Todo lo que el rey olvidó en su discurso (y queríamos oír) Marta Jaenes
‘Occupied’: si los rusos ocuparan Noruega
Son muchas las diferencias entre seleccionar qué ver en alguna plataforma audiovisual o sentarse ante la televisión o acercarse al cine. Una de ellas es que estos nuevos almacenes gigantes nos permiten indagar en ciertas corrientes o fenómenos que nos interesen en cada momento. Nos permite tirar del hilo.
Ahora que la historia se ha empeñado en rozarnos, es un momento adecuado para conocer mejor nuestro entorno, en este caso el europeo. ¿Por qué no hacer un Erasmus desde el sofá en las horas libres?
Queremos ver la serie de Zelenski
Sería lo óptimo comenzar viendo Servidor del pueblo. La serie protagonizada por el presidente ucranio Volodímir Zelenski, donde interpreta a un profesor que termina como presidente de gobierno, empezó a emitirse en 2015. La comedia tenía carga ideológica y dio nombre al partido por el que el propio Zelenski se presentó a las elecciones. Arrasó con más de un 70% de los votos.
Sería lo óptimo, pero ninguna plataforma la incluye. Netflix la tuvo en su catálogo, y ojalá puede hacerse con ella de nuevo. Resultaría impagable conocer la mentalidad que tanto sedujo a los ucranios para sentirnos más cerca de sus preocupaciones.
Una premisa especialmente oportuna
A falta de este título, la oferta de series que se centran en la vida política o las relaciones geoestratégicas en nuestro continente se compone de otros ejemplos interesantes. Uno de ellos, quizás no de los más conocidos, pero sí especialmente oportuno, es la producción noruega Occupied.
La trama se desarrolla a lo largo de tres temporadas, de las cuales solo las dos primeras están disponibles en Prime Video. Suficiente para empezar a jugar a la hipótesis que plantea.
Noruega decide dejar de extraer y vender petróleo. Se va a centrar exclusivamente en energías limpias. Incluirá la nuclear con torio, elemento químico radiactivo con ventajas ecológicas sobre el uranio y el plutonio. Pide al resto del mundo que adapten sus industrias y transportes a la nueva realidad.
Una invasión con el beneplácito de la Unión Europea
Europa no está preparada para prescindir del petróleo noruego, lo que desencadena una invasión rusa al país, con la aquiescencia de la Unión Europea. Lo curioso de la premisa es que la invasión es discreta.
Los rusos pactan con el presidente del gobierno noruego una invasión pacífica y limitada en el tiempo. Se limitará a supervisar puntos clave. A cambio, los noruegos volverán a bombear petróleo hasta los máximos previos a la crisis. Noruega acepta como mal menor ante su absoluta inferioridad militar frente a su gigantesco vecino.
Una vez más, los guionistas se suman al grito unánime de los científicos. El planeta afronta una encrucijada dado el calentamiento global producido por acción humana. No anticipar soluciones desembocará en innumerables problemas de todo tipo en un futuro cercano.
Los límites de la democracia y de la soberanía nacional
En esta inventada pero creíble situación de política ficción se examinan aspectos muy reales de la política. La relación de Rusia o de la UE con el resto del continente, los límites de la democracia y de la soberanía nacional o la desesperada dependencia de las materias primas y de las fuentes de energía convencionales en el mundo contemporáneo.
En la realidad, Noruega sí experimenta con el torio como fuente de energía, pero mientras continúa siendo el tercer exportador de petróleo del mundo. Exceptuando el pequeño paraíso fiscal de Luxemburgo, Noruega es la nación más rica de Europa, en gran parte gracias al fósil líquido.
Al mismo tiempo, encabeza sistemáticamente la lista de democracias más completas del planeta de The Economist. Solo en un país así sería concebible una invasión pactada en términos tan contemporizadores.
El primer ministro de esta serie, socialdemócrata y ecologista, está descontento con la situación, por supuesto, pero actúa con una racionalidad que puede ayudar a entender algo de la mentalidad noruega, civilizada en alto grado.
La serenidad del primer ministro permite que la serie avance y su postura resulte creíble. Pero, por pactada y tolerada que sea, la invasión rusa acumula efectos y distorsiones en la sociedad noruega que son analizados a lo largo de los episodios.
