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¿Un verano sin médicos? La imposibilidad de contratar 5.300 MIR muestra el punto más débil de la sanidad

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Cada verano se repite el mismo mantra: los hospitales y, sobre todo, los centros de salud, afrontan de nuevo los meses de julio y agosto con unas plantillas ínfimas para dar una respuesta asistencial adecuada. Tanto es así, que con la llegada de las vacaciones de los profesionales sanitarios vuelven, también, los cierres de camas. El año pasado fueron 8.800 en toda España, casi el 10% del total, una situación que desde la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública tacharon de "intolerable". No por novedosa, sino por repetitiva. A las puertas de este verano, el problema regresa. Y con más fuerza: más de 5.300 médicos internos residentes (MIR) no terminarán su formación en junio como es habitual, sino en septiembre. Y algunas comunidades y servicios de salud alertaron de la consecuencia directa: son casi 6.000 especialistas menos para cubrir vacaciones.

La problemática no es tan sencilla. Ni mucho menos radica en este retraso en la contratación de estos nuevos especialistas. Todo se remonta a 2020. La pandemia obligó a los médicos que ese año comenzaban sus años de residencia a iniciar su formación sanitaria especializada (FSE) en el mes de septiembre. Los que escogieron especialidades cuya residencia dura cuatro años terminan este 2024. Y tienen que hacerlo al cumplir el plazo, es decir, también en septiembre. Son cuatro meses más tarde de lo habitual. Los sanitarios que no tuvieron que comenzar su especialidad en plena crisis sanitaria terminaban —y terminan y terminarán— su formación en mayo y habitualmente son tenidos en cuenta para gestionar las sustituciones de verano.

Y aun así siempre hay problemas. El pasado mes de julio, el sindicato Amyts lamentaba "otro verano sin médicos". "La escasez de profesionales que sufre el Sistema Nacional de Salud no es algo nuevo, pero en verano se hace más latente", criticaba la organización, que hablaba de un "déficit crónico y de una situación de sobrecarga de base". Teniendo esto en cuenta, que este verano no se puedan incorporar 5.300 nuevos especialistas se antoja un grave problema. "Algunos servicios de salud ya se han puesto nerviosos porque en los meses de julio y agosto no iban a tener a quién contratar. Pero las vacaciones son periódicas y esperables. No se puede depender de que los residentes terminen en mayo" para ofrecer una cobertura —medio— adecuada, denuncia la secretaria técnica de médicos jóvenes y MIR de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), Sheila Justo.

Ni tampoco se puede modificar su formación, ni su destino, ni mucho menos contratar a estos residentes como especialistas, la idea que algunas comunidades plantearon, según explican fuentes del Ministerio de Sanidad, que se muestra "tajante". "No se va a reducir la residencia tres meses, no se les puede contratar como adjuntos y no se les puede utilizar para cubrir vacantes que no conlleven una supervisión", indican desde el departamento de Mónica García. Como recuerdan, el plan formativo ya contempla que los MIR de último año de especialidad (de cuarto, en este caso) puedan realizar labores de adjuntos como llevar consultas y quirófanos solos, pero siempre bajo supervisión.

¿Y quién supervisa? Un informe de la Organización Médica Colegial (OMC) alerta precisamente de que las vacaciones de verano comprometen que haya adjuntos para garantizar la formación de los residentes. Y que estos pueden por ello realizar "funciones que no corresponden a su grado de responsabilidad". Además de intentar "dar respuesta a las necesidades de salud de la población" en un momento en el que el sistema sanitario se encuentra especialmente tensionado. En definitiva, se crea el peligro de que "no se aseguren los mayores estándares de atención al paciente y formación del residente de calidad y seguridad". Y de que algunos médicos adjuntos pueda ver comprometidas sus vacaciones, añade Domingo Antonio Sánchez, representante nacional de médicos jóvenes de la OMC.

"Este verano veremos una situación de sobrecarga en la gente que se quede en su puesto de trabajo y vacaciones que probablemente se verán limitadas. Esto lo que está mostrando es una falta de programación y de planificación estructural del sistema nacional de salud", critica. Y lamenta que no se hayan puesto medios para remediarlo, a pesar de que desde la OMC alertaron el pasado mes de enero de que esta situación llegaría. "Hicimos el informe precisamente para avisar de esto, pero las comunidades y el Ministerio no han hecho ningún plan conjunto para adelantarse al problema", denuncia.

