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MERCADO LABORAL

La mitad de los emprendedores cierra antes de dos años

Más del 50% de los emprendedores cierra antes de dos años

El Gobierno no se cansa de repetir que los emprendedores son “la energía que necesita España”. Incluso la ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha llegado a decir que vive “con especial intensidad y alegría” cada alta en el régimen de autónomos de la Seguridad Social. Hoy aprueba el Consejo de Ministros la muy publicitada Ley de Emprendedores. Prometida por el presidente, Mariano Rajoy, en su investidura, en diciembre de 2011, verá la luz con 15 meses de retraso. Mientras, cada año se dan de alta en la Seguridad Social medio millón de autonómos, muchos de ellos empujados al autoempleo ante la falta de ofertas de trabajo en un país con 6,2 millones de parados.

Pero no sólo en número de desempleados bate récords España, también lidera en Europa la pérdida de autónomos. A 31 de marzo el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) de la Seguridad Social tenía registrados 1,89 millones de trabajadores por cuenta propia, 38.391 menos que un año antes, y 332.452 menos que en 2008, al comienzo de la crisis. De hecho, las bajas superan a las altas.

Porque, además de con las dificultades obvias de poner en marcha una idea, primero, y de gestionar con éxito un negocio, después, los “valientes”, en palabras de Fátima Báñez, que emprenden deben capear ahora con una economía en recesión y una caída del consumo interno del 4,7% en el último trimestre de 2012. Sólo el comercio minorista ha sufrido un descenso del 35% desde el comienzo de la crisis, destaca el secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos de España (UPTA), Sebastián Reyna. Y resulta que el 72% de los autónomos trabaja en el sector servicios.

La combinación explosiva de medio ambiente hostil y dificultades inherentes tiene como resultado que más del 50% de los emprendedores no consigue superar los dos primeros años de actividad. Según la vicepresidenta de la Federación Nacional de Autónomos (ATA), Celia Ferrero, el mayor índice de “mortandad” se produce en el primer año. En ello coincide Salvador Reyna: lo difícil es sobrevivir a los 12 primeros meses.

"Muy poco mercado para cada vez más competidores"

Además, la prolongación y agravamiento de la crisis no sólo frustra iniciativas sino que también está acabando con negocios ya instalados. De hecho, Reyna asegura que los autónomos se están “precarizando”. Cierran bares o comercios tradicionales y son sustituidos por “autónomos a la deriva”, que deben lidiar con una mayor competencia: “Hay muy poco mercado para un número creciente de actores”.

Por ejemplo, son muchos los mayores de 45 años, expulsados del mercado laboral, cuya única salida es aprovechar su experiencia y sus contactos para trabajar por su cuenta, explica Celia Ferrero. Las ayudas a los emprendedores jóvenes, como la tarifa plana de 50 euros de cuota durante los seis primeros meses de actividad, están muy bien, añade la vicepresidenta de ATA, pero no entiende por qué no se amplían a esos autónomos de más edad, los más difíciles de recolocar.

“Ésta es la única profesión en la que hay que pagar para trabajar”, repite Ferrero. En concreto, un mínimo de 256 euros a la Seguridad Social sólo el primer mes. Después, los ingresos no están asegurados. A los tres meses el emprendedor tendrá que abonar el IVA, aunque no haya cobrado las facturas –250 millones adelantaron el pasado abril los autónomos españoles, según ATA–. Finalmente, tal y como está el mercado financiero, no conseguirá un crédito para aliviar las “tensiones de caja fruto de una demanda fluctuante”. Con la crisis, también sufrirá los impagos de otras empresas para las que trabaje y que, a su vez, atraviesan por dificultades o padecen la morosidad de las administraciones públicas. Sin olvidar la inversión inicial necesaria, una media de 25.000 a 30.000 euros, precisa Reyna, y el pago posterior del IRPF.

Sin ponerse un sueldo

Así que no es de extrañar que una figura con éxito creciente sea el del “autónomo discontinuo”, como los bautiza el responsable de UPTA: quienes se dan de baja para evitar los pagos a la Seguridad Social cuando dejan de tener ingresos. Los profesores particulares, por ejemplo, que no trabajan en los meses de verano y están de alta sólo durante el curso escolar.

En este contexto tampoco sorprende el millón largo de autónomos que aparecen como tales en la Encuesta de Población Activa (EPA) pero no están dados de alta en la Seguridad Social porque sus ingresos no superan el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), 645,30 euros. Y hay quien se lanza a emprender sin ponerse siquiera un sueldo. Economía de supervivencia, subraya Sebastián Reyna. El 80% de los autónomos, apunta Celia Ferrero, cotiza por la base mínima. De ahí que considere las cuotas a la Seguridad Social “un ataque a la línea de flotación de la supervivencia” del emprendedor.

Los peligros de la franquicia

El Gobierno también promueve que los parados capitalicen su prestación por desempleo y la inviertan en un negocio. Es una opción que siguen muchos de quienes optan por la franquicia, en teoría un sistema más protegido de lanzarse a la aventura empresarial. Pero no siempre es así. “Nunca hay garantía del resultado de la franquicia”, sentencia José Augusto Sánchez, presidente de la Asociación Española para el Desarrollo y Defensa del Franquiciado (AEDEF).

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Con 30.000 o 40.000 euros, asegura Reyna, se puede empezar. Pero en España el contrato de franquicia carece de regulación legal. Y muchas veces, el franquiciado queda a merced del franquiciador. “Él pone las condiciones: de duración, ubicación, amplicación, renovación…”, explica Sánchez. Unas cláusulas que pueden “rozar el abuso”, abunda Celia Ferrero.

Reyna recomienda no creerse todo que dice el franquiciador porque, en caso de disputa, apunta José Augusto Sánchez, es quien “nunca pierde”. Y ocurre que pueda cambiar unilateralmente las condiciones del contrato: que suba los precios –el franquiciador es su proveedor único y exclusivo–, que suba el alquiler –si es el dueño del local– o doble el canon cuando renueve el contrato –cada cinco años, por lo general–. “Ha habido alguno en el sector inmobiliario que, con la crisis, se ha marchado al extranjero dejando empantanados a sus franquiciados”, relata el presidente de AEDEF.

Confemetal, la patronal del metal, pide en su último boletín económico que se sitúe a los empresarios “en el centro del escenario económico”, y se abandonen las “ñoñerías” de la protección al “emprendimiento”. El mundo de los autónomos, de los vocacionales y de los desesperados por un mercado de trabajo impotente, está tan lejos de la cursilería como de la aventura idílica para escapar de las estadísticas del paro que vende el Gobierno. 634.765 tiraron la toalla el año pasado.

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