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Espionaje

Gran Hermano Obama

El presidente de EEUU, Barack Obama, el pasado 6 de junio en Carolina del Norte.

Iris Deroeux | MEDIAPART

"Ellos casi te pueden ver formular tus ideas a medida que escribes en el teclado", dijo el anónimo agente de inteligencia de EEUU que, "desencantado", decidió entregar la prensa un secreto my bien guardado hasta ahora.

El jueves, el diario norteamericano The Washington Post y el británico The Guardian revelaron la existencia de un programa de espionaje del que el público nunca había oído hablar: Prism. Este programa permite que dos agencias federales, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el FBI, recojan en secreto la información que intercambian los usuarios de la web, contando con la cooperación de las nuevas empresas de Internet, incluyendo Microsoft, Google, Facebook, Apple, Skype y YouTube (Twitter no aparece).

El programa fue lanzado en 2007, al final del mandato del presidente George W. Bush, cuando las redes sociales estaban en auge y la NSA estaba ansiosa de no perderse nada de lo que estaba ocurriendo. En el futuro, el programa se conservó y se desarrolló bajo la Administración Obama. ¿El argumento? La lucha antiterrorista. El programa debía servir para la detección de cualquier posible amenaza a la seguridad interior.

Por tanto, el Gobierno federal se puso a buscar información (cuyas características no están claras), entrando en los buzones de correo, en los chats y foros de discusiones en línea, canales de video y herramientas de transferencia de archivos. También se introdujo en los servidores de las empresas de Internet, todos ellas situadas ​​en Silicon Valley, en California, donde se concentra el tráfico de usuarios de todo el mundo. La inteligencia de EEUU no niega en absoluto la existencia de este programa. El caso ha adquirido además una nueva dimensión después de que el periódico británico The Guardian revelara el viernes que el Reino Unido se ha beneficiado de este programa. GCHQ, la agencia oficial que se encarga de las escuchas, puede acceder al programa Prism desde al menos 2010 .

Aprobados por "amplias mayorías" por los dos partidos

Las autoridades de Estados Unidos, alarmadas por de la escalada de críticas, decidieron tomar cartas en el asunto. El viernes por la tarde, tras una conferencia de prensa, Barack Obama insistió en que los datos recogidos pertenecían "sólo a los extranjeros que residen fuera de los Estados Unidos". Añadió que el programa fue eficaz en la lucha contra el terrorismo y  que era "legal". Tras argumentar que era necesario un "compromiso" entre la seguridad y la protección de la vida privada nacional, el presidente insistió en que "estos programas que no son de carácter secreto en sentido estricto, en el caso de las llamadas telefónicas los miembros del Congreso han sido informados y comités ad hoc están plenamente informados sobre estos programas, que fueron aprobados por amplias mayorías bajo los dos partidos desde el año 2006".

En efecto, Prism parece ser un producto de la Patriot Act, un paquete de leyes destinadas a mejorar la seguridad del país por todos los medios, aprobada después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Se estableció a través de la denominada enmienda FISA, votada en repetidas ocasiones por el Congreso, la última vez en 2012, completando una ley de 1978 que regula el dispositivo de vigilancia de EEUU en el extranjero. De ahí su nombre, FISA, o sea Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera. Se permite a las agencias federales obtener del tribunal denominado FISA Court una orden que da el derecho de espiar a los extranjeros sin orden judicial, aunque las comunicaciones o mensajes de correo electrónico sean interceptados en territorio de EEUU.

Prism encuentra también su fundamento jurídico en el artículo 215 de la Patriot Act. Permite al Gobierno obtener con la autorización secreta de un tribunal documentos pertenecientes a empresas a partir del momento de que estos son considerados "relevantes y útiles en el contexto de una investigación relacionada con la seguridad nacional". Es a través de esta vía como lograron las agencias de seguridad que Microsoft, Google y otras empresas les abrieran sus puertas.

También se recogen datos privados de estadounidenses

Desde el viernes, estas empresas se defienden a través de comunicados de prensa que explican que no dieron acceso ilimitado a sus servidores, y que sólamente obedecieron a las "exigencias de la Justicia"... Apple llegó a decir que nunca había oído hablar de Prism.

Pero estas explicaciones corren el riesgo de no ser suficientes. En primer lugar, porque los documentos recopilados y publicados por el Washington Post  indican que Prism muestran que el programa también se utiliza para recopilar datos privados de ciudadanos estadounidenses, en suelo americano, desde el momento en que entran a formar parte de un círculo de extranjeros que están siendo espiados. En otras palabras, los estadounidenses y los extranjeros tiene motivos para estar indignados.

