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La homofobia se cura leyendo

A pesar de todo, hay quien sigue editando libros.

Eva Orúe

La polémica es de sobra conocida, pero permítannos un recordatorio.

Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, y residente en Málaga, concedió una entrevista al diario Sur al poco de ser nombrado cardenal. Y dijo, entre otras cosas, lo siguiente: “La homosexualidad es una deficiente sexualidad que se puede normalizar con tratamiento”.

Lo dijo contestando a la pregunta: ¿Entiende como tal [una deficiencia] la homosexualidad desde el punto de vista de la moralidad?, a la que el sabio de la Iglesia eligió responder con un ejemplo al alcance de todos: “En nuestro cuerpo tenemos muchas deficiencias. Yo tengo hipertensión, ¿me voy a enfadar porque me lo digan? Es una deficiencia que tengo que corregir como pueda”.

Ni que decir tiene que la polvareda tardó minutos en formarse.

Vale, pero ¿qué tiene esto que ver con el mundo editorial?

El de los libros es un mundo igual que otros, y todos están en este.

Desde siempre ha habido, no podía ser de otro modo, escritores y editores homosexuales que en unas ocasiones no han ocultado su condición, incluso han hecho gala de ella, mientras que en otras han querido o se han visto obligados a camuflarla. Y eso tanto en su vida personal como en sus trabajos.

Incluso antes de que existiera el término, la homofobia de buena parte del sector, y también la del público lector, convirtió publicar o encontrar determinados títulos y temáticas en una misión imposible. Incluso hoy (sí, hoy) hay librerías a pie de calle o en la gran avenida de la web que rechazan ciertas obras no por considerarlas malas, sino por los asuntos que tratan y la manera que tienen de abordarlos.

De ahí que en España, como en otros países, llegara un momento en que la necesidad de publicar y vender libros LGTBQ se hizo perentoria.

“Hasta que no surgieron estos sellos, nadie se ocupó de documentar, por ejemplo, nuestra historia (franquismo y homosexualidad, homosexualidad y nazismo, represión, discriminación)”, explica Mili Hernández, editora de Egales y alma mater de la Librería Berkana. “No existían libros de sociología, ni de estudios de género. Han sido los propios autores gays y lesbianas quienes han producido esos textos en los últimos años, textos que en su gran mayoría están publicados por sellos especializados.”

Habla de ensayos, pero en la narrativa, la historia se repite. “Durante muchos años, gays y lesbianas han buscado en la ficción referentes con los que poder identificarse, y habría que preguntar a las editoriales generalistas por qué en sus catálogos han escaseado estos textos”.

Desde luego, en España y los países de nuestro entorno las cosas han cambiado, cosa que no se puede afirmar de otras partes del mundo. No obstante, la necesidad sigue ahí.

“Es cierto que nos encontramos en un contexto distinto al que vio nacer a otras editoriales pioneras en España, como Egales, que durante los últimos 20 años ha realizado una labor encomiable en la visibilización y normalización del colectivo”, admiten Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez, quienes no obstante, y en aparente contradicción con esa afirmación, se disponen a poner a la venta (en abril o mayo) los primeros títulos de una nueva editorial, Dos Bigotes.

“Pensamos que ahora es un buen momento para continuar este trabajo, tratando de superar etiquetas e intentando que los lectores se acerquen a esta literatura sin prejuicios. Hacemos libros para gente inquieta que busque literatura de calidad, por lo que confiamos —y deseamos— que puedan tener salida comercial. Somos conscientes de las dificultades a las que nos enfrentamos pero nos gustan los retos y nos vamos a dejar la piel en ello. Para sortear los obstáculos del mercado, queremos conseguir una comunidad fiel de lectores y para ello vamos a ser muy activos en redes sociales, presentaciones y otras iniciativas a las que ya estamos dándole vueltas.”

Librerías refugio

“Sortear los obstáculos del mercado”, dicen, que (creo yo) es una manera elegante de aludir a los vetos que aún existen.

En su día, la manera que la comunidad LGTBQ encontró de saltárselos fue creando librerías especializadas en las que los homosexuales tenían esos títulos que querían leer, en las que además podían hablar sin tapujos y mostrarse como eran.

Muchas de ellas han cerrado ya, y ese cerrojazo puede interpretarse como un buen síntoma: ya no hacen falta (aunque la crisis económica es la causa más inmediata).

“Si novelas como las de Alan Hollinhurst, David Leavitt o el polaco Michal Witkowski (del que Rayo Verde acaba de publicar la estupenda El Leñador) tienen cabida en las estanterías de las librerías no especializadas, nuestras propuestas seguro que también”, nos dicen Gonzalo y Alberto, quienes en cualquier caso lamentan el ocaso de las librerías LGTBQ “porque han hecho y siguen haciendo una formidable labor de difusión”.

Sin embargo, en Madrid, Berkana resiste. “Resisto por orgullo —dice Hernández—, el cierre para mí significaría que nos han ganado, que han logrado desactivarnos. Y por visibilizar la cultura LGTBQ, el 80 % de los libros que nosotros tenemos no se pueden encontrar en librerías generales. Y porque ahora mismo tenemos tantas deudas que necesitamos lo poco que vendemos para pagarlas.”

Lea, monseñor, lea

Para terminar, volvemos al personaje que está en el origen de este texto. Pedimos a Mili, a Gonzalo y Alberto, que recomienden a Fernando Sebastián un libro de su catálogo.

La librera y editora de Egales no lo duda: “Lo que la Biblia realmente dice sobre la homosexualidad, de Daniel A. Helminiak, teólogo y sacerdote. Ofrece una alternativa exegética a la actual interpretación oficial que hace la Iglesia católica de la Biblia. Este texto tendría que servir a la Iglesia para conciliar la creencia cristiana y la orientación sexual”.

Eduardo Mendicutti: "¿Que lo que escribo es gay? Pues sí, qué pasa"

Desde Dos Bigotes proponen un libro que saldrá en otoño y en el que participarán grandes de la literatura española como Eduardo Mendicutti, Vicente Molina Foix, Luis Antonio de Villena o Luisgé Martín, entre otros. “Cada uno de ellos se va a encargar de 'desmontar' alguno de los sectores tradicionalmente machistas de nuestra sociedad. Y podemos adelantar que la Iglesia va a dar mucho juego, ya que es una institución donde la homosexualidad, pese a quien pese, siempre ha estado presente.”

Ya puesta, Hernández propone otro título, éste para el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, quien recientemente arremetió contra el “feminismo ideológico”, que él ve como “un paso en el proceso de deconstrucción de la persona” . “Que lea Teoría Queer, de varios autores, pues parece estar muy interesado en la deconstrucción del feminismo y la homosexualidad”.

Que no digan los monseñores que no se lo han puesto fácil.

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