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Estrategia electoral

Arriola avisa al PP de que en el otoño de 2014 las encuestas favorables afrontarán un bache

Pedro Arriola

El sociólogo de cabecera de Mariano Rajoy quiere levantar los ánimos del Gobierno y de los dirigentes regionales del PP, los más preocupados por tener que pagar en las urnas las políticas económicas del Gobierno. Las elecciones autonómicas están previstas para mayo de 2015, seis meses antes de las generales. Con tan poca diferencia de tiempo, se presentan como un verdadero test de lo que puede ocurrir en el Gobierno. Semanas antes de publicarse el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Pedro Arriola trasladó a cargos del PP su impresión de que el partido había tocado fondo en las encuestas. Y que a partir de ahora llega la remontada.

Su mensaje contagió de cierto optimismo a los dirigentes del partido. Un optimismo que se asentó el pasado 6 de noviembre, cuando el CIS reflejó que, si hoy hubiera elecciones, la formación que preside Mariano Rajoy ganaría con un 34% de los votos frente al 26,8% que lograrían los socialistas. A partir de ahí, según Arriola y otros expertos electorales de la formación conservadora, empieza el ascenso. Se tratará, según previsiones del asesor favorito del presidente del Gobierno, de una subida moderada, con cuentagotas, pero lo suficientemente importante como para animar a los cargos públicos del partido y a la militancia más fiel, desencantada en los últimos meses por los recortes del Ejecutivo, por las alarmantes cifras de paro y por la reacción a la sentencia que anula la doctrina Parot. No obstante, el responsable de gran parte de las estrategias del líder del PP alertó de un bache en esta carrera hacia futuras citas electorales. Ese bache se produciría en otoño de 2014, tras las vacaciones de verano. 

¿A qué se deberá el bajón en las encuestas que pronostica Arriola para los meses de septiembre y octubre de 2014? En el PP cuentan con que los mensajes del Gobierno que apuntan a que estamos a las puertas de la recuperación calen en su electorado y provoquen que muchos que hace unos meses daban la espalda al partido le otorguen una nueva oportunidad. Se trata, cuentan, de un proceso que será favorecido por mensajes como la recuperación de la paga extra de los funcionarios, el Índice de Precios al Consumo (IPC) negativo, la caída de la destrucción de empleo y el anuncio de bajadas de impuestos para 2015. "Mensajes que favorecen un cambio en el estado de ánimo", interpretan las fuentes consultadas.

Cambio de tendencia

Estos mensajes, cuentan, podrán ser amortizados hasta pasado el verano de 2014. Llegado el otoño, según ha avisado el gurú de Rajoy, suele producirse un incremento del paro tras el cierre de la época estival. Es decir, por cuestiones estacionales. Ello, en un escenario en el que todavía no se cuenta con que las políticas del Ejecutivo vayan a ser percibidas por el ciudadano de a pie, provocará un bajón en los electores, una pérdida de la confianza recuperada en los primeros meses de 2014. Y el PP tendrá que pagarlo en las encuestas. "Reflejan estados de ánimo", precisa un dirigente regional del PP experto en esta materia.

Lo que no se espera en ninguno de los casos es rozar el 32,5% de los votos que el CIS pronosticó para el PP en su sondeo del pasado julio. 

Hasta este último sondeo, el CIS ha venido marcando una tendencia a la baja desde la llegada de Mariano Rajoy al Palacio de la Moncloa tras vencer en las elecciones generales de noviembre de 2011. A punto de cumplirse dos años de la legislatura, el PP ha pasado del 44,63% con el que ganó en las urnas al 34%. Es decir, más de diez puntos. Esto le supone una ventaja de 7,2 puntos respecto al principal partido de la oposición.

Pese a negar la cocina de los datos, las fuentes del PP consultadas señalan que las encuestas de las que disponen –no cuentan con sondeos nacionales, simplemente han extrapolado los autonómicos al total nacional– no son tan optimistas como la última del Centro de Investigaciones Sociológicas. La diferencia con el PSOE no supera los 3 puntos. No obstante, creen que, a partir de ahora, la brecha va a ser mayor.

