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La mujer latinoamericana se abre paso en la política

Laura Catalina Solano

Las mujeres latinoamericanas representan alrededor del 30% de los escaños parlamentarios, siendo Bolivia el país con mayor representación, con un 53% de puestos ocupados en su parlamento. De esta manera, aunque siguen existiendo brechas de género, la paridad en esta parte del mundo ha experimentado avances significativos en cuanto a leyes y representación. Y en el marco de la conmemoración del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer, cabe recordar los desafíos que siguen enfrentando las mujeres a raíz de problemas como la violencia política y el desarrollo de los gobiernos.   

Según el Informe Global sobre la Brecha de Género 2023 del Foro Económico Mundial, América Latina y el Caribe han cerrado la brecha de paridad hasta el 74.3%, ocupando el tercer lugar a nivel mundial; además de tener la segunda puntuación más alta, después de Europa, en términos de empoderamiento político, con el 35%. En la región, las mujeres han logrado defender sus derechos, y demostrar que su participación en la esfera política se alcanza por tener las mismas capacidades para la toma de decisiones y la administración pública. 

Por supuesto que la paridad de género en política permite abrir los caminos para la formación de nuevos pactos democráticos, en donde el derecho de participar como ciudadanos y ciudadanas es más que un discurso liberalista y de moda, ya que las mujeres han liderado procesos políticos en diferentes niveles para promover el bienestar, la lucha de derechos humanos y el desarrollo de sus territorios. No más tengamos en cuenta que no fue hasta 1927 que Uruguay marcó historia como el primer país de América Latina en reconocer el sufragio femenino, seguido de Ecuador y Puerto Rico en 1929, autorizando a que las mujeres pudieran ser elegidas para cargos políticos. Sin embargo, el derecho al voto no se dio hasta años después en Bolivia (1952), México (1953) y Colombia (1954). 

En el caso de México, este derecho se demoró por causa de la división política y la indiferencia del papel de las mujeres en la política del país, y no estuvo seguro hasta quedar redactado en la Constitución de 1857, en contraste con el caso colombiano, en el que las mujeres llevaron el proyecto de ley al Congreso de la República en 1954, y no fue hasta 1957 que ejercieron su voto para participar en la reforma constitucional de entonces.

Ahora bien, los países latinoamericanos, en su persistencia por garantizar que las mujeres tengan cada vez más acceso a cargos de representación, en la actualidad presentan cambios significativos. Por ejemplo, en México, en las actuales elecciones a la presidencia, dos mujeres encabezan las candidaturas de los principales partidos, creando la posibilidad de que se marque historia en el país con la primera mujer presidenta. Además, en estas elecciones se aprobó un acuerdo de paridad de género, en el que se obligó a los partidos políticos y coaliciones a postular, al menos, cinco candidaturas de mujeres a las gubernaturas estatales. Y mantienen el logro de que, desde las últimas elecciones en 2021, México alcanzara el mayor número de gobernadoras en la historia, tras conseguir la reforma constitucional de paridad en 2019.

Los países latinoamericanos, en su persistencia por garantizar que las mujeres tengan cada vez más acceso a cargos de representación, presentan cambios significativos. En México, dos mujeres encabezan las candidaturas de los principales partidos

A propósito de lo anterior, en materia de leyes de cuotas y paridad, Argentina fue pionera en aprobar la primera Ley de Cuotas de Género en 1991, la cual provocó también la Ley de Paridad de Género en los Ámbitos de Representación Política, que exige el equilibrio de género entre los candidatos legislativos. Esto estampó un hito en el desarrollo de los derechos de la mujer hasta el día de hoy, en donde LATAM lidera en paridad legislativa con el 34.9%, superando a Europa y otras regiones del mundo. Por ende, los efectos de estas leyes son favorables en el caso de Argentina, con el 35%, de la representación parlamentaria femenina; Costa Rica, con el 28.6%, y Bahamas con el 30%. 

Siendo así que cada vez más mujeres son juezas, ocupan cargos como legisladoras y promueven leyes que buscan la equidad de oportunidades. No sin olvidar que, a la vez que mantienen su papel político, enfrentan retos como la maternidad, la crianza de su familia y los estereotipos que son promovidos por tradiciones políticas negativas. De esta forma, la participación política de las mujeres sigue abarcando la agenda de la lucha por el reconocimiento en la sociedad, puesto que en este ámbito la violencia se hace presente en casos en los que las mujeres son restringidas para hablar en asambleas políticas, acorraladas por las insinuaciones sexuales no deseadas, víctimas de actos discriminatorios y agresiones físicas en los entornos partidarios. Países como Bolivia han promulgado leyes en contra del acoso y la violencia (2012) hacia las mujeres, para erradicar estos actos que perjudican el libre derecho de la política. 

Justamente, aún falta mucho por avanzar, pues en Honduras, en el periodo de 1980 a 2020, solo 169 mujeres fueron elegidas, frente a 1.071 hombres. No obstante, en casos positivos está Colombia, por encima del promedio global de participación de mujeres en parlamentos con el 25.5%, y cada cuatro años el Congreso colombiano incrementa sus porcentajes de representación femenina. En un panorama de continua violencia de género y desafíos democráticos, las mujeres latinoamericanas han logrado posicionarse y defender sus derechos en el camino por una mayor equidad

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Laura Catalina Solano es investigadora y doctoranda de la Universidad Iberoamericana CDMX, y colaboradora de la Fundación Alternativas.

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