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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Sánchez abre con Junts y Bildu la fase decisiva de la negociación exigiendo un pacto para toda la legislatura

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La negociación de la investidura entra en su fase decisiva. El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, completará este viernes la ronda de contactos con representantes de los grupos parlamentarios reuniéndose por primera vez con las portavoces de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, y Junts, Miriam Nogueras. La búsqueda de un acuerdo quedará a partir de entonces en manos de los negociadores del PSOE, capitaneados por los ministros de Presidencia, Félix Bolaños, y Hacienda, María Jesús Montero, pero la derecha espera aprovechar la fotografía protocolaria de este viernes para alimentar su discurso contra Sánchez, al que acusan de ceder ante los “herederos de ETA” y quienes quieren “romper España”.

A pesar de ello, la determinación del presidente en funciones de conseguir un acuerdo siguen intacta. España tendrá nuevo Gobierno y no habrá repetición electoral. Sánchez insiste en esa idea, aunque advierte de que la negociación es compleja y culminarla con éxito está resultando difícil. La consecuencia es sencilla: el acuerdo no puede darse por hecho, avisó.

El líder del PSOE y candidato a la investidura compartió algunas impresiones con los periodistas en uno de los tradicionales corrillos que tienen lugar durante la recepción que el rey Felipe VI ofrece en el Palacio Real cada 12 de octubre, coincidiendo con la fiesta nacional y como epílogo al desfile militar que tiene lugar ese día por las calles de Madrid. 

Sánchez evitó aclarar si está dispuesto a hablar con Carles Puigdemont igual que hizo este miércoles telefónicamente con Oriol Junqueras, aunque esta última conversación la justificó en la diferente relación que el PSOE mantiene con Esquerra después de haber colaborado durante cuatro años a la estabilidad de la legislatura.

A pesar de la insistencia de los periodistas, el presidente evitó confirmar ni descartar la posibilidad de una conversación con el expresident, huido de la justicia española desde hace seis años. Dependerá, vino a decir, de que las negociaciones con el grupo parlamentario de Junts vayan avanzando y de lo que proceda hacer en cada momento. 

Lo que el Gobierno traslada es que, si toca hablar, ese contacto se producirá, pero que por ahora no es oportuno. Todo dependerá de cómo avancen las negociaciones con Junts.

Lo que sigue sin haber es una fecha, siquiera aproximada, de cuándo podría tener lugar la investidura, aunque ya nadie cuenta con que sea antes de noviembre (el límite es el día 27) de ese mes. Eso sí, el Gobierno parece trabajar con la hipótesis de una sola votación, lo que implica que la reelección de Sánchez tenga lugar por mayoría absoluta.

Los obstáculos

Tanto Bolaños como Montero coincidieron en subrayar en los corrillos con la prensa la misma idea que trasladó el presidente: es una negociación muy compleja y todavía no hay nada hecho. Los obstáculos, admiten, están en las posibilidades de acuerdo con los independentistas catalanes y no tanto en otros socios también necesarios, como PNV y Eh Bildu, con los que sí es más sencillo avanzar en busca de un compromiso. 

Los negociadores del Gobierno aún no ven gestos de avance por parte de los independentistas y dan a entender que el principal problema es la competencia entre Junts y Esquerra y la perspectiva de unas elecciones en Cataluña que les obligue a confrontar en las urnas. 

Lo que no habrá, reiteran, es un referéndum. Y si al final hay una ley de amnistía, tiene que asumirse que aunque pueda iniciar su tramitación antes de la investidura, no estará aprobada ni entrará en vigor antes de que haya nuevo gobierno. Incluso si se aborda por la vía de urgencia, el proceso en el parlamento exige un mínimo de veinte días.

Y aunque el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, haya mostrado su preferencia por un acuerdo de investidura y no de legislatura, el PSOE solamente considera un pacto que garantice estabilidad durante cuatro años. Eso significa que no están dispuestos a limitar el acuerdo a la adopción de medidas de gracia para las personas condenadas, procesadas o castigadas administrativamente por los sucesos que tuvieron lugar en relación con el procés.

