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Intereses económicos y el diferente trato a la naturaleza

Fernando Granda

El planeta está en peligro o ¿solamente sus habitantes? ¿Hacemos algo por salvarlo? Hasta ahí se derivan las discusiones sobre la situación de nuestra Tierra, con cada día más fenómenos geoatmosféricos. El abanico de opiniones es tan amplio que grandes proyectos, teóricamente para mejorar el planeta, son tan contradictorios que demuestran que la solidaridad de unos frente al egoísmo de otros es tan alarmante que nos va llevando al desastre. Mientras se lucha contra el avance de la desertización en unos puntos, en otros se mira solamente al beneficio económico. 

Por una parte, tenemos el intento de restaurar unos 100 millones de hectáreas de tierra en el sur del desierto del Sáhara. Es un proyecto surgido hace tres lustros que volvía a los medios con motivo de la asamblea de la COP28, la Conferencia de las Partes por el Clima, que se celebró en diciembre de 2023 en Dubái, Emiratos Árabes Unidos (EAU). Al mismo tiempo, China proyecta formar una extensa superficie boscosa de unos 4.500 kilómetros de longitud para frenar el avance de otra gran extensión estéril, el gran desierto del Gobi. Dos proyectos acordes con la recuperación del planeta siguiendo directrices contra el calentamiento global y tratando de impedir o calmar el cambio climático. 

Por otra, está el gran megaprograma de Arabia Saudí: Neom y su proyecto The Line. Y resalto su magnitud. El gran país desértico asiático planea construir una “ecociudad lineal inteligente” que incluye un centro de esquí, un gigantesco complejo turístico de superlujo y un “complejo industrial flotante” en una esquina de la árida gran península arábiga. Su emplazamiento estará al norte del Mar Rojo, en el estrecho de Tirán, en las cercanías de Israel, Egipto y Jordania y ocupará una superficie de 26,5 kilómetros cuadrados, a lo largo de 460 kilómetros de costa. Recuperará terreno desértico pero no proyecta recobrar tierra verde como los anteriores. El gran productor de petróleo solamente intenta invertir sus enormes ganancias en productos que le sirvan económicamente para tiempos en los que los combustibles fósiles se agoten o no tenga la sociedad futura la gran dependencia de los mismos.

Existen otros proyectos menores con intenciones de recuperación de la vida natural de la Tierra. En España, concretamente se anunció el pasado otoño el proyecto The Iberian Highlands que realiza un equipo de la Fundación Española de Renaturalización (Rewilding Spain), con la actuación sobre el terreno por técnicos de la Dirección General de Medio Natural y Biodiversidad y de Desarrollo Sostenible de varias provincias. Actúan en los Parques Naturales del Alto Tajo y de la Serranía de Cuenca y en los Montes Universales, una amplia zona que abarca unas 850.000 hectáreas. Pretende impulsar en el medio natural de Guadalajara, Cuenca y Teruel un ecosistema más resiliente con la introducción de ganado mayor y grandes herbívoros (caballar y bovino). La intención incluye también generar e impulsar una mayor actividad turística y económica.

Existen otros proyectos menores con intenciones de recuperación de la vida natural de la Tierra. En España, concretamente se anunció el pasado otoño el proyecto 'The Iberian Highlands' que realiza un equipo de la Fundación Española de Renaturalización

Con la importación de pequeñas familias de grandes herbívoros —bisontes y caballos— en distintos puntos de España se intenta utilizar la naturaleza para crear oportunidades socioeconómicas, también recuperar territorios áridos que, además, son proclives a la despoblación, el vaciamiento y el abandono. Entre los programas figuran proyectos para la recuperación de aves como el buitre negro, el quebrantahuesos, el milano real; la restauración de pastizales naturales, zonas quemadas y lagunas, así como la creación de reservas forestales.

Asimismo, la Fundación Conservation Carpathia está adquiriendo grandes terrenos en el oriente europeo, en la cordillera de los Cárpatos, para crear un gran espacio protegido, de unas 200.000 hectáreas —lo que suman aproximadamente los parques nacionales de Picos de Europa, Sierra Nevada y Doñana— y formar lo que sería un Yellowstone europeo. Es decir, una recuperación económica, natural y ecológica.

Fernando Granda es socio de infoLibre.

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