Un trhiller político clásico
Occupied permite disfrutar de un thriller político clásico, entretenido y que se muestra muy atento a varias de las tensiones e incertidumbres del mundo actual. Su puñado de personajes sitúan la acción en lugares claves del país escandinavo al tiempo que permiten ir desarrollando sus vidas personales.
El protagonismo es coral y se encuentra dividido entre el primer ministro, interpretado por Henrik Mestad, su guardaespaldas, convertido en enlace fiable entre noruegos y rusos, encarnado por Eldar Skar y el prematuramente fallecido Vegar Hoel como periodista que ejerce de sabueso. En el bando ruso, la última palabra la tiene la embajadora, a quien da vida la actriz lituana Ingeborga Dapkunaitè.
Completan este fresco de protagonistas la dueña de un restaurante reflotado por los colonizadores rusos, beneficiada económicamente por su presencia. Le da vida Ane Dahl Torp. Y, por último, la jefa de la policía, interpretada por la actriz Ragnhild Gudbrandsen.
Todos ellos se encuentran ante el dilema de como servir mejor a su país, y deben decidir entre el corto y el largo plazo, entre la resistencia activa, el pacifismo, los intereses de sus familias… dilemas que cualquiera encararíamos en su situación.
El entramado de la acción política
Junto a ellos, se va desvelando todo un entramado en el mundo de la política, de la judicatura, de los colaboracionistas con la ocupación rusa y de una resistencia nacionalista capaz de recurrir a la violencia terrorista.
La serie proporciona la satisfacción de avanzar constantemente, con un ritmo sostenido, sin perder la verosimilitud. Se mantiene la coherencia tanto de la premisa inicial como de la actuación de los personajes. A cambio, no se trata de una ficción que busque profundizar en la psicología de sus protagonistas. Estos se definen más bien por su comportamiento ante los hechos.
Cualquier parecido con la realidad es culpa de un buen guión
Al tratar la política de forma verosímil y compleja, encontramos parecidos inesperados a lo largo de la historia. Incluso en algunos momentos de la primera temporada, analogías con lo sucedido a Pablo Casado y el Partido Popular los pasados días.
Esta propuesta comenzó a emitirse en 2015, a partir de la idea del escritor Jo Nesbø, autor de novela negra, músico, economista y periodista. Sus historias policiacas han vendido más de 30 millones de ejemplares en todo el mundo, lo que le ha convertido en el escritor que más éxito comercial ha tenido en toda la historia del país.
Nesbø tuvo la idea embrionaria de la serie en 2012. Entonces fue calificada de un poco rebuscada, pero, dos años después, Putin se anexionó Crimea y comenzó el conflicto que hoy desgraciadamente vemos convertido en un tremendo ataque frontal a Ucrania.
Una democracia puede acabar de un día para otro
En una entrevista en 2014 al diario The Guardian, el escritor señalaba lo factible de su propuesta: “Las cosas pueden cambiar muy deprisa”. Y añadía: “En Escandinavia damos las cosas por sentadas. Aprendamos de otros países. Mira la Yugoslavia de los noventa, un país encarrilado en la democracia. A Slodoban Milosevic le tomó seis meses llevarlo a una guerra civil”. Premonitorio.
A partir de la propuesta de Nesbø, la guionista Karianne Lund y el director y guionista Erik Skjoldbjaerg se hicieron con el proyecto. Skjoldbjaerg ha dirigido entre otras la película Insomnia, durante el momento dulce del género negro nórdico. Su cinta, de terror psicológico, fue adaptada posteriormente por Chirstopher Nolan.
Skjoldbjaerg ha explicado que la serie ha sido política en sus dos primeras temporadas. Pero en la primera era más reconocible el eje derecha-izquierda, mientras en la segunda se trata más de cómo las instituciones de poder han perfeccionado la habilidad de manufacturar la verdad.
A parte de tener la desventaja de no poder ver la tercera temporada, que se emitió originalmente a finales de 2019 y que concluye la serie, se añade otro inconveniente al disfrutar Occupied.
Prime Video solamente ofrece la versión doblada y no permite elegir la opción de versión original en noruego con subtítulos. Una forma de ver las series que para algunos espectadores es ya la única. Casi la única, porque esta serie merece pasarlo por alto y hacer una excepción.
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