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ENTREVISTA A JOSÉ ANTONIO RODRIGUEZ Responsable de la primera atención a los migrantes

“Si todos vieran lo que vemos nosotros no habría discurso de odio”: el día a día de Cruz Roja en Canarias

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22.646. Ese es el número de migrantes y refugiados que han llegado a las costas canarias hasta el 18 de agosto, según el Ministerio del Interior. Sólo este miércoles fueron 485 personas. El informe #DerechoAlaVida2024 de la organización Caminando Fronteras cifró en 4.808 el número de fallecidos tratando de llegar al archipiélago. El Gobierno canario ya alertó en junio de que su sistema de acogida estaba saturado porque acogía, en ese momento, a más de 5.500 menores. Y a la Península sólo serán trasladados 347.

Cuando se habla de migración suele hacerse a través de números. De simples cifras casi nunca asociadas a nombres y apellidos o incluso a historias concretas. Pero existen. Y quienes trabajan sobre el terreno saben bien que la realidad va mucho más allá de las noticias que narran que un nuevo cayuco ha desembarcado en la isla de El Hierro. Uno de ellos es José Antonio Rodríguez Verona, que comenzó a trabajar en Cruz Roja en 1992, cuando Canarias todavía no recibía pateras. Hoy es el responsable autonómico de Primera Respuesta de Emergencia para la población migrante de la organización en las islas.

PREGUNTA. Canarias lleva todo el verano siendo la protagonista de la actualidad por la presión migratoria. Se habla sobre todo de cifras, de números, pero poco de las razones que llevan a migrantes y refugiados a venir. ¿Cree que el enfoque que se está dando a la cuestión está siendo el adecuado?

RESPUESTA. Nosotros prácticamente nunca les preguntamos por qué vienen o por qué no vienen. Estamos con ellos a pie de playa y les atendemos a nivel sanitario y humanitario y tratamos de hacerlo de la forma más digna posible, porque para ellos es muy traumática la manera en la que llegan. Sólo se les pregunta si tienen familiares dentro de la embarcación, si padecen alguna patología crónica o si tienen alguna otra vulnerabilidad.

P. ¿Cuáles son esas condiciones traumáticas?

R. Me refiero al tipo de navegación que hacen e incluso a la isla a la que llegan. Ahora mismo la que está teniendo más llegadas es El Hierro, y eso supone que se trata de personas que suelen salir del sur del continente africano, por lo que la travesía dura varios días. Vienen hacinados, en una embarcación donde casi no se pueden ni mover y soportando condiciones climatológicas que pueden cambiar a lo largo del viaje. También puede haber cualquier problema en el motor o pueden quedarse a la deriva. En algunas ocasiones incluso han llegado embarcaciones al continente americano con cuerpos ya momificados. Es traumático.

P. Estos días se habla también de "crisis", de "emergencia". ¿Se pueden utilizar verdaderamente estas palabras? Hace 30 años de la llegada de la primera patera a las islas, y desde entonces los cayucos han sido una constante.

R. A mí no me gusta llamarlo "crisis". Por parte de Cruz Roja, y de mano del Ministerio de Migraciones, estamos haciendo un esfuerzo bastante considerable para poder atender a todas las personas que llegan a cualquier isla y en cualquier playa. Hace menos de tres años montamos infraestructuras fijas en los puertos para poder atender de la manera más digna posible a las personas al llegar. Es una zona similar a un pequeño 'hospitalito' donde se realiza un pequeño triaje y cualquier asistencia sanitaria que sea necesaria a pie de playa. Hasta entonces teníamos que estar montando carpas e hinchables cada vez que había una intervención. Las condiciones no eran las adecuadas, teníamos que ver si llovía, si había viento... Hemos mejorado en ese sentido, aunque también en el equipo humano. En estos momento hay más de 100 personas trabajando en el proyecto en Canarias, más los voluntarios. Además, hay un llamamiento a nivel nacional donde sobre todo colabora personal de una zona de Andalucía, dado que ellos también conocen el fenómeno migratorio.

Vienen hacinados, en una embarcación donde casi no se pueden ni mover y soportando condiciones climatológicas que pueden cambiar a lo largo del viaje

P. ¿Cómo fueron las primeras llegadas de 1994? ¿De qué manera se gestionaban?

R. A las primeras llegadas de 1994 acudían los voluntarios de Cruz Roja con lo que se tenía. Lo único que podían ofrecer eran sus manos y su colaboración para atender la parte de asistencia sanitaria. Íbamos con vestuario que nos donaban, con mantas que nos iban prestando hasta incluso cadenas hoteleras. Esto fue así hasta el año 2006, cuando una subvención del Ministerio de Migraciones ya nos permitió invertir en vestuario, kits de higiene y recursos para poder atenderlos.

P. ¿Y desde la ciudadanía? ¿Cómo se recibían esas primeras llegadas?

R. Fueron desconcertantes. Llegaban llamadas por parte de cualquier usuario de la playa o de la policía local y te decían: "Oye, que hay una embarcación aquí grandísima con muchísimas personas". Ibas a ver lo que te encontrabas y a ver lo que podías hacer. Tratábamos de colaborar un poco también con la Policía Nacional y con la Guardia Civil para poder atenderlos, pero era un periplo.

