Sequía en Andalucía: es hora de cambiar la forma de actuar
El 27 de Julio de 2023, el Secretario General de Naciones Unidas nos avisó de que hemos pasado de la era del calentamiento global a la de la ebullición global. Aquí, en España, las temperaturas son insoportables. No hay agua y Andalucía “se seca”.
La Unión Europea y organizaciones de Naciones Unidas como la FAO y el PNUD proponen dejar de ver a la Naturaleza como perversa, como un enemigo al que domesticar en aras al progreso y la modernidad, sino, precisamente, que planteemos soluciones en las que contemos y nos aliemos con la naturaleza. De esta manera podremos mantener y mejorar el bienestar de los ciudadanos ante estos retos fuera de control.
Si el nuevo año hidrológico continúa como el actual, ¿los pueblos y ciudades de Andalucía habrán entrado directamente en “ebullición”?
De acuerdo con el último informe de seguimiento de la sequía del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), a principios de agosto la cantidad de agua embalsada en las cuencas de Andalucía estaba entre las peores de España. Especialmente las de Guadalete-Barbate (18,7%), Guadalquivir (20,8%), y Mediterráneas Andaluzas (28,9%). Las previsiones meteorológicas ya advirtieron de una primavera seca y un verano muy seco, largo y caluroso. Es equiparable a la gran sequía del 91 al 95, pero en esta además de la duración y de la reducción de las precipitaciones, se añaden las olas de calor, factor hasta ahora inédito, y señal del cambio climático. Ahora mismo las temperaturas están alcanzando récords históricos y si el nuevo año hidrológico continúa como el actual, ¿los pueblos y ciudades de Andalucía habrán entrado directamente en “ebullición”?
La reducción de las reservas en los embalses y el descenso de los niveles de los acuíferos se explican en parte por la falta de lluvias y la evaporación, pero fundamentalmente por los desembalses recurrentes para las campañas de riego y por las extracciones de agua de los acuíferos, que no se han recuperado por el aumento continuo de hectáreas de riego –y que utilizan el 77% de los recursos disponibles– .
Situación por provincias
La provincia de Córdoba lleva viéndose especialmente afectada desde hace años pero ahora ya está llegando la sequía a toda Andalucía, incluso a sitios donde nunca había habido problemas de agua. Es el caso de una docena de localidades y aldeas de la sierra de Huelva, donde ya están sufriendo cortes en el suministro doméstico, entre ellas Aracena e Higuera de la Sierra, uno de los lugares en los que se encuentran parte de los embalses que abastecen al área metropolitana de Sevilla. Con los cortes de agua se espera poder aumentar las reservas de los depósitos municipales de estas localidades al evitar durante las horas de la noche las fugas de agua, que se producen por el mal estado de las redes de distribución.
En Málaga, el embalse de la Viñuela, que es el principal reservorio de agua para consumo humano de muchos de los municipios de la Axarquía, y con una importante demanda para su uso en regadíos de la comarca, contiene solo 14 hectómetros cúbicos, el 8,48 % de su capacidad total.
Por el momento en Jáen, Granada y Almería no ha habido restricciones de agua para la población o para sus visitantes, aunque puede que ocurra si persiste la falta de lluvias. El Negratín en Granada es el segundo embalse más grande de Andalucía y está tan solo al 21% de su capacidad.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha estado restringiendo las dotaciones de agua para riego. Los regantes del arroz en la desembocadura decidieron por ello no producir este año y vender “sus dotaciones reducidas” a los regadíos de Almería a través del trasvase Negratín-Almanzora, desde la cabecera del río. Sin embargo, la cesión de derechos desde este punto es un mecanismo que en situaciones extremas como esta supone que se usen los recursos al límite, cuando de otra manera se hubiesen mantenido en el río o disponibles en los embalses como margen de seguridad para los municipios de la propia cuenca.
Además, existen crecientes y sostenidas demandas de agua de riego incluso para cultivos de secano. Ante la falta de lluvias, el regadío quiere asegurarse agua a cualquier precio. El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), bajo la dirección y coordinación con la Fiscalía de Medio Ambiente de Málaga, está llevando a cabo la operación chaak contra el presunto uso fraudulento del agua en el riego de cultivos subtropicales en la zona de la Axarquía malagueña, donde han sido investigados 299 aprovechamientos hídricos, entre pozos, sondeos o balsas.
