdemont: un verso suelto dispuesto a negociar pero sin reparos en ir a elecciones

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“Es un político que ha crecido fuera de todos los clichés, hecho a su medida. Siempre ha sido singular. Estaba interesado desde hace años en temas que antes no eran mainstream como lo digital y la ciberseguridad. Fuera de lo común, un verso libre dentro del mundo convergente, un independentista de toda la vida. No es un reconvertido. De un contexto familiar carlista. Muy introvertido, callado y con su mundo interior”.

Este es el retrato que hace de Carles Puigdemont un político que estuvo junto a él durante su etapa al frente de la Generalitat y en los trepidantes días de octubre de 2017. El expresidente es hoy uno de los factores decisivos de la política nacional, ya que tiene en sus manos, a través de los siete diputados de Junts, que Pedro Sánchez pueda ser investido y se revalide el Gobierno de coalición con Yolanda Díaz.

Puigdemont vuelve a ser el foco del debate nacional y está jugando ya sus cartas. Este martes presentaba en un hotel de Bruselas sus condiciones previas para sentarse a negociar con los socialistas: reconocimiento del independentismo, mediación internacional y una ley de amnistía. El día antes se vio con la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz, que viajó hasta Bélgica para reunirse con él e intentar allanar el camino para un futuro Gobierno progresista. 

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Puigdemont? ¿Estamos ante una nueva versión del político para pactar con el PSOE y Sumar? ¿Cómo se puede interpretar su discurso? ¿Manda tanto en Junts? En el tablero nacional se intenta leer entre líneas y traducir el lenguaje y la actitud del expresidente. 

"Analiza mejor la realidad sin estar en Cataluña que otros independentistas"

Puigdemont es un político con muchas aristas y al que pocos tienen o han tenido acceso. Una fuente cercana y de confianza del político de Junts hace esta radiografía: “Tiene los objetivos muy claros y, a la vez, es muy pragmático. Esto sorprende en Madrid. Pero él cuenta con una formación como alcalde (de Girona). Sabe lo que es gestionar, toca la realidad. Tiene unas metas muy altas y una tozudez conocida, pero a la vez sabe que tiene que conducir todo de manera realista”.

Esta fuente explica su tránsito desde que huyó de Barcelona tras la declaración unilateral de independencia: “Tuvo una primera fase de exilio muy reivindicativa, sentimental y de movilización. Luego pasó a una más de reflexión. Ahora está en una tercera, después de las municipales y las generales, de acción política muy activa”.

A pesar de la imagen de dirigente en la distancia, esta persona de confianza hace este dibujo: “Es uno de los políticos que analiza mejor la realidad sin pisar Cataluña físicamente. En cambio, hay políticos independentistas en Barcelona que parece que están en la luna de Valencia”. Y como explican fuentes de Junts: el expresident a lo largo de este tiempo ha seguido cultivando relaciones de manera discreta tanto en Cataluña, como en el resto de España y la Unión Europea, sin querer concretar nombres.

"No ha pasado de ser un radical extremista a un negociador pactista"

Las personas que están cerca de él siempre sostienen que los políticos y la prensa de Madrid no terminan de leer bien al personaje. Y rechazan que ahora se vea a un nuevo Puigdemont dispuesto a hablar. “Él es un negociador. Desde el referéndum del 1-O hasta la DUI pasaron 26 días. Él estuvo intentando establecer un diálogo con el Gobierno de Rajoy, con Iñigo Urkullu por medio. No es que ahora haya pasado de ser un radical extremista a un negociador pactista, siempre ha defendido hablar para resolver conflictos. Lo que pasa es que nunca se ha encontrado en Madrid con un Ejecutivo que quisiera hacerlo. Mariano Rajoy y especialmente Soraya Sáenz de Santamaría le dieron un portazo”.

Pero esa disposición a negociar, como reconocen varias fuentes que lo conocen, no significa que vaya a acabar accediendo a la investidura de Pedro Sánchez. Por eso, desde Junts rebajan las expectativas que indican principalmente en Sumar. Fuentes del partido subrayan: “Los de Díaz son entusiastas, les va bien porque están en medio. Pero esto no está ni de lejos hecho. Todo depende de la voluntad política de Pedro Sánchez. En 2011 se reformó la Constitución en un mes”.

Y al hilo subrayan las fuentes de Junts: “Él está dispuesto a pactar. Pero si no hay un acuerdo, tampoco tiene problema. Él no entiende la negociación como para salvar a la izquierda española. El pacto es para hacer política y tiene que haber contrapartidas. No se está pidiendo un referéndum para el mes que viene, sino una amnistía por unos hechos antidemocráticos y una mediación para seguir los acuerdos. No son planteamientos maximalistas como dicen”.

