‘Gernika’, la película donde se encontrarán periodismo e historia

El bombardeo de Gernika es el escenario que el director de cine Koldo Serra ha elegido para rodar su segundo largometraje. Inspirado en la figura del periodista George Steer, la película narrará la labor de un reportero de guerra británico que logró conmocionar a la comunidad internacional con las crónicas que, desde el lugar de la barbarie enmarcada en la Guerra Civil española, firmó para Times y el New York Times.

El inminente rodaje de Gernika sirvió al director Koldo Serra para reunir el pasado 27 de marzo en una mesa redonda a los periodistas Jon Sistiaga y Alfonso Armada con el historiador Ruben Pallol y el crítico de cine Noel Ceballos. Un coloquio moderado por el propio cineasta, que ahondó en el papel de los reporteros de guerra en los conflictos bélicos, la relación de los medios con los poderes políticos y la censura a la que se enfrentan en el desempeño de su trabajo. Una mirada a la dimensión humana de unos profesionales que, lejos de la cotidianeidad de sus vidas, tienen que lidiar con la difícil tarea de narrar el horror y la barbarie.

“Para comunicar te tienes que impregnar de la tragedia que estás viviendo”. Es lo que Jon Sistiaga lleva haciendo estos años en los que ha cubierto conflictos como la guerra de Irak, Kosovo o Afganistán y el genocidio de Ruanda. Un trabajo nada fácil que, según el periodista, requiere “reconocerse a sí mismo en torno a tus propios valores y tus propias miserias” y que exige la capacidad de “aprender a desconectar” en el regreso a casa. ¿Pero qué hay de la implicación emocional? Alfonso Armada lo ve así: “No se puede ser un buen corresponsal si no tienes la capacidad de conmoverte”.

La descripción que George Steer realizó sobre las cubiertas de las bombas que arrasaron Gernika permitió al reportero identificar a la aviación alemana como la autora del sanguinario ataque. Un trabajo periodístico con el que logró esquivar la censura y romper con la versión propagandística del bando nacional, que atribuyó el bombardeo a fuerzas republicanas. Una labor de verificación que sigue siendo complicada en el marco de un escenario conflictivo. “La propaganda sigue existiendo” señala Sistiaga, aunque en el desempeño del trabajo del reportero de guerra, al final adquieres “habilidades para saber si te están engañando”. ¿Qué habilidades son esas? “Acercarse a los hechos en vez de hacer caso a las partes”, señala Armada. La cuestión es, al final, “permanecer en el terreno y poder contarlo”, tal y como hizo el reportero británico, señala el historiador Rubén Pallol.

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Poder contarlo sin banalizar, recordando que “no estás ante una pila de cadáveres más” sino frente a una “víctima con nombre propio” es la fórmula que Sistiaga emplea para no caer en la insensibilización de la que, más veces de las deseadas, son presos los medios de comunicación. Sin embargo, Alfonso Armada sostiene que “es obligación del periodista mostrar las imágenes del horror”.

Con casi un nula filmografía dedicada al bombardeo del Gernika, Koldo Serra intentará romper con la imagen estereotipada del reportero de guerra que han dibujado la literatura y el cine. Un tópico hollywoodiense que Sistiaga dice no haberse encontrado nunca, y que ofrece protagonistas “edulcorados” –así es como los describe Alfonso Armada. Una fórmula cinematográfica atractiva para el espectador, que los dos periodistas coinciden en relegar a la ficción.

Koldo Serra se apresuró a adelantar que Gernika no será “otra película más de la Guerra Civil española”, sino la narración del sanguinario acontecimiento histórico que supuso la antesala del horror desencadenado por Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Una cinta donde el periodismo se encontrará con la historia.