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Comunicación política

Ciudadanos: la complicada salida de la irrelevancia

Ciudadanos ha resuelto finalmente la incógnita sobre su posición ante la próxima aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, prevista para finales de este mes. Inés Arrimadas y los otros nueve diputados en el Congreso votarán otra vez conjuntamente con Vox y con el PP contra el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. El giro impulsado durante la crisis del coronavirus para salir del bloque del trío de Colón parece quedar atrás. Con esta decisión, Ciudadanos vuelve a donde estaba y de nuevo se reabrirá el debate sobre su posible desaparición como fuerza política activa y determinante. La estrategia a partir de ahora está por determinar.

Un cambio de postura

Inicialmente, Inés Arrimadas y los dirigentes del partido parecían defender un apoyo a los PGE basados en un argumento fundamental: contribuir a la estabilidad del país en un momento crítico de nuestra historia. Pese a mantener una posición crítica frente al Gobierno de coalición, defendían que el apoyo a unos Presupuestos actualizados a la situación económica que vivimos era prioritario. Por esta razón, se justificaba incluso la posibilidad de compartir el voto afirmativo con fuerzas manifiestamente divergentes como UP o el PNV.

Pablo Iglesias movió ficha con habilidad para forzar a Ciudadanos a replantearse sus intenciones. Para UP, la posibilidad de que Inés Arrimadas abriera la llamada geometría variable que pudiera permitir al PSOE alcanzar acuerdos sin recabar como alternativa única la mayoría de la investidura no era admisible. Consiguieron convencer a ERC y EH Bildu para que anunciaran su voto favorable a los Presupuestos en lugar de quedarse en la habitual y siempre ambigua abstención. La jugada ha resultado ser absolutamente eficaz. Ciudadanos ha puesto la marcha atrás y vuelve a sus cuarteles de invierno junto al PP y a Vox.

Definir lo indefinido

La acusación más extendida respecto a la comunicación de Ciudadanos siempre ha sido la de su indefinición. Albert Rivera pasó desde la creación del partido por diferentes discursos que dificultaron posicionar al partido con nitidez. El principal rasgo distintivo fue su deriva cada vez más derechizada hasta llegar a la famosa foto de Colón junto a la ultraderecha. Inés Arrimadas, tras la debacle electoral de hace un año, había planteado un nuevo viraje en dirección al centro. Para David Redolí, sociólogo y expresidente de la ACOP, “Ciudadanos está en tierra de nadie, en busca todavía de su propio espacio, que lo tuvo, pero Albert Rivera lo tiró por la borda al intentar sustituir al PP. Se perdieron en el trayecto y ahora Arrimadas ha heredado un proyecto político desnortado y envenenado”.

Todos los estudios demoscópicos coinciden siempre en la imposibilidad de conseguir una mayoría de gobierno sin tener una fuerte representación del voto de centro. El problema, habitualmente, es determinar qué implica en la práctica ser de centro cuando llega el momento de tomar decisiones concretas. Maica Gómez Quintanilla es una consultora y asesora que ha conocido Ciudadanos por dentro en su actividad profesional. Según explica en este caso, “el electorado de Ciudadanos no entiende bien por qué se mantienen hasta el último momento proclives a sacar adelante los Presupuestos estando Bildu y ERC. Ser de centro es muy complicado. O te vas a la izquierda o te vas a la derecha, pero mantenerse en el centro y que eso se entienda es muy difícil”.

El mejor de los argumentos

En ocasiones, el trabajo de la comunicación política se enfrenta a la complejidad que supone optar entre diferentes mensajes y poder medir las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos. Este es un buen ejemplo para analizar. Ciudadanos tenía la posibilidad de explicar cualquiera de las tres posiciones posibles, votar a favor, en contra o abstenerse. Se trataba de decidir cuál de los tres discursos podía servir mejor a sus intereses políticos de crecer electoralmente. Por un lado, apoyar los PGE les permitía fijar su alejamiento de la foto de Colón. Según David Redolí, “con este intento de pactar con Sánchez pretendía desligarse del marcaje al que Rivera había llevado al partido con el PP y Vox, pero estamos siendo testigos de las dificultades que tiene Arrimadas para reposicionar a Ciudadanos”.

Sin embargo, parece que el miedo a encontrarse con un amplio rechazo de sus simpatizantes a compartir voto con UP, ERC o Bildu ha sido determinante. Desde esa perspectiva, Andrés Medina, director general de Metroscopia, entiende que “el ‘no’ de Ciudadanos a los PGE le permite tener un cierto éxito discursivo, ya que deja claro que el Gobierno tenía alternativas aritméticas viables pero que ha decidido optar por ERC y por Bildu. Lo que está por ver es si ese logro argumental lo va a conseguir capitalizar por completo, porque esto hay que juntarlo con el giro que el PP hizo tras la moción de censura de Vox”.

