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“¡Arriba las pelis fáciles!”: ‘Bar Coyote’ o el cine sin culpa de la poetisa Alejandra Martínez de Miguel

'Océano mar', el libro que conmueve a Alejandra Martínez de Miguel cada vez que regresa a él

Laura Prieto

Alejandra Martínez de Miguel (Madrid, 1994) es uno de los grandes talentos emergentes de nuestro país. Con tan solo 28 años ya ha publicado dos poemarios: Bailaterlo sola (Plan B, 2019) y el recién editado Al cuerpo de una mujer (Ediciones B, 2023).

Martínez se considera ante todo una "artista”. Ha estudiado psicología y sexología, y es habitual verla dando charlas de salud mental y sexual, aunque su verdadera pasión es la actuación. La fama le llegó en 2017, tras viralizarse uno de sus poemas recitados, Cállate y déjanos bailar, en el que denunciaba el machismo de las canciones de reggaetón. Ese vídeo, en el que practicaba poetry slam, fue el comienzo de su carrera como poeta. 

A veces tenemos tan idealizada a una persona que cuando, de pronto, nos dice que ve La Isla de las Tentaciones es como ‘¡oh no, tú no!’ ¿Por qué no?

Sorprende que, a pesar de pertenecer a la ‘generación millennial’, entre sus ‘placeres culpables’ encontremos grandes clásicos familiares de principios de siglo, como Diario de una niñera, de 2007, con Scarlett Johansson de protagonista, o Guerra de novias, de Kate Hudson y Anne Hathaway. De esta actriz también destaca El diablo se viste de Prada, una película que está a poco de cumplir sus dos décadas y que dice ver “como mínimo tres veces al año”.

Entre su repertorio “culpable no culpable” (porque confiesa no tener ninguna vergüenza respecto a sus gustos culturales) también encontramos la inolvidable Bar Coyote, de principios de siglo, y la mucho más reciente serie de Netflix Emily en París. “La amo”, nos confiesa.  Además, destaca en su videoteca el predominio de mujeres protagonistas y la evocación a la infancia, de la que en ocasiones habla en sus poemas. 

Las describe como obras “a las que siempre quiere volver”. Muchas de ellas son películas que lleva viendo desde que es una niña y que tiene asociadas al “alivio” y al “confort”. Así, explica que hay días que "eso es lo que una persona necesita", mucho más que ver “el último estreno de cine de autor”. Hay momentos para todo y a veces lo que te pide el cuerpo es ver la trilogía de Los Juegos del Hambre o Rapunzel: “No hay nada malo en ello, ¡arriba las pelis fáciles que te hacen sentir a gusto!”. 

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Para Martínez, los prejuicios que se infunden sobre “cierto tipo de producciones” tienen que ver con la imagen que “proyectamos sobre las películas en sí” y la distinción que otorga en ocasiones “una élite que no es realmente consumidora”.  "¿Qué hay de malo con que exista una cultura de consumo? Simplemente, a veces, necesitas llegar a casa y ver Master Chef”, defiende. Eso sí, de todo el contenido que nos ha nombrado, confiesa que este último concurso, ella, personalmente, no lo recomendaría. Prefiere quedarse con el humor y las sagas de ciencia ficción. 

“Tal vez pensamos que deberíamos consumir películas más serias”, plantea, añadiendo con rotundidad que “es una mierda pensar eso”. Por eso, la autora subraya que cada cual debe poder hacer “lo que quiera con su tiempo de ocio y descanso” sin avergonzarse de ello. Y defiende que una persona “no es menos interesante, inteligente o talentosa” por consumir una serie o libro que a los demás no les gusta. 

“A veces tenemos tan idealizada a una persona que cuando, de pronto, nos dice que ve La Isla de las Tentaciones es como ‘¡oh no, tú no!’ ¿Por qué no?" La madrileña defiende que no deberíamos ocultar “los placeres que más disfrutamos” y nos hace una última recomendación: A Los Juegos del Hambre, Bar Coyote o Guerra de Niñeras le podemos añadir una banda sonora de Rebelde y Maldita Nerea. “Y también ver El corredor del laberinto (solo la primera). Cero culpas”. 

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