La rabia en las zonas devastadas y una gran riada de solidaridad sustituyen a la bronca política
Antes, el puente que da acceso al barrio de La Torre de València era uno más de los que sorteaban las carreteras y el propio río Turia, pero este viernes, después de que miles de personas cargadas de escobas, agua, comida y palas lo cruzaran para ayudar a los municipios más afectados por la dana, ese lugar ha pasado a conocerse popularmente como el puente de la solidaridad. Y es que, desde primera hora de la mañana de este 1 de noviembre, miles de voluntarios, venidos de los municipios valencianos colindantes, pero también de toda España, han ido cruzando esta pasarela para ir a ayudar a las víctimas de una tragedia que ya deja más de 200 muertos.
Riadas de personas que tomaron las carreteras y los caminos para recorrer las decenas de kilómetros que, en muchos casos, separaban sus lugares de origen de pueblos como Paiporta, Alfafar o Picanya, algunos de los más golpeados por los efectos de la dana. Muchos llevaban a cuestas todo tipo de utensilios para tratar de limpiar, en la medida de sus posibilidades, las calles y las casas que aún siguen engullidas por el barro y el lodo de la riada. Otros ayudaban repartiendo comida, agua y medicamentos en los pueblos que todavía, 3 días después de la dana, continúan sin ayuda ni suministros.
“Nadie a venido a informarnos ni a prestarnos ayuda, sólo los voluntarios, que son los verdaderos héroes”, decía en declaraciones a Efe Raquel Benavente, vecina de Picanya (Valencia), quien se pudo salvar de la riada refugiándose en la parte alta de su casa. “Nos están echando una mano de forma totalmente desinteresada. Más allá de limpiar sin descanso también nos están ayudando psicológicamente”, ha señalado agradecida la vecina. Otro, Víctor Noales, de Chiva, comentaba que aún desconocen "la magnitud del problema" que tienen encima y explicaba emocionado como las personas del pueblo y de fuera están volcados y colaborando. "Saldremos de esto, se limpiará y volveremos", zanjaba.
Como ellos, cientos de personas de los pueblos afectados combinan la gratitud y el reconocimiento hacia los voluntarios con la impaciencia y la indignación hacia las autoridades por la falta de ayuda cuando ya han pasado tres desde las riadas. Muchos de ellos han reclamado que no tienen los suministros más básicos, desde agua corriente hasta comida, ni tienen forma de asearse ni de comunicarse con sus familiares. “Han venido periodistas, pero nadie de emergencias”, ha criticado Benavente.
Todavía este viernes, hay personas que no saben si sus seres queridos están vivos o muertos por la caída de las redes de comunicaciones, y las dificultades para acceder a muchos pueblos hacen que los supervivientes se encuentren en una situación realmente crítica. Tanto es así que aún continúa habiendo un gran número de personas computadas como "desaparecidos provisionales", las cuales no se sabe si están vivas o muertas y que en su mayoría se encuentran en lugares aislados donde es imposible comunicarse con ellos. El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón ha explicado que hay miles de personas en esta situación, pero que el número va disminuyendo rápida y progresivamente una vez se van restituyendo las redes y los teléfonos. Ha insistido en que no hay una cifra oficial de desaparecidos y ha aprovechado una pregunta sobre este asunto para pedir a las personas que hayan notificado alguna desaparición que informen también si finalmente ha podido contactar con esa persona. En declaraciones a Antena 3, el president ha añadido que había visto "alguna otra información con respecto al número de desaparecidos" y que se niega "moralmente a perder un solo minuto en desmentir bulos, porque el tiempo que tenemos es muy valioso para seguir trabajando".
Por otra parte, ha dicho que el Gobierno central no ha trasladado la "propuesta" de elevar la emergencia a nivel 3 y ha lamentado "profundamente" unas declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien, en referencia a los efectivos militares en las labores de rescate, ha dicho que "no es tanto un problema de número de militares, sino de las capacidades en función de lo que se necesite", al tiempo que ha celebrado que ayer el president de la Generalitat, Carlos Mazón, "fuera consciente de la importancia del Ejército" y reclamara su presencia.
Sobre las críticas de los vecinos ante la lentitud del operativo, el segundo en jefe de la Unidad Militar de Emergencias, Fernando Carrillo, ha asegurado en una entrevista en el Telediario de TVE que este tipo de intervenciones tienen unas fases delimitadas, las cuales hay que respetar para conseguir la mayor efectividad. “Las Fuerzas Armadas tienen una capacidad de despliegue extraordinaria, pero la solución de este tipo de emergencias que llegan de repente tiene sus tiempos y sus fases. A todos nos gustaría ir más rápido, pero la acumulación de efectivos, si no existe una coordinación organizada, puede causar efectos no deseados. Eso sí, llegaremos a cada calle y no nos iremos hasta que todo esté solucionado”, ha asegurado Carrillo.