A las primeras llegadas de 1994 acudían los voluntarios de Cruz Roja con lo que se tenía. Lo único que podían ofrecer eran sus manos y su colaboración para atender la parte de asistencia sanitaria. Íbamos con vestuario que nos donaban

P. Desde entonces hasta ahora, ¿han cambiado las embarcaciones y el tipo de personas que llegan a las costas?

R. Sí. Suelen llegar muchos en pateras o cayucos, dependiendo de la zona de la que salgan, pero también es cierto que en 2022 y 2023 se empezaron a introducir embarcaciones neumáticas, bastante precarias, para tratar de llegar sobre todo a Lanzarote y Fuerteventura. Son prácticamente insostenibles para la navegación y en muchas ocasiones, o casi en el 90% de las ocasiones, no llegan a su destino. En cuanto a los perfiles, en los años iniciales venían sobre todo varones de entre 17 y 18 años hasta 25 o 30 años, como mucho. Actualmente lo que están llegando son familias, muchas veces casi completas: el padre, la madre y los niños. Esto, claro, ha cambiado el fenómeno.

P. Algunos expertos señalan que cada vez llegan más mujeres y niñas, también solas. ¿Es así?

R. Es cierto que el número de mujeres se ha incrementado, pero las niñas y niños más o menos continúan a la par.

En 2022 y 2023 empezaron a aparecer embarcaciones muy precarias que en el 90% de las ocasiones no consiguen llegar a su destino

P. Por la experiencia de los últimos años, en los próximos meses será cuando previsiblemente se incrementen las llegadas de pateras, ¿está eso previsto? ¿Se trabaja ya para poder atender a todas las personas que podrían llegar?

R. Llevamos incrementando nuestras fuerzas desde octubre de 2023, que fue cuando empezó a aumentar notoriamente la llegada de personas al archipiélago canario. En este primer semestre también hemos tenido bastantes llegadas y es cierto que normalmente septiembre y octubre son los meses en los que mejor está el mar para poder realizar este tipo de travesías. Hemos estado trabajando junto con el Ministerio de Migraciones y el Gobierno canario para lo que nos pueda llegar. En este momento yo creo que estamos preparados para atender la primera asistencia sanitaria y humanitaria a pie de playa y creo que no va a haber ningún tipo de incidencia a la hora de poder atender a estas personas.

P. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha viajado esta semana a Mauritania, Senegal y Gambia para intentar buscar soluciones a la situación. El anuncio principal es que se apostará por una migración circular en la que se permita la llegada de migrantes con un contrato de trabajo y su posterior regreso. ¿Cuáles son las medidas que a tu juicio pueden adoptarse para mejorar la situación actual?

R. Ojalá lo supiera. Ojalá supiera saber cuál es la herramienta para poder erradicar esta travesía, que recordemos que es la más mortífera que existe en el mundo. Ojalá pudiera decir: "Este es el problema y así es como lo tenemos que atajar". Nosotros para lo que estamos preparados es para poder seguir atendiendo a las personas que llegan.

P. En paralelo al incremento de las llegadas ha proliferado un discurso xenófobo y de odio por parte de la extrema derecha. ¿Cómo lo percibe?

R. Mis oídos muchas veces ya filtran conversaciones que no me interesan. En muchas ocasiones se habla de odio, pero suelen ser personas que sólo dicen lo que escuchan. El 90% de quienes hablan en esos términos nunca han estado una intervención viendo cómo llegan estas personas. Les invito a que vengan a algún muelle y que lo vean. Esta gente no viene de aquí de vacaciones a Canarias, vienen jugándose la vida a buscar una mejor.

P. ¿Cree que no se diría eso si vieran cómo trabajáis?

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R. Te puedo asegurar que el discurso cambiaría para muchas personas.

Ojalá supiera saber cuál es la herramienta para poder erradicar esta travesía, que recordemos que es la más mortífera que existe en el mundo

P. ¿Cree que la ciudadanía canaria ve ahora la migración con otros ojos a como la veía hace 30 años?

R. En cualquier intervención que ha asistido a una embarcación que llega a pie de playa la ayuda de las personas que están por allí ha sido buena. En más de una ocasión he visto llegar una patera en la que a lo mejor viajaba un bebé o en la que iban muchos adultos y todo el mundo empieza en seguida a sacar mantas, vestuario, biberones, pañales... Cuando se ve la realidad el discurso cambia.

22.646. Ese es el número de migrantes y refugiados que han llegado a las costas canarias hasta el 18 de agosto, según el Ministerio del Interior. Sólo este miércoles fueron 485 personas. El informe #DerechoAlaVida2024 de la organización Caminando Fronteras cifró en 4.808 el número de fallecidos tratando de llegar al archipiélago. El Gobierno canario ya alertó en junio de que su sistema de acogida estaba saturado porque acogía, en ese momento, a más de 5.500 menores. Y a la Península sólo serán trasladados 347.

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