El 24 de abril de 1521 eran ejecutados en Villalar (Valladolid) Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, principales líderes de la revuelta comunera contra el regente de Carlos I, Adriano de Utrecht. Terminaba así una rebelión que había durado menos de un año, pero que tendría ecos a través de los siglos.
Un año antes, el 16 de abril de 1520, Carlos I convocaba Cortes en A Coruña para recaudar fondos que le permitieran sufragar su aspiración de ser emperador, y marchaba el 20 de mayo hacia Flandes, dejando como regente a Adriano de Utrecht, que sería el papa Adriano VI. Padilla y otros miembros del Concejo de Toledo no acuden a Coruña, molestos por los repartos de cargos entre los extranjeros que habían venido del norte con el monarca.
En julio de ese 1520, Toledo convocaba una junta extraordinaria en Ávila, donde se declaró nulo todo lo acordado en las Cortes de Coruña, incluida la regencia de Adriano de Utrecht.
Los líderes de la rebelión
Juan de Padilla (1490-1521) nació en la baja nobleza toledana, siendo su padre regidor de la ciudad y capitán de la milicia de Toledo, cargo que heredaría Juan en 1518. Contrajo matrimonio con María Pacheco, de los Mendoza, más cercana a las altas esferas.
Litografía de Juan de Padilla por J. Donón (s. XIX).
Según cuentan las crónicas, Padilla se unió a la rebelión porque el monarca no le dio la tenencia de Peña de Martos (Jaén) que había gestionado su tío, así como apoyado por su mujer. Su carisma natural y sus declaraciones públicas contra los extranjeros traídos por el rey pronto lo convirtieron en el líder del levantamiento. "Jamás consentiré yo que la nobleza de Castilla y León sea hecha tributaria... y yo estoy pronto a morir en defensa de nuestros derechos", declaraba Padilla ante el Concejo de Toledo. A Padilla se fueron uniendo otras figuras destacables del movimiento comunero: Juan Bravo y los primos Pedro y Francisco Maldonado.
Juan Bravo (1483-1521), primo de María Pacheco, era regidor y capitán de las milicias de Segovia. El 29 de mayo, al llegar la noticia de la marcha de Carlos I, el regidor dirige una revuelta en la ciudad y acaba haciéndose con el control, a pesar de que tropas leales al regente se atrincheraron en el alcázar de la ciudad y permanecieron allí durante todo el conflicto.
Pedro Maldonado (1490-1522) era el líder de las milicias de Salamanca cuando se produce el levantamiento, al que se suma rápidamente. No obstante, su matrimonio con la sobrina del conde de Benavente, próximo a Carlos I, hizo que tuviera que dejar el liderazgo, que fue puesto en manos de su primo, Francisco Maldonado (1480-1521), que lideró las tropas hasta la batalla de Villalar.
En ese verano de 1520, las tropas reales cercan la ciudad de Medina del Campo y desatan un incendio. Cuando estos hechos se divulgan, muchas más poblaciones se unen al levantamiento. Adriano de Utrecht empieza a verse en serios problemas.
Monumento a Juan Bravo en Segovia.
Padilla acude en julio a Segovia para apoyar a Bravo, y el día 29 los sublevados nombran al toledano jefe de las tropas comuneras, mando que luego cederá. Ambos acuden ese verano a Tordesillas (Valladolid) para hablar con la reina Juana (madre de Carlos I), y pedirle que apoye su causa. Los comuneros sitúan su centro de actuación en esta localidad, con la esperanza de que Juana firme algún documento aceptando la corona y deslegitimando así a su hijo Carlos, cosa que no sucedió.
El final de la lucha
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Mientras, Padilla y Bravo continuaban las acciones militares en Castilla. Las tropas de Padilla toman Ampudia (Palencia) y Torrelobatón (Valladolid), y las de Bravo se hacen con Zaratán y Simancas (ambas en Valladolid). Pero la revuelta empieza a tomar tintes antiseñoriales, pues muchos campesinos aprovechan el caos y los enfrentamientos para demandar un mejor trato a los nobles. Este será el punto de inflexión: cuando la nobleza vea peligrar sus intereses, se irán pasando al bando de Adriano de Utrecht.
El enfrentamiento final se produce en Villalar, donde el ejército real pilló por sorpresa a las tropas comuneras, que son masacradas y hechos prisioneros sus líderes, que serán ejecutados al día siguiente, el 24 de abril. Mueren en el cadalso Padilla, Bravo y Francisco Maldonado, entre otros.
Pedro Maldonado, inicialmente, se libró del cadalso por la mediación de su suegro, que pidió que no se le ejecutara. No obstante, en 1522, cuando regresa a España el ya emperador Carlos I, acaba ajusticiado. Mientras, María Pacheco continuó con la sublevación en Toledo junto al obispo de la ciudad, que poco después se ven obligados a rendirse, tras quedarse solos en sus reclamaciones. Concluía así el movimiento comunero.
El 24 de abril de 1521 eran ejecutados en Villalar (Valladolid) Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, principales líderes de la revuelta comunera contra el regente de Carlos I, Adriano de Utrecht. Terminaba así una rebelión que había durado menos de un año, pero que tendría ecos a través de los siglos.