'Pentimento', de Lillian Hellman, en Caños de Meca: la lectura de un verano que marcó a Nativel Preciado

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"Un verano, en la playa de Caños de Meca, leí Pentimento, de Lillian Hellman, un libro que condicionó el resto de mi vida literaria. En aquellos años, mediados de los setenta del pasado siglo, era una playa gaditana bastante especial. Había poquísima gente; unos cuantos hippies. El paisaje era asombroso, la arena blanca y fina y el color del mar muy cambiante. Por todo esto, y mucho más, fue un verano inolvidable".

Como vemos, tiene muy claro Nativel Preciado (Madrid, 1948) cual fue aquel libro que marcó un punto de inflexión en sus veranos. La lectura idónea en el lugar apropiado. Un título editado en 1973, en el que la autora estadounidense repasa su vida haciendo retratos de varias personas importantes a lo largo de su vida. Incluso de una de ellas salió una aclamada película, Julia (1977) protagonizada por Jane Fonda y dirigida por Fred Zinnemann. Es, en definitiva, un libro que de una manera u otra desde entonces le ha acompañado siempre en sus recuerdos de verano.

"Hellman era una leyenda, no solo como escritora, dramaturga y guionista, también porque se negó a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas en 1952 (le acusaron de comunista) y, desde luego, por sus historias amorosas, sobre todo, con el escritor Dassiel Hammet", destaca Preciado en conversación con infoLibre: "En aquellos momentos yo la admiraba muchísimo y todavía estaba viva".

'Pentimento' es un libro de retratos de la gente que conocía. Tenía mucho de autobiográfico y, sobre todo, para mí era la historia de una gran amistad entre dos mujeres. Yo identificaba el personaje de Julia, heroína antinazi, con el de mi íntima amiga antifranquista exiliada

Y todavía continúa profundizando: "Pentimento es un libro de retratos de la gente que conocía. Tenía mucho de autobiográfico y, sobre todo, para mí era la historia de una gran amistad entre dos mujeres. Yo identificaba el personaje de Julia, heroína antinazi, con el de mi íntima amiga antifranquista exiliada. En resumen, la historia me conmovió, me identifiqué con ella y, más aún, cuando poco después vi la película Julia, de Zinnemann, magistralmente protagonizada por Jane Fonda y Vanessa Redgrave, donde Meryl Streep hace su primer papel".

Recuerda incluso Nativel que compró Pentimento con el que luego sería su marido y padre de sus dos hijos. "Sabía mucho más que yo de literatura y me dejaba asesorar por él. Le gustaba la novela policiaca y también Dassiel Hammet y Patricia Highsmith, aunque su preferido era George Simenon, del que había leído todas sus novelas", rememora, compartiendo de paso momentos bien personales: "Los sábados íbamos a la librería Cuatro Caminos a comprar libros y luego a un restaurante brasileño a comer galetos y tomar caipiriñas. La recuerdo como la época más feliz de mi vida".

Me gustaba escribir incluso más que leer. De niña mezclaba El Capitán Trueno, Las aventuras de Guillermo Brown o Tarzán de los monos con la Ilíada y la Odisea, Gustavo Adolfo Bécquer, Salgari, Verne, Stevenson y Dickens

La periodista y escritora -que recientemente publicaba su última novela, Palabras para Olivia- era entonces apenas una veinteañera. "Tenía 28 años. Leí Pentimento en poco más de una semana en aquella playa de Cádiz", rememora, asegurando que desde entonces ha vuelto a caer varias veces en sus páginas y "siempre" le sigue gustando. Además, esta obra le llevó a leer otra serie de libros similares de algunas autoras que adora, como por ejemplo Una mentira piadosa (una infancia en Bloomsbury), de Angelica Garnett; El cuaderno dorado, de Doris Lessing; Sombras en la hierba, de Isak Dinesen; Las olas, de Virginia Woolf... "Además, me inspiró a la hora de escribir varios de mis libros, sobre todo uno titulado Amigos íntimos", apostilla.

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A pesar de aquel primer impacto pletórico, dejó Nativel de ser "fiel" a las obras de Hellman "hace mucho tiempo". Más que nada porque, según afirma, "los momentos literarios no duran toda la vida", sino que "suelen ser efímeros". Por eso mismo no es capaz de concretar cuando surgió su vocación literaria, aunque apunta que desde muy niña era "grafómana" y se dedicaba a tomar notas de todo: "Me gustaba escribir incluso más que leer. De niña mezclaba El Capitán Trueno, Las aventuras de Guillermo Brown o Tarzán de los monos con la Ilíada y la Odisea, Gustavo Adolfo Bécquer, Salgari, Verne, Stevenson y Dickens. Esas fueron mis lecturas iniciáticas, las que compartía con los niños de mi generación. Y siempre escribía cuentos en el colegio". 

Las lecturas y los amigos son para el verano. Es cuando les puedes dedicar más tiempo y puedes disfrutar plenamente de ambos

Su propia familia también tuvo su parte de influencia en su afición lectora y escritora. Por un lado su madre, que le leía cuentos y fue quien le empezó a enseñar a leer. "Cuando yo era niña creía que mi padre era un sabio. Me fascinaba verle leer y consultar enciclopedias y diccionarios en diversos idiomas. Luego supe que no era tan sabio como yo creía", señala, reconociendo especialmente la labor de sus profesores del colegio, pues ellos fueron quienes le "incitaron a la lectura". "Y no solo el de Literatura, también la de Historia, el de Ciencias Naturales y el de Física y Química. Eran grandes lectores y, desde luego, grandes maestros. Tuve mucha suerte con mis padres y mis profesores. De haber podido elegirlos no los hubiera encontrado mejores", destaca.

Por profesión y por placer, Nativel no ha dejado nunca de leer. "Las lecturas y los amigos son para el verano. Es cuando les puedes dedicar más tiempo y puedes disfrutar plenamente de ambos", asegura, aprovechando para recomendar uno de los últimos libros que ha pasado ante sus ojos: Una historia particular, de Manuel Vicent. Y lanza para terminar un alegato para lectores potenciales: "La gente que no lee se priva de un placer único. La lectura te acompaña, te ayuda a entenderte mejor y a comprender lo que te rodea, llena momentos de vacío, de soledad, de impotencia, de sufrimiento y te puede llegar a divertir más que el mejor concierto. Lo comparo con la música, sea cual sea, porque es algo que a todo el mundo le gusta y lo considera un verdadero placer".

"Un verano, en la playa de Caños de Meca, leí Pentimento, de Lillian Hellman, un libro que condicionó el resto de mi vida literaria. En aquellos años, mediados de los setenta del pasado siglo, era una playa gaditana bastante especial. Había poquísima gente; unos cuantos hippies. El paisaje era asombroso, la arena blanca y fina y el color del mar muy cambiante. Por todo esto, y mucho más, fue un verano inolvidable".

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