Esa es también la voluntad de los independentistas catalanes, según ambos ministros, que restaron trascendencia a las palabras de Rufián. Una cosa es lo que se dice fuera, en las ruedas de prensa, que el PSOE atribuye a la competencia permanente entre Junts y Esquerra, y otra muy distinta lo que trasladan de puertas para adentro cuando se está negociando. Si hay acuerdo, subrayan, tendrá que incluir contenidos sociales, económicos y presupuestarios pensando en cuatro años de legislatura. Si no, aseguran, no lo habrá.

En cualquier caso, insistió Sánchez, cuando se alcancen esos acuerdos, si se alcanzan, "serán transparentes". No solamente se conocerán públicamente sino que se someterán a la consulta de la militancia.

Los abucheos y el PP

Sánchez sí insistió en denunciar la actitud del Partido Popular. El presidente en funciones atribuye a la “frustración” de Alberto Núñez Feijóo por no poder gobernar los abucheos durante el desfile del 8 de Octubre y el creciente clima de crispación.

Los gritos y abucheos contra Sánchez se han producido al principio y al final del desfile. Comenzaron en cuanto ha llegado a la Plaza de Neptuno y continuaron mientras esperaba a Felipe VI, Letizia y la princesa Leonor. En el momento del saludo del monarca al presidente del Gobierno, algunos de los congregados han empezado a corear “Que te vote Txapote”, el grito que la derecha lleva utilizando contra Sánchez desde la campaña electoral. Los pitos, gritos y abucheos volvieron a producirse al final del acto. Parte del público gritó al presidente en funciones "Puigdemont a prisión", "Pedro Sánchez, dimisión" y "España es una, no 51".

Este año, el Ministerio de Defensa había cambiado la ubicación de la tribuna y el recorrido del desfile, que discurrió por el Paseo del Prado y Recoletos hasta la Plaza de Colón, escenario tradicional de las concentraciones de la derecha contra el gobierno. El departamento que encabeza Robles aludió a cambios en el mobiliario urbano y el carril bici para justificar la modificación y negó que el motivo “real” fuera amortiguar los posibles abucheos al presidente.

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Sánchez echó en cara a la derecha su intento de “apropiarse” de los símbolos nacionales y la bandera, que ha dicho que son de todos, y subrayó que su problema es que no entienden que "España es más diversa y plural" de lo que son el PP y Vox. “No asumen que España es más de lo que ellos representan”, resumió.

El líder del PP respondió asegurando que “la España plural y diversa” la gobierna su partido, que está al frente de doce comunidades autónomas así como de Ceuta y Melilla, en la mayoría de los casos gracias a su alianza con la extrema derecha de Vox. Y no se dio por aludido por los reproches de Sánchez. En conversación con periodistas, Feijóo consideró “una broma” que el presidente en funciones les achaque los abucheos. Un “clásico” de los desfiles, aseguró, y un derecho de los ciudadanos, cuyo ejercicio, según él, nada tiene que ver con su partido.

Durante los distintos corrillos en el Palacio Real trascendió además la preocupación del rey por la situación de tensión y crispación política que vive el país. También se supo que Felipe VI ha pedido “contención” al Estado de Israel en su respuesta a Hamás durante una conversación telefónica con el presidente del país, Isaac Herzog, en la que le trasladó sus condolencias por las víctimas de los ataques de Hamás.

La negociación de la investidura entra en su fase decisiva. El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, completará este viernes la ronda de contactos con representantes de los grupos parlamentarios reuniéndose por primera vez con las portavoces de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, y Junts, Miriam Nogueras. La búsqueda de un acuerdo quedará a partir de entonces en manos de los negociadores del PSOE, capitaneados por los ministros de Presidencia, Félix Bolaños, y Hacienda, María Jesús Montero, pero la derecha espera aprovechar la fotografía protocolaria de este viernes para alimentar su discurso contra Sánchez, al que acusan de ceder ante los “herederos de ETA” y quienes quieren “romper España”.

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