Crisis en el PSOE
Valenciano y Jáuregui viajan a Barcelona para negociar la relación con el PSC
"Simetría, reciprocidad y autonomía". Tres vías sobre las que debería encauzarse el nuevo diálogo entre el PSOE y su partido hermano, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Las enunció el pasado 21 de marzo el secretario general de los socialistas, como una parte medular de las Bases para el acuerdo pactadas por las dos fuerzasBases para el acuerdo . Pero en aquella rueda de prensa Alfredo Pérez Rubalcaba eludió dar todo tipo de detalles sobre cómo se concretaría ese nuevo marco de relaciones, sólo aclaró que se incardinaría en la discusión sobre el modelo de Estado que culminará, en verano, en la reunión del Consejo Territorial, lo que se ha dado en llamar Santillana II.
Este martes, las dos fuerzas intentaron acercar posturas y se reunieron por primera vez en Barcelona, según confirmaron a infoLibre fuentes oficiales. Hasta allí se desplazaron Elena Valenciano, la vicesecretaria general y ahora, la máxima responsable de todas las cuestiones internas, y el diputado Ramón Jáuregui, un veterano elegido por el aparato para facilitar el consenso. Por el PSC se sentaron Antoni Balmón, número dos y secretario de Acción Política, y Miquel Iceta, otro reconocido fajador. Se trató, pues, de una entrevista al máximo nivel, y el primer conflicto que asume en primera persona Valenciano después de que Rubalcaba le concediera mayor poder, en detrimento del secretario de Organización, Óscar López, tras el fiasco protagonizado en Ponferrada.
"El diálogo está en sus prolegómenos aún". Esa es la versión oficial que trasladan desde la dirección del PSOE. El primer punto en el que los dos partidos quieren buscar el acuerdo es en el modelo territorial y "sólo si fracasa se replanteará el esquema de las relaciones orgánicas". Pero, por ahora, fuentes cercanas a los negociadores atisban "buena predisposición" a las dos partes.
El nuevo modelo de Estado por el que apuesta el PSOE, empezando por su líder, es el de una España federal, que exigiría una reforma constitucional. Para dar contenido a esa nueva arquitectura, Iceta ha creado un grupo de trabajo dentro de la Fundación Rafael Campalans –que depende del PSC y que preside Iceta–, al que se han incorporado catedráticos de prestigio como Eliseo Aja, presidente del Consell de Garanties Estatutàries (el Tribunal Constitucional catalán). Jáuregui, por su parte, tiene encomendada la misma labor por el PSOE. El exministro socialista, de hecho, también está entablando "conversaciones" con varios dirigentes territoriales para ir ahormando una posición común. Andalucía, por ejemplo, ya asumió el informe de la Fundación Alfonso Perales sobre la reforma del Estado autonómico.
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Sólo si no prosperara un consenso sobre un nuevo modelo federal se pondría en marcha el plan B, el replanteamiento del esquema de relaciones bilaterales. Fuentes oficiales del PSOE y del PSC, consultadas ayer por este diario, negaban sin embargo que ese proceso pueda desembocar en la fórmula bávara, semejante a la que funciona en Alemania entre los democristianos de la CDU y los socialcristianos bávaros de la CSU. Salida, por cierto, con la que ya se empezó a especular hace casi un mes. Ello implicaría, básicamente, que el PSC no tendría representación en los órganos de dirección del PSOE –la situación inversa, que el PSOE no esté en la cúpula del PSC, ya se da desde 1977– y que los socialistas catalanes tampoco podrían participar en los congresos federales. Funcionarían orgánicamente, pues, como dos partidos separados. No obstante, y como también sucede con la CSU, el PSC sí podría presentar candidatos a las primarias a la Presidencia del Gobierno.
Dirigentes socialistas, sin embargo, sí están convencidos de que se pueda llegar a esa "ruptura pactada". La razón estriba en que sus homólogos catalanes no quieren renunciar al derecho a decidir, pues figuraba como compromiso electoral en los últimos comicios. No renuncia a defender el derecho a la consulta, desde luego, el sector mayoritario, que comanda el primer secretario, Pere Navarro, pero mucho menos la minoría más nacionalista. La posición de la exministra Carme Chacón, rival de Rubalcaba en el congreso federal de 2012, concitaría pocos apoyos en Cataluña. La diputada por Barcelona optó por no sumarse a la posición de los otros 13 parlamentarios del PSC que apoyaron las resoluciones de CiU e ICV-EUiA a favor del referéndum. Simplemente, no votó.
La dirección federal del PSOE tendría mayores dificultades en el resto de España para explicar esa "ruptura pactada", también porque federaciones de peso como Andalucía podrían oponer reservas.