A la angustia por la tardanza de los efectivos se suma que en muchos lugares, denuncian los vecinos, se están llevando a cabo numerosos robos y saqueos tanto en supermercados como en domicilios particulares. Además, los suministros llegan a los comercios a cuentagotas y rápidamente se terminan, por lo que no logran satisfacer todas las necesidades de los ciudadanos, según relatan los ciudadanos. Para tratar de paliar la escasez, en varios pueblos se han hecho repartos de agua y provisiones, aunque sin poder tampoco cubrir enteramente la demanda.
Un aspecto de guerra
La situación crítica la resume bien Adrián, uno de los muchos voluntarios que han acudido a Sedaví, otro de los lugares afectados: "Es mucho peor de lo que parece en las imágenes. Hasta que no lo ves, no dimensionas la barbaridad de lo que ha ocurrido. Es una locura". El joven ha estado colaborando con otros voluntarios para limpiar una residencia de ancianos, completamente anegada tras el paso de la dana. “Mires donde mires hace falta ayuda. Residencias, casas, colegios... Está todo el mundo donde puede", relata.
Su descripción coincide con la de Francesc y Julia, otros dos voluntarios que han acudido al pueblo y que definen la situación como de “guerra”. "Hemos llegado a unas fincas con barro hasta las rodillas y hemos sacado cubos y cubos, y cuando ha llegado mucha gente, se ha limpiado en un momento, lo que hace falta es eso, gente", explican ambos a Efe. También han destacado la necesidad de productos de higiene, alimentos y agua porque “no hay nada y está todo destrozado”. “Es muy duro. Va a ser difícil volver a la normalidad, hay mucha ayuda ciudadana pero poca intervención de policías o bomberos", zanja Estíbaliz, otra voluntaria que pone el foco en el abandono por parte de las autoridades.
La ola solidaria ha sido tal que ha desbordado las previsiones de la propia Generalitat, cercada también por las críticas a su gestión antes, durante y después de la dana. A media mañana, Mazón, ha pedido a los voluntarios que “vuelvan a sus casas”, agradeciendo su labor, pero enfatizando que muchos de los grupos, organizados en su mayoría por grupos de Whatsapp, Telegram y redes sociales, estaban “colapsando” los accesos a los pueblos afectados, y dificultando la llegada de las unidades de emergencia. Incluso, el dirigente autonómico ha planteado posibles medidas para reducir la movilidad en el territorio con el objetivo de de facilitar el despliegue de la ayuda.
Poco después de las declaraciones de Mazón, la propia Generalitat ha puesto en marcha una página web con el objetivo de coordinar los esfuerzos solidarios. En ella, quienes quieran ayudar se pueden apuntar rellenando un formulario o bien poniéndose en contacto con los diferentes teléfonos móviles correspondientes a cada una de las zonas más afectadas. Además, la Generalitat ha pedido que quienes se desplacen para ayudar lo hagan en la medida de lo posible a pie y no en coche.
La crispación da un respiro
La ayuda de los voluntarios ha dejado en un segundo plano la lucha política, que este viernes ha dado un respiro después de las polémicas del jueves. Un día que estuvo protagonizado por las declaraciones del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en las cuales culpaba al Gobierno central de no haber informado "de nada" y de no colaborar con la comunidad gobernada por su partido.
Las declaraciones de Feijóo eran contradichas ese mismo día por el propio Mazón, el cual, en una comparecencia conjunta con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, agradecía la ayuda del Ejecutivo central: "Agradezco muy especialmente la presencia de Pedro Sánchez. Gracias por venir tan pronto y por el contacto permanente”.
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Un tono conciliador que ha continuado este viernes, donde apenas ha habido manifestaciones ni intercambios por parte de los políticos más allá de las comparecencias oficiales. En una de ellas, junto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, Mazón ha vuelto a agradecer al Gobierno su ayuda y presencia en la zona, además de a las Fuerzas Armadas por su trabajo. Por su parte, en su declaración, el titular de Interior ha asegurado que "se están monitorizando todas las necesidades" para los próximos días con el objetivo de "ir adelantando y seguir avanzando" en la ayuda, e incidiendo en "el apoyo máximo" del Ejecutivo a Mazón.
Incluso el propio Feijóo ha rebajado el tono con un tuit más conciliador y sin alusiones al Gobierno publicado en su perfil de la red social X, donde indica que España está “ante una emergencia nacional” en la cual “son necesarios todos los medios del Estado”. “Todo nuestro corazón está con las víctimas. Todo nuestro orgullo con la solidaridad de este gran país. Y todo nuestro reconocimiento con los profesionales que participan en el rescate”, ha zanjado señalado en la publicación solidarizándose con las víctimas.
Pero si hay un ejemplo de la modulación del tono de los dirigentes de PP es el protagonizado este viernes por Nuria Montes, la consejera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, que hizo unas polémicas declaraciones pidiendo en un tono muy duro a las familias de los desaparecidos y fallecidos que permanezcan en sus casas y no acudan a la Feria de Valencia, el pabellón de 1.300 metros cuadrados habilitado como morgue. Horas después ha publicado un vídeo pidiendo disculpas.