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Literatura

Un olivo en recuerdo de Saramago

Recreación virtual de la glorieta que se dedica a José Saramago.

Lanzarote, decía José Saramago, “no es mi tierra, pero es tierra mía”. A ella llegó tras haber escrito El evangelio según Jesucristo, a principios de los años noventa, para comenzar una nueva etapa en su literatura, como los paisajes de la isla, más austera. Este sábado, el municipio de Tías, donde vivió y murió en 2010, le honrará con la inauguración de una glorieta a su nombre, la rotonda que separa los dos espacios en los que imaginó ese mundo distópico de Ensayo sobre la ceguera, o en los que recreó el mito platónico en plena sociedad de consumo en La caverna: su casa y su biblioteca, o lo que es lo mismo, A casa museo José SaramagoA casa museo José Saramago.

Un olivo de hierro con sus iniciales, la J y la S, diseñado por el director de A casa, Javier Pérez F.-Fígares (basado en el logotipo de Ester Fernández Viña y realizado por José Perdomo Guillén), presidirá la rotonda, que quiere servir de reclamo al visitante, especialmente al amante de la literatura del portugués. Para este se abrieron las puertas tanto de su hogar como de su librería que, señala su mujer, Pilar del Río, “sigue poblada de personas, que son los autores”. Ambos edificios permanecen exactamente como él los dejó antes de fallecer, con su olor a café, con su música y con sus lecturas. “Es un lugar para leer al escritor y su sensibilidad”, dice Del Río, quien recuerda que estos espacios se abrieron nueve meses después del fallecimiento del Nobel, "porque él dijo que ese era el tiempo que se tardaba en nacer y en morir".

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La inauguración de la glorieta, para la que se ha elegido el emblema del olivo por ser “el árbol preferido de José y símbolo de la sabiduría", contará con la participación de diversas autoridades canarias, entre ellas el presidente autonómico, Paulino Rivero. El homenaje será, como explica Del Río, “una fiesta popular”. Una vez terminada, quedarán las iniciales del escritor al viento, unas mirando al cielo, otras al suelo. “Es como La balsa de piedra (una de las obras de Saramago), que navega de norte a sur: él intentaba que Europa hiciera eso, que mirara de norte a sur”.

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