Las revelaciones del Washington Post podrían ser la gota que colmó el vaso. Se producen tras una serie de escándalos relacionados con el funcionamiento opaco de la Administración Obama, sobre todo relacionados con la vigilancia de los ciudadanos. El último caso es la vigilancia telefónica a periodistas de Associated Press, revelado el 13 de mayo. Luego fue el descubrimiento de otro programa secreto de vigilancia a gran escala de la NSA. Se trataba esta vez de escuchas telefónicas, y fue revelado por The Guardian el miércoles.

¿Qué son estos datos? ¿Cuánto cuesta?

El periódico británico publicó un documento secreto fechado en abril de 2012. Es un auto del famoso tribunal FISA mencionado anteriormente en el que ordena a la operadora móvil norteamericana Verizon proporcionar periódicamente a la NSA registros diarios de llamadas de todos sus abonados. Es decir, la lista de llamadas realizadas y recibidas, duración de la llamada y la ubicación de los interlocutores, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Sin que a ellos se les informe, por supuesto.

Las autoridades estadounidenses confirmaron que el programa existía, que fue renovado durante siete años y que también era "legal", como Prism. James Clapper, el jefe de la Inteligencia de EEUU, dijo incluso que era una lástima que el secreto no se conservara mejor para garantizar la seguridad de la nación.

¿Pero quién hace los presupuestos de estos programas y con qué criterios se desarrollan? ¿Qué son de todos esos datos y por cuánto tiempo se guardan? ¿Cuánto cuesta a los contribuyentes estadounidenses, que no sabían de su existencia? ¿Y qué pasa con las empresas de Internet, o con las operadoras telefónicas como Verizon, diseñadas para proteger la privacidad de sus clientes? Estas son preguntas que Obama no está respondiendo y ahora agitan a los medios estadounidenses, en especial a la prensa de opinión y de centroizquierda, así como a las asociaciones de protección de las libertades civiles.

"Sí, es peor que bajo George W. Bush"

"¿La NSA está en condiciones de proteger estos datos anticipándose a su utilización en el futuro? Esto es lo que parece que debe hacer ", señaló la periodista Dina Temple-Raston en la radio pública estadounidense el viernes. "En el caso de Verizon, la sentencia del tribunal plantea una serie de preguntas. La más frecuente es la de si, indepedientemente del punto de vista penal, esto es una violación escandalosa de la privacidad y los derechos de los estadounidenses. La respuesta a esta pregunta es sí", concluye Amy Davidson en el New Yorker.

Estos analistas también critican la división cada vez más visible, incluso esquizofrénica, entre las palabras y las acciones de Obama, quien el 23 de mayo llegó a declarar que la guerra contra el terror había terminado y que Guantánamo debe cerrarse. Tal como lo había hecho muchas veces desde su primera campaña en 2008. The New Republic titulaba uno de sus análisis sobre el tema: "¿Peor que Bush?".

Preguntado por Mediapart, el veterano periodista de The New York Times Chris Hedges ni siquiera se molestó en poner el signo de interrogación. "Sí, es peor que bajo George W. Bush", dice. Según este intelectual, uno de los más críticos con el funcionamiento del Gobierno de EEUU, que ha desbrozado en sus libros, El Imperio de la ilusión o La muerte de la élite liberal, la guerra contra el terror dio a luz a una "guerra contra las libertades civiles y en contra de todos los que podrían denunciar los crímenes de la élite del poder".

¿Se cambiará algo tras los escándalos?

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No está solo a la hora de hacer esta constatación. David Talbot, fundador de la website política American Salon, decia un extenso editorial en el que denuncia "este estado de seguridad saturado por el gasto de la guerra contra el terrorismo ha invadido tan profundamente nuestras libertades civiles que debemos despertar y luchar ahora. De lo contrario, se perderán para siempre. "

Destaca, además, que "no es sólo Bradley Manning y Julian Assange quienes sufren este Estado secreto, son también los hackers y periodistas relacionados con la red de Wikileaks o Anonymous, que son objeto del acoso del FBI, de detenciones en los aeropuertos, de arrestos". Indignado, David Talbot aprovechó la oportunidad para anunciar el lanzamiento de un nuevo site llamado Open America para fomentar las revelaciones de este tipo.

¿Podemos esperar que estos escándalos hagan tambalearse a la Administración de Obama o que inviertan un poco su política antiterrorista? "Puedo garantizar que no va a cambiar", señala Chris Hedges. "Entre otras cosas –añade–, porque estos programas son apoyados por miembros de ambos partidos en el Congreso. Nadie en las altas esferas del poder se opone hoy en día".

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