Avanzar o retroceder

Desde el punto de vista del discurso político, el avance suele ser más eficaz que el retroceso. Siempre resulta más motivador un mensaje de acción y determinación que uno de retroceso y vuelta atrás. Argumentalmente, el voto afirmativo podía incluso formularse como una manera de confrontar con los partidos independentistas. Tal y como señala David Redolí, negarse a votar junto a ERC o Bildu “puede ser coherente con ese argumentario que ellos siempre han tenido por bandera de defender la unidad de España, pero podían haberlos apoyado y haber explicado que lo hacían para restarle poder a Bildu y a Esquerra. La política es también aprovechar los espacios en los que puedes limitar la maniobrabilidad de tus adversarios. Tenían argumentos de sobra”.

Llegado el caso, si realmente la disyuntiva resultaba demasiado compleja, Inés Arrimadas tenía una tercera alternativa que se plasmaría en un mensaje integrador que pudiera servir para aglutinar a los defensores de las dos posturas enfrentadas. La salida política podría haber sido la abstención. La comunicación pública podría haber sido fácilmente planteable. No se vota en contra para contribuir a acabar con el bloqueo y polarización. Tampoco se vota a favor para no coincidir con fuerzas a las que se pretende combatir. Con la abstención se consigue no coincidir con Vox y tampoco con los independentistas y, además, se busca facilitar unos Presupuestos más que necesarios.

Elecciones en Cataluña

Nada debería ser más democrático y positivo que un proceso electoral. Las elecciones sirven para dar voz al pueblo y reconocerle su autoridad incontestable. Sin embargo, también hay que reconocer que cada vez que entramos en precampaña, los partidos empiezan a padecer crisis nerviosas. Se juegan tanto que todos sus comportamientos pasan a ser dominados por el posible impacto que puedan tener en las urnas. La proximidad de los comicios en Cataluña es de una trascendental importancia para Ciudadanos. Fue la fuerza más votada en 2017, por encima del 25% de apoyo y más de un millón de votos. La caída es irremediable, pero la clave será determinar hasta dónde. Su giro frente a los PGE ha estado condicionado por el horizonte electoral en Cataluña.

Como indica Andrés Medina, “en Cataluña, Ciudadanos no tiene esa condición de partido bisagra como en la política nacional, y el haber sido colaboracionista inútilmente con el Gobierno le puede costar el voto de ciertos votantes de derecha. La negociación de los Presupuestos con Bildu y ERC es un elemento muy tóxico para el votante potencial de Ciudadanos en Cataluña”. En estas elecciones falta aún por determinar cuál será el eje determinante del voto. Parece claro que el procés ha quedado atrás, pero aún no ha quedado fijado qué disyuntiva se va a decidir en febrero. Gómez Quintanilla no cree que “ahora mismo el tema de la independencia sea la mayor preocupación del ciudadano catalán de a pie. La estrategia tendría que ser otra diferente a la de 2017. Deberían centrarse más en el programa económico: las PYMES, los autónomos, la recuperación después de la pandemia...”.

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El futuro de Ciudadanos

El tiempo y el espacio son las claves determinantes para poder analizar el futuro de la formación que ahora dirige Inés Arrimadas. Su actual reubicación más cerca del frente antigubernamental que en busca de pactos transversales se puede ver modificada tras la aprobación este mes de los PGE y tras las elecciones catalanas. Así lo ve Andrés Medina: “Una vez que se aprueben los PGE y se celebren las elecciones en Cataluña, se volverá a hablar de políticas y de acuerdos. Ahí Ciudadanos tiene un cierto recorrido. Sin embargo, cuando todo se reduce a la confrontación identitaria, a la polarización, los partidos de centro como él pierden su esencia”.

En sus declaraciones de ruptura de un posible acuerdo sobre los PGE, los dirigentes de Ciudadanos han tenido especial cuidado en no cerrar la puerta a acuerdos futuros que le permitan ampliar su espacio electoral. Como resume David Redolí, “hoy por hoy Ciudadanos solo ha posibilitado Gobiernos de derechas. Este es el hecho constatado. Mirar únicamente hacia un lado choca con el espíritu fundacional con el que surgió y le puede traer muchos problemas”. Seguir asentados en el territorio donde terminó el viaje de Albert Rivera ya se sabe a qué conduce: a la irrelevancia.

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