La situación en el PP
Cospedal minimiza los plantones de Aznar y Mayor Oreja
El Partido Popular se empeña en negar la evidente fractura abierta con algunos cargos del partido y con un sector del electorado. La números dos del PP sólo ve problemas de agenda en la negativa del expresidente del Gobierno a acudir a la convención y dice comprender que el portavoz en el Parlamento Europeo tampoco acuda."Yo no veo convulsión", respondió preguntada este miércoles en rueda de prensa por los últimos acontecimientos que evidencian una brecha entre la actual dirección nacional del PP y el ala dura del partido.
La número dos los conservadores, que avanzó el programa de la convención que se celebra en Valladolid desde este viernes, dijo no saber "cuál es ese sector", en alusión al denominado sector crítico. Y apuntó que es lógico que en una formación tan grande como el PP haya críticas internas. "Personas a las que no le gusta como funciona una organización de 800.000 militantes hay en todas partes".
No obstante, deslizó cierta crítica hacia aquellos que, en los últimos meses han criticado, desde dentro del PP, las acciones del Gobierno de Mariano Rajoy y defendió que su partido defiende medidas "por encima de sus intereses para defender el interés de España". Además, dejó claro que hay gente, como María San Gil, expresidenta del PP de Euskadi, que lleva ya tiempo fuera del partido.
Este jueves, la expresidenta de los conservadores de Euskadi, cargó con dureza contra la política antiterrorista de Mariano Rajoy. Unas palabras a las que respondió este miércoles Borja Sémper, presidente del PP de San Sebastián. A su juicio, quienes defienden tesis como las de San Gil acabarán diciendo que el PP "es cómplice de ETA".
Frente a las críticas al PP por su política de apoyo a las víctimas del terrorismo, Cospedal sostuvo que la postura de su partido en esta materia nunca ha cambiado. Además, anunció que la convención contará con un homenaje a este colectivo. Lo que no supo precisar es el listado de asistentes para este homenaje.
Una convención agitada
Los planes se tuercen. El Partido Popular llevaba meses buscando fecha para celebrar la convención nacional que este viernes arranca en Valladolid. Todo debía encajar. Lo primero, la agenda del presidente nacional de la formación y del Gobierno, Mariano Rajoy. También era importante no tener en el foco los escándalos judiciales que afectan a la formación conservadora. Y datos positivos, argumentos con los que insuflar ánimo a dirigentes y militantes que llevan media legislatura escuchando en sus territorios que su partido no cumple el programa, que está podrido por los escándalos de corrupción y que no piensan volver a votarles.
Con todos estos ingredientes, nada más arrancar el año la dirección nacional de partido aprovechó el primer Comité Ejecutivo Nacional de 2014 para comunicar que la convención sería el primer fin de semana de febrero. Lo habían concebido como el momento perfecto. Rajoy ya había despedido el año con una rueda de prensa en La Moncloa en la que trasladó la idea de que lo peor de la crisis ya ha pasado y que a partir de ahora lo que toca es mejorar y la convención era el escenario perfecto para ahondar en estas ideas. Además, se trataba del foro perfecto para dar el pistoletazo de salida a las elecciones europeas de mayo y para presentar a su cabeza de lista. Con lo que no contaban, aunque el malestar ya era evidente, con el estallido de una crisis por la derecha del partido, por los dirigentes y militantes más conservadores. Y con nombres tan sagrados para el votante clásico del PP como Jaime Mayor Oreja o José María Aznar.
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Sobre el papel, la idea de vender que lo peor de la crisis ya ha pasado sigue siendo el eje de esta cita en la que el foco, no obstante, estará puesto en las ausencias. Lo que, salvo sorpresas, no ocurrirá es el anuncio y la designación del candidato a las europeas. Si acaso, se exprondrá un manifiesto electoral con los ejes del programa. Pero poco más.
Precisamente, gran parte de la culpa de la deseuropeización de este cónclave está en lo ocurrido en las últimas semanas con el ala dura. Pese a que en la dirección nacional restan importancia al nacimiento de Vox, lo cierto es que la puesta de largo de este partido ha precipitado un terremoto interno en el PP del que muchos venían avisando.
La secuencia es la que sigue: hace un par de semanas, el exfuncionario de prisiones y víctima del terrorismo, José Antonio Ortega Lara y el exidirigente del PP vasco, Santiago Abascal, anunciaban la creación de Vox, un nuevo partido que asume como suyos gran parte de los postulados del partido de Rajoy. Este mismo lunes, el vicepresidente del Parlamento Europeo y miembro de la Junta Directiva Nacional del PP, Alejo Vidal-Quadras, anunciaba que se sumaba a este proyecto. Y pocas horas después, el portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja, en un comunicado emitido por la dirección de comunicación del partido, anunciaba su renuncia a encabezar la candidatura del PP a las europeas. Por si fuera poco mazazo en poco tiempo, 24 horas después, este martes, el entorno de Aznar aseguraba que sus compromisos internacionales le impedían estar en esa cita en la que se le había reservado un espacio en calidad de presidente de honor de la fundación.