"Hagamos de la mentira un negocio ruinoso": David Jiménez pide más multas para los creadores de bulos

El periodista y escritor David Jiménez posa con su nuevo libro de ficción, 'Días salvajes'.

David Jiménez

La mentira está ganando, por goleada. Y aunque las razones de esa victoria son variadas, una destaca sobre las demás: se ha convertido en un gran negocio.   

La lista de beneficiados por la era de la manipulación es larga. En lo más alto se sitúan grandes empresas tecnológicas, cuyos algoritmos explotan los peores instintos humanos y sirven los intereses de billonarios como Elon Musk o Mark Zuckerberg. Muchos escalones por debajo están esos cientos, miles de medios que se reparten las migajas de la desinformación. No les hace falta mucho para ser rentables: sin desplazarse, desde la cocina de casa, una sola persona puede crear bulos de difusión masiva.  

Precisamente porque la mentira es más rentable que la información veraz —esta necesita periodistas profesionales, medios y tiempo—, la estrategia debe centrarse en golpear los bolsillos de los creadores de bulos. En Estados Unidos, la cadena Fox tuvo que pagar más de 700 millones de euros en compensaciones por sus falsedades sobre las elecciones presidenciales de 2020. Un juez de Nueva York aprobó el mes pasado la liquidación de los activos del locutor conspiranoico Alex Jones, que acusó a los padres de los veinte niños asesinados en la escuela de Sandy Hook de haberse inventado la muerte de sus hijos.

La batalla no empezará a ganarse del todo hasta que la mentira deje de ser un buen negocio y sus promotores paguen un precio

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El documental Alex Jones vs. la verdad muestra cómo los ingresos de Jones aumentaban según lo hacían sus mentiras, a través de la publicidad y la venta directa de productos a una audiencia abducida por sus invenciones. Pero la justicia ha tumbado el negocio y el dueño de InfoWars se enfrenta al pago de un precio disuasorio para posibles imitadores. En total, debe a las familias 1.500 millones de dólares en indemnizaciones.  

En España vamos muy por detrás. Una justicia lenta y penas por difamación ridículas hacen que, incluso perdiendo en los tribunales, a los fabricantes de bulos les salgan los números. Endurecer los castigos, formar jueces especializados en desinformación y potenciar un periodismo que haga de contrapeso son medidas que podrían hacer que la verdad recupere parte del terreno perdido. Pero la batalla no empezará a ganarse del todo hasta que la mentira deje de ser un buen negocio y sus promotores paguen un precio intolerable por su codicia irresponsable.  

“David Jiménez, periodista, exdirector de El Mundo y autor, entre otros libros, del ensayo ‘El Director’ y de la novela, recién publicada, ‘Días salvajes’.

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