Europa debate si usaría un arma nuclear ante Rusia en previsión de que Trump regrese a la Casa Blanca

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Europa tiene miedo a Rusia y a la hipótesis de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. El magnate estadounidense confesó en una cumbre en 2020 a los dirigentes de las instituciones europeas que, en caso de ataque ruso a países de la OTAN, incumpliría la obligación que emana del tratado de la OTAN y no acudiría en su ayuda. Están avisados. ¿Pueden los europeos resistir a Rusia sin el paraguas nuclear estadounidense, clave de bóveda de la estructura de seguridad noroccidental? A la Rusia militar convencional, visto lo visto en Ucrania, seguro que sí. A la Rusia militar nuclear no. Salvo que Europa tenga por sí misma el arma nuclear.

El debate, puramente teórico porque a nadie se le está ocurriendo en Bruselas construir un arma nuclear para el bloque, tiene una variante práctica. Francia es miembro de la OTAN y de la Unión Europea y, desde el Brexit, el único país de la Unión Europea con capacidad nuclear militar. ¿Puede ejercer Francia para Europa el papel de seguro de último recurso que ejerció Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial? Esa pregunta teórica se discute entre diplomáticos europeos, según desvela este martes la newsletter de dos de los más veteranos y mejor informados corresponsales en Bruselas, el francés Christian Spillman y el italiano David Carretta.

¿Puede Francia proteger a Europa? Los tratados de la OTAN y de la Unión Europea aseguran esa defensa mutua, pero el arma nuclear estaba fuera de esa ecuación. La doctrina nuclear francesa asegura que la disuasión, la amenaza del uso del arma nuclear, está para proteger los intereses vitales de Francia. La decisión última la tiene el presidente de la República, ahora mismo el liberal Emmanuel Macron. ¿Entra dentro de los intereses vitales de Francia impedir, por ejemplo, que Rusia ocupe un país miembro de la Unión Europea y la OTAN como podría ser Rumanía o Polonia? Decide Macron.

El presidente francés viajó el 30 y 31 de enero en visita de Estado a Suecia, el próximo país que ingresará en la Alianza Atlántica en cuanto Hungría deje de arrastrar los pies y ratifique la adhesión, lo que ya hicieron todos los demás socios. Macron acudió a la Academia Militar Real de Karlberg, donde pronunció un discurso sobre Europa y su seguridad y donde aceptó varias preguntas de los jóvenes cadetes.

Una fue al grano: “¿Tiene Francia el sentimiento de tener una responsabilidad particular en lo que concierne a la protección de la Unión Europea y del paso del Ártico?”. “Definitivamente sí”, contestó Macron, quien añadió: “nuestros intereses vitales, lo que definimos como nuestros intereses vitales, son en parte esencialmente europeos, lo que nos lleva a una responsabilidad particular por lo que poseemos, nuestra capacidad de disuasión, por decir las cosas claramente”.

La respuesta de Macron parece clara: Francia entiende que entre sus intereses vitales está la seguridad de la Unión Europea en su conjunto y la protegerá con su paraguas nuclear, mucho más pequeño que el estadounidense pero suficiente como disuasión frente a un ataque de una potencia externa con capacidad nuclear.

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El problema a esa interpretación puede ser exactamente el mismo que en Estados Unidos. Los demócratas no dudan en asegurar que cumplirían siempre sus obligaciones como miembros de la OTAN en la defensa de sus socios, algo que los republicanos ya no son capaces de prometer. Y en Francia pasa lo mismo. Aunque Macron dijera eso, la extrema derecha de Marine Le Pen, de llegar al Elíseo, no va en la misma línea que Macron.

La líder ultra dijo que Macron quiere “compartir nuestra potencia nuclear” y “europeizar” el arma nuclear francesa. No debe haber palabra más odiosa para la extrema derecha francesa que “europeizar”. La extrema izquierda de Los Insumisos, que tampoco destaca por su europeísmo, protestó por igual. Pero la guerra en Ucrania y la posibilidad de tener en la Casa Blanca un presidente estadounidense que se desentienda de la seguridad del Viejo Continente cambiaron todo.

El mundo de la disuasión nuclear es impreciso y la decisión sobre el uso del arma nuclear queda finalmente limitada a una persona (y sus asesores políticos y militares). ¿Pueden los gobiernos europeos sentirse seguros con la protección francesa? Una alta fuente diplomática europea considera que, aunque Francia no ha llegado al punto de compartir el arma con sus socios europeos y que mantendrá siempre la decisión última de su uso, sí puede ya entenderse que los países europeos son parte de sus intereses vitales como miembro de la Unión Europea.

Europa tiene miedo a Rusia y a la hipótesis de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. El magnate estadounidense confesó en una cumbre en 2020 a los dirigentes de las instituciones europeas que, en caso de ataque ruso a países de la OTAN, incumpliría la obligación que emana del tratado de la OTAN y no acudiría en su ayuda. Están avisados. ¿Pueden los europeos resistir a Rusia sin el paraguas nuclear estadounidense, clave de bóveda de la estructura de seguridad noroccidental? A la Rusia militar convencional, visto lo visto en Ucrania, seguro que sí. A la Rusia militar nuclear no. Salvo que Europa tenga por sí misma el arma nuclear.

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