La agresión armada de Rusia a Ucrania está cambiando los equilibrios de poder europeos. Más allá del mayor peso político y diplomático que han obtenido en Bruselas los gobernantes de países del centro y el este del continente, sus prioridades estratégicas giraron. El mayor de ellos, Polonia, está convirtiéndose rápidamente en una potencia militar que podría rivalizar con las mayores de Europa. El proyecto de presupuestos para 2025 del Gobierno polaco del conservador y europeísta Donald Tusk, que sucedió a los ultraderechistas del PiS del primer ministro Mateusz Morawiecki, contempla un aumento de 0,6 puntos de PIB del gasto en Defensa para llevarlo hasta el 4,7% del PIB, el mayor de la OTAN en proporción a su PIB, casi cinco veces más que el gasto español.
El cambio político en Varsovia hizo girar al país en su relación con sus socios europeos, pero en cuanto a Defensa sólo sirvió para reforzar una tendencia que había lanzado el PiS. La diferencia ahora es que Tusk, usando el argumento de que Polonia defiende buena parte de la frontera oriental de la Unión Europea, que una parte de ese gasto sea financiado con fondos europeos, porque Polonia está entre los seis países a los que la Comisión Europea abrió en junio un procedimiento por déficit excesivo. Debe ajustar gasto a la vez que sigue aumentando el militar. Por eso Polonia pretende que Bruselas se haga cargo de al menos una parte de la factura. Fuentes comunitarias explicaron a infoLibre que ha habido conversaciones pero que no hay una decisión todavía tomada.
Varsovia mira con aprehensión a Moscú. Rusia no se ve igual desde la capital polaca, a unos pocos cientos de kilómetros, que desde Madrid, Roma o Lisboa. Por eso el aumento del gasto militar, que del 2,4% de 2022, superó el 3% en 2023, alcanzó el 4,1% en 2024 y rozará el 5% en 2025. Episodios como la caída en territorio polaco de restos de cohetes ucranianos que intentaban derribar misiles rusos hizo que las decisiones de aumento del gasto militar fueran cada vez menos impopulares.
Su potencia militar es un secreto a voces. El Ejército de Tierra polaco está cerca de equiparar en medios y hombres al francés o al británico y ya está por delante del alemán, el italiano o el español. La mayor parte de su gasto se centra en medios que defiendan al país de un ataque desde el este. Y su interés en la Armada parece menor a la vista de dónde invierte y porque su costa del Báltico está protegida por el despliegue de la OTAN.
Tusk no cambió las prioridades de Morawiecki, que había dicho en 2022 que “el Ejército polaco debe ser tan poderoso que no tenga que luchar”. El entonces ministro de Defensa, Mariusz Blasczak, dijo en julio del año pasado: “Tendremos las fuerzas terrestres más potentes de Europa”. Llegado al poder en diciembre pasado, Tusk mantiene esas políticas.
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Las Fuerzas Armadas polacas crecen y se modernizan lo más rápido que el país puede permitirse. Casi dobla en número de tanques y piezas de artillería a Alemania. Con menos de la mitad de población que su vecina, Polonia puede movilizar a 170.000 soldados, que serán 300.000 a mediados de la próxima década si sigue adelante con sus planes. A esos números, muy superiores a españoles o italianos, suma que desde hace años decenas de miles de jóvenes, varones y mujeres, realizan formación militar algunos fines de semana al año. Son miembros no permanentes de una milicia ciudadana a la vez que trabajadores o estudiantes.
La idea serviría para, en caso de conflicto, poder movilizar, como hizo Ucrania, a decenas de miles de civiles con conocimientos militares. También gasta cada vez más en material para modernizar una Fuerzas Armadas que todavía en 2022 tenían tanques de fabricación soviética en sus arsenales. En 2023 Varsovia firmó un contrato de 4.900 millones de dólares para comprar 250 tanques Abrams estadounidenses y 4.600 millones más para 32 aviones de combate F-35. En Corea del Sur ha encargado más de 10.000 millones de euros en armas en los últimos años, sobre todo piezas de artillería y más tanques.
La OTAN aplaude a Polonia y la Unión Europea no dice nada al respecto, aunque le gustaría que el gasto militar se hiciera sobre todo en la industria europea, no principalmente en la estadounidense e incluso en la surcoreana.
La agresión armada de Rusia a Ucrania está cambiando los equilibrios de poder europeos. Más allá del mayor peso político y diplomático que han obtenido en Bruselas los gobernantes de países del centro y el este del continente, sus prioridades estratégicas giraron. El mayor de ellos, Polonia, está convirtiéndose rápidamente en una potencia militar que podría rivalizar con las mayores de Europa. El proyecto de presupuestos para 2025 del Gobierno polaco del conservador y europeísta Donald Tusk, que sucedió a los ultraderechistas del PiS del primer ministro Mateusz Morawiecki, contempla un aumento de 0,6 puntos de PIB del gasto en Defensa para llevarlo hasta el 4,7% del PIB, el mayor de la OTAN en proporción a su PIB, casi cinco veces más que el gasto español.