"Si en dos años hemos tocado suelo en lo económico y ya hemos hecho los ajustes más duros y estamos como estamos, la lógica dice que las estimaciones electorales tienen que empezar a ir al alza en los primeros meses de 2014", señala un dirigente del partido en línea con las tesis de Arriola. "El desgaste se estaba frenando y estamos repuntando", recalca, al tiempo que mantiene que ahora toca una etapa de mejora.

A la hora de buscar un culpable del desgaste de los últimos meses nadie en el PP ni en la Moncloa niega que un porcentaje muy alto se debe a las políticas emprendidas y al incumplimiento del programa electoral. Tampoco ocultan que la rueda de prensa ofrecida en el Palacio de la Moncloa el pasado 26 de abril ayudó poco a lanzar un mensaje de confianza a los ciudadanos. "Errores como estos no los podemos volver a repetir", observa un miembro del Comité de Dirección. Ese día, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, compareció escoltada por los titulares de Hacienda y Economía para presentar el Programa de Estabilidad 2013-2016. Dieron la impresión de haber tirado la toalla. Sostuvieron que no se creará empleo hasta 2015. Y que, en el mejor de los casos, la tasa de paro será en 2015 del 25,8%. Por encima de la que encontró Mariano Rajoy al llegar al Gobierno.

Preocupación por la intención directa de voto

Todas las fuentes consultadas por infoLibre destacan como dato positivo que, mientras en 2012 el PP perdió nueve puntos respecto al resultado de las generales, en 2013 sólo han perdido un punto respecto al año anterior. Sí preocupa, por el contrario, la intención directa de voto. El último CIS otorgó al PSOE un 13% (un punto y medio más) frente al 11,4% de los conservadores (baja casi dos puntos). Lo positivo de este dato para el PP, según sostienen en el partido, es que gran parte de los electores que les dan la espalda están en la abstención, con lo que, a priori, les será más fácil recuperarlos.

El primer examen al que se enfrentarán los partidos tendrá lugar en mayo de 2014, cuando se celebran elecciones al Parlamento Europeo. El PP no espera un resultado espectacular, pero confía en poder superar a los socialistas. A día de hoy, el presidente del Gobierno sigue ajeno a las presiones que le llegan desde diferentes sectores del partido y no ha tomado todavía –o mantiene oculta– la decisión sobre quién será el candidato. ¿Repetirá Jaime Mayor Oreja? Sólo lo sabe (si lo sabe) el presidente del Gobierno. Pero en el partido están convencidos de que cada día que pasa el actual portavoz de los conservadores en la Eurocámara tienes más posibilidades de ser cabeza de lista al ser uno de los referentes del electorado más fiel del partido.

Nadie discute en el PP que ya no juegan con la misma base electoral con la que concurrieron a las generales de 2011. Hace dos años, los conservadores pudieron dirigirse a un alto porcentaje de votantes defraudados por las políticas del PSOE. Ahora, tienen que asegurarse que el votante del PP más fiel no les castiga.

Más preocupan las elecciones autonómicas y municipales. El análisis de los últimos sondeos publicados en los medios de comunicación y de algunas encuestas internas que manejan las direcciones regionales de la formación ha hecho que se encienda la luz roja en dos territorios, feudos tradicionales de los conservadores. En Madrid, peligran las mayorías absolutas tanto en la comunidad como en el ayuntamiento. En la Comunitat Valenciana, el escenario es igualmente preocupante porque, a día de hoy, el PP se arriesga a perder la Generalitat, hoy en manos de Alberto Fabra, y

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También en estos territorios Rajoy maneja sus tiempos y no da pistas sobre los futuros candidatos. Nadie en el PP sabe a ciencia cierta si es a la espera de que los socialistas muevan ficha primero y desvelen sus cabezas de lista o si considera demasiado pronto abrir este melón. 

De momento, lo que no ocultan es que la situación del PSOE, que tiene pendiente elegir candidato a las próximas generales en primarias, les favorece en cierto sentido. "La no elección del próximo rival de Mariano Rajoy paraliza todo lo demás y a nosotros nos da algo de oxígeno", reflexiona un diputado.

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