La situación en el PP
Sémper: “Políticos y ciudadanos somos uno”
En febrero de 2009, cuando el caso Bárcenas acababa de estallar, el ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tenía dos frentes electorales abiertos. Uno, en Galicia. Y otro, en Euskadi. Fue en esta campaña electoral, la vasca, en la que Borja Sémper (Irún, 1976), hoy presidente del PP de Guipúzcoa y portavoz de los conservadores en la Cámara de Vitoria, trabó una relación de amistad con Alberto Ruiz-Gallardón. El ahora ministro de Justicia, por entonces alcalde de Madrid, realizó varios viajes al País Vasco para apoyar los actos de la candidatura encabeza por Antonio Basagoiti. Fue la campaña de la política pop, la campaña que condujo al partido a lograr los 13 escaños en los que se apoyó el socialista Patxi López para llegar a Ajuria Enea y la última campaña bajo la amenaza de la banda terrorista ETA.
Transcurridos ya casi cinco años, Sémper hizo este martes el viaje inverso. Y escogió al titular de Justicia como maestro de ceremonias para presentar, en Madrid, su primer libro, Sin Complejos (Destino). "Va a disgustar a los sectarios. Me da igual que sean sectarios de izquierdas o de derechas", advirtió Ruiz-Gallardón en su introducción. Un discurso en el que abundó en la idea de que, a su juicio, perfiles como el de Sémper demuestran que en el PP hay cantera. "Estamos ante la posibilidad de asomarnos ante uno de los que pueden ser los precursores de la política española de los próximos años [...] El libro es un manifiesto generacional", mantuvo.
No es ningún secreto que Sémper es uno de los políticos del PP que más autocrítica ha hecho de la forma en la que el partido estaba gestionando el caso Bárcenas. Y que su "sinceridad", alabada por el titular de Justicia, le ha hecho recibir algún que otro reproche de sus jefes. No obstante, este martes, el líder del PP de Guipúzcoa intentó evitar abrir nuevos frentes en su partido. Dicen los suyos que lo que tenía que decir ya lo dijo en su momento y que, de hecho, su libro hecho, según sus palabras "desde la humildad, desde el vértigo", es un alegato a favor del ejercicio de la política como servicio. "Políticos y ciudadanos somos uno. Y a partir de esos papeles compartimos responsabilidades y preocupaciones".
Según el propio autor, en Sin complejos, comparte "un grito, un lamento" en un momento en el que "está demasiado presente en el día a día de mucha gente que los políticos no les representamos". La buena noticia, a su entender, es que una vez hecho el diagnóstico –la corrupción tiene mucha culpa, según deja claro en sus páginas– "estamos a tiempo de invertir" la situación. De "reconectar" con los ciudadanos. "Este libro es solo una pequeña aportación", concluyó su presentación.
El libro, de 139 páginas, está integrado por 13 capítulos. En ellos, Sémper intercala su experiencia en el PP de Euskadi desde que se afilió a los 17 años buscando la dirección de la sede de San Sebastián en las páginas amarillas hasta el día de hoy. A continuación, repasamos algunos de los episodios.
"Pude convertirme en corrupto"
con 26 años, Sémper se convirtió, gracias a un acuerdo de Gobierno con el PSE, en teniente alcalde y concejal de urbanismo de Irún. Según narra en las páginas de Sin complejos, tras culminar un proyecto urbanístico que se ejecutó en la ciudad recibió la llamada de uno de los promotores para invitarle a comer en San Sebastián. A los postres, el empresario le mostró su agradecimiento. "Por eso quiero hacerte un regalo, quiero que aceptes un dinero por lo que has hecho. No te pido nada, ya lo sabes, no hay nada que pedir; es un gesto de agradecimiento contigo", le espetó.
Tras el "no" de Sémper, el empresario volvió a insistir: "Que sepas que si cambias de opinión no tienes más que decírmelo. De verdad, piénsalo".
Como cierre de este capítulo, Sémper añade una reflexión que encaja perfectamente con la situación que atraviesa ahora el PP y otros partidos: "Hemos perdido el crédito, por lo que ante una acusación de corrupción debemos demostrar la inocencia, no esperar a que se demuestre la culpabilidad. Lo reitero, es injusto, pero peor es abundar en la desconfianza y en ese desprestigio generalizado que parece no tener fin".
El "reproche" de María San Gil
En un capítulo titulado "generosidad extrema", el presidente del PP de Guipúzcoa recuerda un pleno del Parlamento vasco de la última semana de diciembre. María San Gil lideraba el partido. Era la etapa del "plan Ibarretxe". Al término del pleno, Sémper se acercó al lehendakari, le dio la mano y le dirigió las siguientes palabras: "Lehendakari, te deseo una feliz Navidad, y espero que el nuevo año sea un año en el que entre todos seamos capaces de rebajar tensiones y reconducir esta situación. No es buena para nadie".
Esta imagen estaba siendo captada por el circuito de televisión del Parlamento y llega a todos los despachos. Al llegar a las dependencias de su formación recibió "un agrio reproche de María San Gil y de algún colaborador suyo".
"No entendía qué imposibilitaba y hacía incompatible mi oposición frontal a lo que Ibarretxe representaba e impulsaba políticamente, con el respeto institucional y, si se me apura, humano, que un lehendakari o una persona despiertan en mí", apunta Sémper.
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El papel de los medios de comunicación
"El futuro se tiene que construir también con Bildu". Esta declaración, integrante de una entrevista concedida a Jot Down generó más de un dolor de cabeza al dirigente del PP. "De nada servían los años de dar la cara. Una frase aislada, convertida en un titular, extraída torticeramente de una reflexión, daba carnaza a quienes necesitan crear fantasmas para sustentar, así lo creo, una posición de poder mediático y rédito personal, cueste lo que cueste", escribe sobre la reacción de algunos medios de la derecha mediática.
"Reconozco que hubo un momento en que flaqueé. Por unos instantes pensé en abandonar, en mandar todo a tomar por saco", admite en el libro.