Porque la solución, denuncia su organización, al igual que Sanidad, no es ni imponer "cambios en el itinerario formativo" ni "que se fuerce a los médicos residentes a finalizar su programa formativo varios meses antes". La primera opción sólo se puede realizar si se decreta de manera específica —como ocurrió en la pandemia—, y la segunda si se ha superado el 75% de la jornada anual y se ha producido una suspensión del contrato. Pero nunca por "la falta de personal sanitario por problemas estructurales y de planificación política", añade el informe de la OMC.

En 2027 harán falta 9.000 profesionales

Ese es el problema fundamental, como coinciden también desde el Ministerio de Sanidad, CESM y la OMC. El problema no es que este año no puedan incorporarse 5.300 nuevos especialistas, sino que el sistema adolece de una falta estructural de personal sanitario de base. Y que puede ir a peor.

Sanidad publicó en enero de 2022 el Informe Oferta-Necesidad de Especialistas Médicos 2021-2035, un documento en el que se alerta de que, en todo ese periodo, la necesidad de profesionales sanitarios será superior a la oferta, una situación que alcanzará su "punto máximo" en 2027, cuando el estudio calcula que harán falta unos 9.000 profesionales. Y sobre todo ocurrirá en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, que es, según el Ministerio, "la especialidad con peores pronósticos de déficit".

No es casualidad. No faltan los datos que muestran que la atención primaria es el área más maltratada de todo el sistema. Sobre todo desde la pandemia, cuando "el problema de la falta de profesionales se ha agravado mucho". "La atención primaria se configura como un problema esencial para el Sistema Nacional de Salud", conluye el documento del Gobierno. Se ve de manera estructural, se agudiza cada verano, y será si cabe más palpable estos meses de julio y agosto, según señala Justo, que asegura que la problemática de este 2024 será especialmente acuciante en los centros de salud, además de en las urgencias.

Por eso en esas áreas desde CESM estarán "especialmente vigilantes". Y recuerdan: "Se continúa utilizando a los médicos residentes como 'mano de obra barata' que sustituya, cuando es necesario, al personal especialista. La labor asistencial de los centros depende de las plantillas orgánicas, y los residentes no se deben utilizar para suplir las deficiencias del sistema", firmó Justo en una carta dirigida a García y al secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla. "Es el momento de apostar por la calidad asistencial y garantizar la formación", sentenció.

Los MIR, la pata más precaria del sistema sanitario

En cualquier caso, más allá de evidenciar aún más el déficit estructural del sistema sanitario, la excepcionalidad de los residentes que terminarán su especialidad este próximo mes de septiembre y la posibilidad de que su formación sanitaria se ponga en jaque supondría otro ejemplo de incumplimiento de los derechos laborales de los MIR. Porque esto ocurre en no pocas ocasiones. Y lo han demostrado no pocos informes.

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En este sentido, la Organización Médica Colegial recuerda que varios estudios han demostrado que "los médicos residentes superan las horas máximas de trabajo semanal que establece la normativa europea de trabajo" —que establece un límite de 48 horas a la semana— "de manera preocupante". Según las cifras publicadas por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) hace ahora un año, más del 80% de los residentes se habían enfrentado a esta situación.

Pero no sólo. Según el informe de la OMC, "también se han observado incumplimientos del derecho al descanso diario y en mayor manera del descanso semanal", sobre todo debido a las guardias de 24 horas.

Este viernes 5 de abril las 23.437 personas que superaron el examen MIR comenzarán a elegir una de las 11.607 plazas de formación sanitaria especializada.

Cada verano se repite el mismo mantra: los hospitales y, sobre todo, los centros de salud, afrontan de nuevo los meses de julio y agosto con unas plantillas ínfimas para dar una respuesta asistencial adecuada. Tanto es así, que con la llegada de las vacaciones de los profesionales sanitarios vuelven, también, los cierres de camas. El año pasado fueron 8.800 en toda España, casi el 10% del total, una situación que desde la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública tacharon de "intolerable". No por novedosa, sino por repetitiva. A las puertas de este verano, el problema regresa. Y con más fuerza: más de 5.300 médicos internos residentes (MIR) no terminarán su formación en junio como es habitual, sino en septiembre. Y algunas comunidades y servicios de salud alertaron de la consecuencia directa: son casi 6.000 especialistas menos para cubrir vacaciones.

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