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Movimientos sociales

Activistas del 15-M y partidos de izquierda impulsan un frente electoral

Manifestación del 15 de octubre de 2011 en Madrid.

Hace casi dos años, cuando la indignación estalló en las calles y las plazas de ciudades de toda España, lo que acabó por definirse como 15-M era un movimiento de gente desencantada con un sistema político y económico que, decían, ni les gustaba ni les representaba. Exigían ser escuchados. Pedían otros políticos y otras políticas. Y denunciaban el mal uso de las instituciones. Pronto se les instó desde varios frentes a organizarse, a crear estructuras y a confluir en el "sistema" ante el que se habían levantado. Pero la mera idea de converger en un partido político creaba repulsión en los grupos que se crearon al calor de estas protestas.

Las cosas, sin embargo, parecen haber cambiado ahora. Desde hace unos meses, activistas ligados al 15-M y cargos y militantes de formaciones como Izquierda Unida e Izquierda Anticapitalista mantienen reuniones con el objetivo de impulsar una plataforma electoral. Aunque la idea es incipiente, sí evidencia un cambio de postura. A estos encuentros, impulsados principalmente por personas que están o han estado vinculadas a IU, han asistido además de los citados y siempre a título personal y nunca en representación de sus colectivos, miembros de Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya (DRY), el Frente Cívico de Julio Anguita, la plataforma Construyendo la Izquierda –que pretende generar un espacio socialdemócrata a la izquierda del PSOE, cuya deriva actual tachan de "socio-liberal"– o participantes de las asambleas de barrio que surgieron cuando los tentáculos del 15-M comenzaron a expandirse más allá de la Puerta del Sol. La formación ecosocialista Equo también fue convocada, pero declinó la invitación al considerar que la propuesta es parte de una estrategia de IU para acercarse a los movimientos sociales. 

De hecho, en un comunicado hecho público este miércoles, el grupo de trabajo de Política que surgió de la acampada de Sol, denuncia una "estrategia" de IU de "fagocitación de los movimientos sociales". "Las estructuras verticales que Izquierda Unida, y todo el poder parlamentario, representan, defienden y no van a modificar, son incompatibles con la participación horizontal que promovemos", señalan.  

Explorar nuevas opciones 

Todas las personas consultadas para la elaboración de este reportaje coinciden en que en la órbita de los movimientos surgidos tras el 15-M sí hay más disposición a apostar por la vía institucional sin dejar de lado la respuesta en la calle a la crisis y la forma en que el Gobierno insiste en atajarla. La posibilidad de concurrir a las elecciones bajo una nueva marca ya no es algo que se repudie. De hecho, aseguran que estos encuentros no son ni muchos menos los únicos y que hay fraguándose otras iniciativas similares. Aunque el foco está en Madrid, existen movimientos en otras ciudades.

Está previsto que esta iniciativa, que todavía no tiene nombre, tome una forma más definida en junio, cuando está previsto que se celebren unas jornadas a las que asistirán los colectivos que vienen reuniéndose de forma periódica en los últimos meses.

"Hay sectores vinculados al 15-M, como los grupos libertarios, que ni lo ven ni lo van a ver. Pero algunos sí pensamos que hay que pelear la opción institucional. Hay que converger porque si no, nos despellejan", señala Chema Ruiz, activista antidesahucios y responsable de movimientos sociales de IU. "A la presencia permanente en la calle es necesario apostar por el control del poder político y ahí el electoral es un ámbito a explorar", analiza Ramón Hernández, abogado. Junto a una decena de personas, Hernández ha puesto en marcha Confluencia, un grupo de trabajo encaminado a "crear espacios de convergencia" entre movimientos sociales y a su vez de estos con la ciudadanía y a avanzar hacia un frente que agrupe a la "disidencia antineoliberal en torno a un programa común". 

Kike Castelló, activista de DRY, también observa este viraje. "Existe la sensación de que hay que explorar todas las opciones. Llevamos dos años haciendo política en la plazas, ¿por qué no hacerlo en las instituciones?", se pregunta. "Viendo lo mal que lo está haciendo el Gobierno da la sensación de que cualquiera podría gestionar mejor", amplía. No obstante, como colectivo, la parte de DRY que decidió no transformarse en asociación –hace un año algunos de los miembros de esta plataforma impulsora del 15-M decidieron separarse para dar una forma jurídica al colectivo y estudian ahora la posibilidad de presentarse a las elecciones– reitera su voluntad de no convertirse ni confluir en ningún partido político a pesar de que algunos de sus miembros sí lo hagan. 

Desde Izquierda Anticapitalista, Miguel Urbán, miembro de esta formación situada a la izquierda de IU, intenta hacer un llamamiento a la calma. "Es importante que no nos mediatice el tema electoral. Lo que más tiene que importarnos es converger juntos, crear espacios de debate". Sin embargo, Urbán cree que la gente está "ansiosa" por conseguir victorias. "Muchos ven que saliendo a la calle no se cambia nada, que se han roto las reglas del juego... y ven ejemplos ilusionantes como los de Syriza –la coalición de izquierdas griega que se consolidó como segunda fuerza política en el país– o los Gobiernos progresistas de América Latina". 

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El recorrido que pueda tener esta iniciativa es incierto. Nadie niega que aglutinar bajo una hipotética candidatura unitaria a colectivos tan diferentes entre sí es casi una quimera. Sin embargo, la sensación es que si de estos encuentros surgen "convergencias", puntos de encuentro o incluso un programa de mínimos, ya se habrá ganado una batalla al inmovilismo. "Un frente común de izquierdas que pueda optar al poder con propuestas opuestas al neoliberalismo de PP y PSOE no es una opción tan descabellada", concluye el activista de DRY Kike Castelló. 

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[*] Esta información ha sido editada el 9 de mayo a las 18.50 horas para precisar que Construyendo la Izquierda no es cercana a la actual dirección del PSOE como se podía inferir de forma equivocada. 

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