"Ha estado muy solo en Bruselas"

Todo se produce con la situación deteriorada dentro del independentismo. Como reconoce una persona cercana a Puigdemont, la relación con Esquerra “no es buena ni fácil”. El expresidente reprocha al círculo de Junqueras que optara por la vía pragmática y personal a través de los indultos. Y dicen las fuentes de manera irónica: “Ahora en ERC dicen que están encantados, que quieren la amnistía y la autodeterminación, pero ya veremos”.

“Él ha estado muy solo durante este tiempo en Bruselas”, reconoce otra fuente que trata con el expresidente. “Pero esto también le ha hecho resistir, otros no hubieran podido”, añade sobre su vida en Bélgica. “Es austero, no es alguien que lo veas de restaurante en restaurante o acudiendo a galas”, dice para explicar el perfil psicológico del político catalán.

Y una constante entre los consultados: Puigdemont es un hombre que se fía de poca gente, su círculo es muy íntimo, se pasa muchas horas solo en el despacho como hacía también durante su época al frente de la Generalitat de Catalunya. Se pueden contar los amigos con los dedos de las manos y guarda vínculos especialmente con personas de su vida en Girona. Él es muy consciente, señalan las fuentes, de que hay personas que se acercan a él por tener un puesto en Junts (“siempre hay alguien que quiere colocarse en una diputación”). Por eso siempre distingue entre los que están por convicción y los que buscan en el partido una salida laboral. En este sentido, han encajando bien Laura Borràs y Míriam Noguerras, especialmente la última, porque él las ve en la hoja de ruta y convencidas del objetivo.

"Viene del periodismo, domina la escena"

Que no sea un dirigente de grandes círculos no significa que no sepa manejarse ante los medios. Así lo describe otro político que ha estado años junto a él: “Es un hombre que viene del periodismo de toda la vida. Domina la escena, se anticipa, sabe lo que quieren los medios. Se le dan muy bien los titulares y sabe poner los tuits. No le gustan los micrófonos, pero no se asusta”.

Una fuente que ha trabajado codo con codo con él indica: “No veo que haya dado vía libre al acuerdo. Simplemente ha dicho que se tienen que cumplir unas condiciones para sentarse. Está siendo Puigdemont en estado puro. Está aprovechando la oportunidad. Además está enviando el mensaje en el mundo independentista de 'aquí mando yo'. Déjate de Jordi Turull o de Oriol Junqueras”. Y añade que el expresidente no tiene la fuerza en Cataluña como en 2017 pero sigue siendo el “faro” para el soberanismo.

Asimismo, esta fuente, que habló mucho con él durante el desafío independentista, confiesa que Puigdemont era “muy consciente” de lo que hacía entonces. “Se llevó además una tristeza personal con Felipe VI, al que conocía de su época de alcalde, porque creía que era diferente a su padre”. Ya entonces, revela, en las conversaciones privadas que tenía con dirigentes catalanes dibujaba un panorama futuro con un Estado español al que le costaría ir dando pasos, aritméticas casi imposibles y un largo proceso en Europa.

"Imprevisibilidad" y reflexiones junto a una guitarra

Toni Aira, profesor de la UPF-BSM, es la única de las muchas fuentes consultadas que acepta ser citado con su nombre. Es también uno de los analistas que ha seguido la trayectoria de Puigdemont. “Era un verso suelto, era parte parte de la Convergencia clásica sin ser prototipo. Era un amante de las redes pero antes de ser president no tenía una gran parroquia. Su círculo sigue siendo reducido. Es muy singular y eso es parte de su éxito, no tiene demasiadas esclavitudes respecto a nadie. Y de ahí viene en parte su imprevisibilidad, eso le da una ventaja”.

Ahora todos en Madrid quieren leer entre líneas y traducir lo que piensa Carles Puigdemont. El hombre que se encierra a pensar tocando la guitarra, a solas o con sus amigos íntimos, como hacía en la casa dels Canonges durante su etapa en la Generalitat. Con una película o un buen libro. La decisión no está tomada.

“Es un político que ha crecido fuera de todos los clichés, hecho a su medida. Siempre ha sido singular. Estaba interesado desde hace años en temas que antes no eran mainstream como lo digital y la ciberseguridad. Fuera de lo común, un verso libre dentro del mundo convergente, un independentista de toda la vida. No es un reconvertido. De un contexto familiar carlista. Muy introvertido, callado y con su mundo interior”.

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