'OCHO APELLIDOS VASCOS', EL FENÓMENO COMERCIAL
Emilio Martínez-Lázaro: “Hemos mostrado que los tópicos son en realidad tonterías”
Medio país anda revolucionado buscándole explicación al que ha sido el fenómeno de lo que va de año: Ocho apellidos vascos. Que si se trata de un caso de rotundo éxito promocional, que si se debe al buen hacer de los actores, que si por fin se han desmontado los estereotipos regionales… La respuesta, sea cual sea, desemboca en el mismo mar: la película de Emilio Martínez-Lázaro es la más vista de la historia de España, con 6,6 millones de espectadores y una recaudación de cerca de 40 millones de euros (Lo imposible, de J. A. Bayona, todavía sigue siendo la ganadora en este terreno, con algo más de 42 millones, aunque se quedó con 6,1 millones de espectadores). Para el director (Madrid, 1945), la solución a los enigmas de esta comedia sobre un chaval sevillano que, prendado de una vasca, marcha a su tierra para conquistarla haciéndose pasar –enredos mediante- por autóctono del norte, se ramifica en varias explicaciones.
La primera y fundamental: “que hemos tenido un guion que era gracioso pero no solo gracioso, hay entre líneas un poco más. Y también es una comedia romántica, es las dos cosas, y una cosa siempre ayuda a la otra”. “Además de eso, había que conseguir unos actores que fueran competentes y que tuviera vis cómica, y que pudieran hacer la película en un terreno que no fuera la astracanada, que no fuera demasiado exagerado”, explica el cineasta a infoLibre. “Entonces tuvimos la enorme suerte, que eso sí que ha sido suerte, de encontrar a Dani Rovira, que hasta entonces no había hecho ningún papel, era un actor de monólogos, y resulta que ha sido un descubrimiento impresionante, ha resultado ser un actor fantástico. Para mí el rodaje ha sido una maravilla con estos cuatro actores (junto a Rovira, completan el elenco Clara Lago, Carmen Machi y Karra Elejalde), y el resultado es que ha habido una explosión de la gente, que se ha vuelto loca con la película y la está viendo media España”.
Regodearse en el tópico regional –en este caso, vascos frente a andaluces, o viceversa– no es, desde luego, una aportación novedosa a la comedia española. Desde los clásicos chistes de Lepe a aquellas películas del franquismo que, como recuerda Martínez-Lázaro, protagonizaban “el baturro, que era Paco Martínez Soria, o el chulo madrileño, que era Tony Leblanc…”, los clichés sobre las muchas y variopintas idiosincrasias locales han plagado tradicionalmente los espacios culturales para la mofa. La diferencia fundamental, dice el cineasta, es que en aquellos ejemplos el cachondeo llegaba desde una perspectiva contraria a la que ellos proponen. “Aquello era al revés: en lugar de hacer como hemos hecho nosotros, que es quitarle hierro al asunto y hacer ver lo ridículo que es que esas cosas puedan enfrentar a alguien con otro de otra comunidad con otra manera de ser, lo que hemos hecho es ser amables y mostrar que en realidad son tonterías, y reírnos de eso y hacer que el público se ría con nosotros de estas cosas, que no son nada más que lugares comunes y maneras de ser que están condenadas a dejar de existir”.
Haber contado con dos expertos en la chufla hacia y para los vascos, los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José, artífices de muchos de los hilarantes sketches del programa de la ETB ¡Vaya semanita!, ha supuesto, dice Martínez-Lázaro, una de las claves a la hora de encontrar el tono y la forma de retratar el carácter de Euskadi. Del lado andaluz, fueron Alfonso Sánchez y Alberto López, creadores de la película El mundo es nuestro –y que en Ocho apellidos... hacen de amigos del protagonista– quienes aportaron el toque que ha hecho funcionar el filme desde ambos puntos de vista. Y tanto ha funcionado, que seguro habrá segunda parte aunque, por el momento, no se sabe sobre qué comunidad recaerá esta vez la broma. "Se va a hacer porque hay una voluntad de hacerla, puesto que ha ido muy bien la primera, y sería una tontería perder este éxito", confirma el director, que califica de "bobada" la jugada que se ha marcado el "pirata" José Frade, que ha registrado las marcas Ocho apellidos catalanes y Ocho apellidos madrileños, que no se usarán. "Pero aún no se sabe nada de lo que va a tratar porque todavía estamos en la fase de hacer contratos, de ver quién la va a hacer, si todos los actores van a ser los mismos, o si los guionistas y el director van a ser los mismos…".
Aunque de tópicos va la cosa, con el que definitivamente no ha cumplido Ocho apellidos vascos es con aquel que dice que los españoles no quieren ir al cine. "Ha sido sorprendente, porque ha ido gente que no iba desde hace treinta años, que hasta preguntaban cómo se hacía para entrar a la sala", reconoce el director, realizador de otras comedias de éxito como El otro lado de la cama y su secuela, Los 2 lados de la cama, además de otros títulos dramáticos como Las trece rosas o Carreteras secundarias". Luego, otra cosa que ha sucedido es que en esta película ha habido muy poca piratería, cosa que a mí me ha dejado sorprendidísimo, porque siendo una película de este éxito, sin embargo es muy difícil encontrarla en Internet, y eso en sí no me lo explico, me resulta incomprensible, pero es cierto, ha pasado también. En esta película han pasado cosas muy raras, y todas buenas".