Terrorismo
Víctimas de tercera clase
El II Encuentro por la paz y la convivencia en Euskal Herria, organizado por la Parroquia San Carlos Borromeo, se celebró este viernes en el Auditorio Marcelino Camacho de CCOO, en Madrid.
La paz, dejar de lado el odio, el reconocimiento en el dolor y promover un "modelo del diálogo" frente al "modelo del testimonio" que promueve el Gobierno fueron los objetivos principales de este encuentro, según aclaró a su comienzo Javier Baeza, conocido como el "cura rojo" de la Parroquia San Carlos Borromeo. "Se necesitan espacios democráticos donde se intercambien verdades para construir la verdad entre todos", apuntó.
A la cita asistieron víctimas de ETA, como Rosa Rodero; víctimas de las GAL, como Karmen Galdeano, y víctimas de la Guardia Civil, como Axun Lasa. La historia de cada una es diferente y su dolor procede de agentes distintos, pero no por eso pueden dejar de llamarse víctimas y de ser reconocidas como tal.
Karmen Galdeano, hija de Xabier Galdeano, director del periódico Egin y asesinado en 1985 por los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación creados por el Estado para combatir a la organización terrorista ETA y a su entorno), aseguró ser una de las primeras personas en "reconocer el dolor de las víctimas de ETA", porque ser víctima de los GAL no supone ir contra aquellos que sufren las consecuencias de un atentado etarra.
Galdeano insistió en que oir a todas las partes del conflicto supone "avanzar mucho", ayuda a "no imponer lo tuyo y reconocer el dolor de los demás". Del mismo modo, apuntó que "ya es hora" de que el Gobierno reconozca lo que fueron los GALGobierno y los crímenes que cometieron.
Rosa Rodero, viuda de Joseba Goikoetxea, sargento mayor de la Ertzaintza asesinado por ETA en 1993, subrayó sus 22 años de lucha "por la paz en Euskadi", la única aspiración de su marido. La acusaron de tener "síndrome de Estocolmo" por defender que había que escuchar a todas las partes del conflicto, a todas las víctimas sin importar quién fuera el verdugo.
Axun Lasa, torturada por la Guardia Civil y hermana de Joxan Lasa, asesinado por los GAL, describió la tortura como "golpes, flexiones, bañera, gritos, tuyos y de otros, aislamiento, odio, no tener agua, la misma bombillita encendida las 24 horas, amenazas, electrodos". Lasa habló de la dureza de vivir 12 años de desaparición de su hermano, cuando "en realidad ya lo habían matado". "Es un calvario muy largo", aseguró, por eso todas sus "energías" se dirigen ahora a "que salgan a la calle los presos que, por ley, no tienen que estar en la cárcel".
"El verdadero problema" de esta parte de la historia española es la "gestión centrista y jerárquica del conflicto" que se realiza por parte del Ejecutivo, denunció Baeza. Por eso nace esta iniciativa de reunir a víctimas de ETA con víctimas de los GAL y de la Guardia Civil al mismo tiempo, "ninguno de nosotros va a cambiar de parecer después de escuchar a los demás, pero nos sirve para relativizar tu dolor y reconocer el dolor del otro", reconoció Karmen Galdeano.
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Al encuentro también acudió Lucía Carrero Blanco, nieta del expresidente español que ocupó varios cargos durante la dictadura de Franco y que acabó siendo asesinado por ETA en 1973. "Se puede ser un Carrero Blanco y amar el País Vasco", confesó Lucía, quien dijo creer en "el diálogo como herramienta indiscutible para la paz y en la paz como herramienta indiscutible para la democracia".
Joan Tardá, diputado de ERC en el Congreso, también estuvo presente en el acto para mostrar su apoyo a las víctimas. El político catalán incidió en que "la reconciliación nace del compromiso político". Un compromiso que, precisamente, rompió el Congreso de los Diputados al revocar la celebración de este II Encuentro en la sala Ernest Lluch de la Cámara.
Tardá explicó que el Congreso decidió, por unanimidad, acoger este encuentro en su sede. Sin embargo, "las protestas públicas de las asociaciones de víctimas" que no quiso nombrar hicieron "que PP y PSOE revocasen la decisión". "Lo cual quiere decir que para el Gobierno hay víctimas de primera, de segunda y de tercera clase". El diputado cree que la marcha atrás del Congreso es la "constatación de que todavía queda mucho por avanzar".