El 20 de agosto de 1998, las grandes cabeceras españolas recogían el goteo de informaciones sobre el caso Lewinsky, que salpicaba al presidente Bill Clinton desde enero de ese año. El escándalo sexual había sido destapado por una amiga de la amante del presidente estadounidense y publicado por la prensa generalista el 21 de enero de 1998. A la altura de agosto, el conocido como Sexgate había empujado a Clinton a confesar por primera vez la "relación física impropia" con su exbecaria en un juicio político en la Cámara de Representantes. El cerco se estrechaba cada vez más sobre el presidente. Este verano, infoLibre repasa la historia española reciente a partir de las portadas de los principales periódicos de la época, un espejo de los temas que llenaban el debate público en las vacaciones de entre 1978 y 2002.
The Washington Post fue el primer diario que, el 21 de enero de 1998, expuso con sumo detalle la "aventura amorosa con el presidente", desencadenando ríos de tinta e investigaciones paralelas sobre la vida privada de Bill Clinton. Pronto aparecieron en la prensa, en recuerdo del histórico escándalo Watergate, definiciones como Monicagate, Lewinskygate o Sexgate. La Cámara de Representantes de Estados Unidos pidió explicaciones al presidente y las sesiones parlamentarias de 1998 se convirtieron en un juicio político que desembocó en un impeachmentimpeachment o proceso de destitución en diciembre de ese mismo año. Su relación extramarital transgredía todos los esquemas de la moral pública y cristiana de la sociedad estadounidense, a lo que además se sumaba la diferencia de edad entre el Clinton (49 años) y Lewinsky (22 años).
El juicio político se realizó el 17 de agosto con el modelo del gran jurado, donde un cuerpo judicial colegiado, con capacidad ilimitada de citar a declarar a cualquiera, investigó la "aventura" entre Clinton y Lewinsky. El fiscal Kenneth Starr remitió una carta a la Casa Blanca en la que pedía el testimonio presidencial, si bien Clinton dijo que su declaración sería "voluntaria". Según explicaba El Mundo, el fiscal Starr "prentende demostrar que el mandatario cometió perjurio al negar bajo juramento haber mantenido una relación adúltera con la becaria Monica Lewinsky, a quien habría pedido además que mintiera también". Esto habría ocurrido, según argumentaba el fiscal, durante el juicio en el que se investigaba el presunto acoso sexual del que Paula Jones, empleada del Estado de Arkansas, acusaba a Clinton, entonces gobernador. En el marco de este proceso, en sede judicial y bajo juramento, Clinton fue interrogado sobre si había mantenido "relaciones sexuales" con Lewinsky, cosa que en aquel momento negó.
En agosto, sin embargo, y por primera vez desde que se hiciera público el escándalo sexual, el presidente reconoció haber mantenido una "relación física impropia" con Lewinsky. Pero incluso ese día se disparó el debate amarillista: Clinton fue a declarar con una corbata que le había regalado la becaria dos años atrás y que, según publicaba el diario El Mundo, le dedicó con estas palabras: "Cuando no pueda hablar contigo y vistas la corbata, sabré que estoy cerca de tu corazón".
La caza del presidente en su relación con la becaria se volvió una especie de obsesión. Así lo recogía El Mundo ese 20 de agosto: "Bill Clinton no ha conseguido librarse del azote en que se ha convertido el fiscal especial Kenneth, cuyas pesquisas tienen al presidente contra las cuerdas tanto en el campo político como en el familiar. Hoy, Starr volverá a interrogar a Monica Lewinsky sobre sus relaciones con el presidente en un aparente intento de buscar contradicciones en el testimonio presidencial del lunes sobre lo que Clinton calificó de 'relación impropia' con la ex becaria". La investigación del fiscal independiente estaba azuzada por la existencia de un vestido de Lewinsky con restos de semen del presidente: "Anoche, la cadena de televisión CNN informaba que el fiscal ha emplazado a Clinton para que se someta a una prueba de ADN". El periódico El País repasaba en cuatro líneas los apoyos del presidente: "[...] solo parece contar con el abierto apoyo público de su mujer, Hillary, y del vicepresidente, Al Gore, que se juega su carrera política".
A partir de la sutil confesión de Bill Clinton ("relación física impropia"), Kenneth Starr imputó al presidente por perjurio y obstrucción de la justicia, y en diciembre de 1998 se produjo el juicio político por tales cargos. El Senado debatió durante 21 días sobre la culpabilidad de Bill Clinton y finalmente la votación condujo a la exoneración del presidente de todos los cargos. La defensa de Clinton consistió en argumentar que recibir sexo oral —la única práctica que admitió haber realizado con su entonces empleada— no entraba dentro de la definición técnica de "relaciones sexuales", tal y como se le había planteado en el juicio de Paula Jones, y que por lo tanto no había mentido durante el mismo. Dos meses después de que el Senado cerrara el caso, y ya en el ámbito judicial, fue multado con 90.000 dólares por desacato, en castigo por prestar "falso testimonio" durante el caso de Paula Jones.
Monica Lewinsky había llegado a la Casa Blanca en 1995 como becaria, y ella y Bill Clinton tuvieron relaciones sexuales en nueve ocasiones entre noviembre de 1995 y marzo de 1997, según declaró la mujer en explicaciones a los congresistas. Pero la relación de Lewinsky con Clinton no solo había sido de carácter sexual: también había habido un intercambio afectivo. El error de la becaria había sido contarle su historia con el presidente a su amiga y compañera de trabajo Linda Tripp que, a partir de septiembre de 1997 y tras hablar con la escritora Lucciane Goldberg, comenzó a grabar todas las conversaciones con Lewinsky sobre su relación con Clinton. Linda Tripp acabó vendiendo las cintas al fiscal independiente Kenneth Starr, que ya venía investigando asuntos turbios del presidente, como la controversia Whitewater.
En marzo de 2015, cuando se cumplían 20 años de su entrada como becaria a la Casa Blanca, Monica Lewinsky dio una conferencia TED en Nueva York donde se consideró a sí misma la primera víctima de acoso en Internet. "A los 22 años, me enamoré de mi jefe. A los 24, aprendí las consecuencias devastadoras", resumió. "Me tildaron de zorra, puta, ramera, tonta. Perdí mi reputación, mi dignidad y casi pierdo mi vida. Me conocía mucha gente, pero en el fondo sólo me conocían de verdad unos pocos. Lo entiendo. Fue fácil olvidarse de 'esa mujer' [como la llamó Clinton], de que tenía alma". Y reflexionó: "Hace 17 años no había una definición de esto. Pero hoy lo llamamos acoso online".
El 20 de agosto de 1998, las grandes cabeceras españolas recogían el goteo de informaciones sobre el caso Lewinsky, que salpicaba al presidente Bill Clinton desde enero de ese año. El escándalo sexual había sido destapado por una amiga de la amante del presidente estadounidense y publicado por la prensa generalista el 21 de enero de 1998. A la altura de agosto, el conocido como Sexgate había empujado a Clinton a confesar por primera vez la "relación física impropia" con su exbecaria en un juicio político en la Cámara de Representantes. El cerco se estrechaba cada vez más sobre el presidente. Este verano, infoLibre repasa la historia española reciente a partir de las portadas de los principales periódicos de la época, un espejo de los temas que llenaban el debate público en las vacaciones de entre 1978 y 2002.