En Granada la propia planificación hidrológica de la CHG está planteando proyectos como el del trasvase de agua del río Castril desde el Embalse del Portillo, lo que se ha encontrado con una oposición sostenida, cuando no una verdadera guerra del agua entre David y Goliat, por parte de los agricultores tradicionales y las poblaciones del altiplano de Granada. El Castril, quizá uno de los pocos ríos protegidos que se mantiene en un estado mejor que bueno en Andalucía, se desviaría por una conducción para el abastecimiento de Baza, porque depende de un acuífero cuyas extracciones no se controlan y está sobreexplotado. La presión principal es para que el riego del olivar pueda multiplicar sus beneficios y para la incipiente agricultura intensiva que se está instalando en el Altiplano de Granada, con empresas agroindustriales de la región de Murcia, que se están desplazando al reclamo que supone la ampliación de riegos de 7.000 nuevas hectáreas. Un ejemplo de lo que está por venir en otros sitios de España ante el drama de la sequía.
Tradicionalmente en España, como en muchos otros lugares, los problemas de falta de agua se han tratado de solucionar buscando más recursos, lo que es imposible ya que llueve cada vez menos
Es evidente que ha llegado el momento de actuar de otra forma frente a la falta de agua. Se ha avanzado desde la última gran sequía como en Almería por el avance de la desalación. Sin embargo, la trasformación del modelo de ciudad y de la economía para hacerla menos dependiente del agua es urgente y necesaria. Tradicionalmente en España, como en muchos otros lugares, los problemas de falta de agua se han tratado de solucionar buscando más recursos, lo que es imposible ya que llueve cada vez menos. Sin embargo, para que las necesidades puedan seguir siendo cubiertas en el futuro, nuestro foco debe estar en facilitar, y no impedir, las funciones del ciclo hidrológico natural, además de ajustar nuestros usos de agua a los recursos disponibles. Para ello es necesaria una transformación del modelo de ciudad y un cambio estructural de la economía, especialmente la de regadío, protegiendo al regadío tradicional y apoyando la transición justa hacia otra forma de desarrollo rural.
Este nuevo planteamiento se justifica, entre otras cosas, porque nuestros acuíferos –el gran recurso estratégico frente a las sequías y el cambio climático– están en gran medida agotados o tremendamente deteriorados por la contaminación, especialmente en el medio rural donde, muy a menudo, se carece de alternativas de fuentes de agua. En muchos lugares de Andalucía y del resto de España, el uso del agua subterránea no es sostenible y la cada vez más reducida precipitación es incapaz de regenerar nuestros acuíferos al mismo ritmo que extraemos para regar. Por si fuera poco, impermeabilizamos nuestras ciudades, con lo que impedimos la infiltración en nuestros acuíferos del agua de la que dependemos y el pavimento aumenta el efecto Isla de Calor.
La sequía es un fenómeno impredecible, pero ya convertido en estructural como compañero de viaje. Un fenómeno que hace imprescindible más planificación ante la incertidumbre, y más flexibilidad. Requiere blindar realmente los sistemas de los abastecimientos ante la contaminación y las fugas, modificar los sistemas de monitoreo que tenemos, y tener en cuenta no solo el impacto de las sequías en la actividad agraria sino también en la economía de las zonas urbanas, en el bienestar de las personas y el medio natural. Por ello, de acuerdo con nuestra legislación, el consumo humano es el último uso que se restringiría pero vemos que esto no es tan sencillo y no es siempre el caso. Las áreas urbanas de más de 20.000 habitantes están obligadas por ley a tener planes de emergencia, con acciones que van desde campañas de concienciación por un consumo responsable al racionamiento. Hay planes en Cádiz, Sevilla, en los sistemas de Emproacsa, Huesna, Lucena, Puerto Real o Chiclana de la Frontera. Sin embargo, en estos momentos, en el Guadalquivir, de los 19 municipios mayores hay cuatro que aún no los han presentado. La situación en las cuencas internas gestionadas directamente por la Junta de Andalucía va más allá y exige que los preparen los municipios de más de 10.000 habitantes. ¿Pero hasta cuándo vamos a estar sin movernos en la dirección adecuada apuntada?
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Josefina Maestu es economista del Agua, profesora Honorifica de la Universidad de Alcalá, exdirectora de la Oficina de Naciones Unidas del Decenio del Agua.
Luis Babiano es antropólogo del Agua y gerente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Agua y Saneamiento (AEOPAS).