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Elecciones europeas

Las armas de cada cual para movilizar a su electorado

Sede de la Eurocámara en Estrasburgo, el pasado 9 de mayo.

Yolanda González / Juanma Romero

En una cita electoral ligada tradicionalmente a la abstención, los partidos que se enfrentan a las urnas este domingo han intentado movilizar a su electorado en la campaña que culminó anoche. Convencerles de que si no votan, otro tipo de opciones diferentes a las suyas guiarán las políticas europeas durante los próximos cinco años.

En el PP, por ejemplo, los últimos 15 días han girado en torno a la idea fuerza de que si vuelve el PSOE, volverá la crisis. Un mensaje aderezado con advertencias sobre la poca utilidad de votar a partidos pequeños, a populistas y a euroescépticos. Los socialistas, en cambio, han machacado hasta la saciedad el mensaje de que hay que propinar un castigo en las urnas a Mariano Rajoy y a la derecha europea, la que "está quitando todo" a los ciudadanos, y por eso han focalizado su mensaje en los colectivos más vulnerables: jóvenes, parados y mujeres. El PSOE necesita ganar no sólo para hacer ver que hay otra alternativa "justa" a la crisis, que hay otros caminos no sondeados por el Gobierno, sino también para romper con un ciclo de varias derrotas encadenadas y empezar a tomar oxígeno tras una amarga travesía en el desierto. 

A izquierda y derecha, intentan disputar el voto una pléyade de formaciones, todas con el propósito de sacar rédito del momento de mayor declive del bipartidismo en España

A continuación, se ofrece una síntesis de los mensajes a los que han recurrido las diferentes formaciones para atraer el voto.

1. PARTIDO POPULAR

"Nos jugamos mucho: volver a las políticas del fracaso o mirar al futuro del crecimiento". Esta frase de su candidato, Miguel Arias Cañete, resume la esencia de los mensajes que el Partido Popular llevaba meses preparando para esta campaña que culmina el domingo en las urnas.

Los conservadores, que llevan desde que llegaron al Gobierno en noviembre de 2011 cargando semanalmente en el Congreso de los Diputados y en el Senado contra la herencia recibida de la etapa del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, han considerado que era necesario insistir también en este tipo de mensajes para la batalla por el control del Parlamento Europeo. De ahí que hayan puesto el foco, sobre todo, en la economía. Y que gran parte de las intervenciones de los principales dirigentes del PP y del propio candidato hayan estado dominadas por las cifras y los porcentajes. Sirva como ejemplo el cara a cara que Cañete mantuvo la noche del 15 de mayo en TVE con su rival socialista Elena Valenciano. Una cita en la que la actuación de su candidato gustó poco puertas adentro del PP por su excesiva dependencia de los papeles y la avalancha de números que plagaron su discurso. "Frente a un candidato cercano, que es como realmente es Miguel Arias, apareció un hombre frío, encorsetado", concluye uno de sus compañeros de formación.

El partido presidido por Mariano Rajoy ha repetido machaconamente en las últimas semanas que España viene de una destrucción de 3,7 millones de empleos, de perder 70.000 millones de recaudación en Europa, de un déficit del 9% y de encontrar facturas en los cajones. Y que ahora, con el Gobierno del PP ya se vislumbra la recuperación y ya se crea trabajo. "Con 7.000 nuevos contratos al día, estamos viviendo un cambio de tendencia que pronto experimentarán todos los españoles", reza el argumentario que el partido difundió entre sus militantes y sus cargos el 14 de mayo, a 11 días del 25-M.

Paralelo al mensaje de la herencia recibida, un discurso que ubica al Partido Socialista como principal rival del partido de Gobierno, el PP ha lanzado un mensaje que complementa al anterior: el de que su mayor rival es la abstención. Los conservadores, que estiman que la participación rondará el 45% como mucho están convencidos de que su victoria depende en un alto grado de movilizar a su electorado. Se trata de un sector tradicionalmente fiel a las siglas del PP pero que podría decidir castigar las subidas de impuestos de Mariano Rajoy o el tratamiento a las víctimas del terrorismo a raíz de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que tumbó la doctrina Parot. Así lo ven en Génova, 13, sede nacional de la formación.

Sin citar partidos concretos, para evitar enfrentamientos directos con líderes de otras formaciones, desde el PP también se han lanzado mensajes contra los partidos pequeños, los eurofóbos y los euroescépticos. Vox, la formación que lidera el exdirigente del PP Alejo Vidal-Quadras y en la que le acompañan otros ex de las filas conservadoras como Santiago Abascal y el exfuncionario de prisiones y víctima de ETA José Antonio Ortega Lara, ha respondido más de una vez a estas advertencias lanzando mensajes directos contra dirigentes conservadores o contra el propio Mariano Rajoy. Está por ver el daño real que la irrupción de esta formación hace en las urnas este 25-M. Los mejores pronósticos que barajan en Génova apuntan a que podría obtener un solo escaño.

En el momento en el que se comenzó a diseñar la campaña, cuando ni siquiera el PP había señalado a Miguel Arias Cañete como candidato, el sociólogo de cabecera de Rajoy, Pedro Arriola, ya tenía claro que había que esquivar todos los temas polémicos y centrarse en el discurso de la recuperación, y en las políticas europeas, sobre todo en agricultura, ganadería y pesca. "Es una campaña europea, no nacional y no vamos a perder el tiempo debatiendo sobre políticas que exceden las competencias de la Unión Europea", justificaban desde la dirección nacional. Quedaba así fuera del argumentario de campaña la reforma de la ley del aborto emprendida por el Ministerio de Justicia, uno de los temas que la socialista Valenciano ha convertido en eje de su campaña.

Pese a la insistencia de los socialistas a la hora de intentar que el PP entrara al trapo de la reforma de la ley del aborto más restrictiva de toda la democracia, la polémica de la campaña no ha tenido que ver con este tema. Pero sí vino relacionada con las mujeres. Tuvo su origen en una entrevista que Cañete concedió el viernes de la primera semana de campaña, justo un día después del cara a cara con Valenciano. Preguntado por una valoración de su actuación en el debate emitido por TVE, el candidato se justificó señalando que en ese tipo de ocasiones, mostrar superioridad intelectual se habría considerado "machista". La controversia ya estaba montada. El PP, que había intentado evitar el cuerpo a cuerpo en temas sociales, sufría un bache en el ecuador de la campaña.

Para intentar compensar las críticas del PSOE, el partido presidido por Rajoy se vio obligado a introducir en su argumentario de campaña mensajes centrados en las políticas de igualdad. "La igualdad se defiende con hechos, no con mentiras", figuraba en el argumentario del sábado 17 de mayo. Este tipo de mensajes fueron incorporados a gran parte de los discursos del candidato que no, no obstante, no pidió disculpas hasta este miércoles, cuando ya habían transcurrido cinco días de su patinazo.

Los estrategas de campaña de la formación consideran que las declaraciones de su número uno al Parlamento Europeo fueron "desafortunadas", pero que su electorado distingue perfectamente lo que dijo, de las "manipulaciones" del principal partido de la oposición. Hasta el momento en el que Cañete hizo estas declaraciones, el PP iba por delante en las encuestas. Cualquier inversión de esta tendencia sería achacable, entre otros asuntos, a sus palabras.

2. PSOE

El voto "para que ganen los que sufren y pierdan los que les hacen sufrirpierdan los que les hacen sufrir". Elena Valenciano lo decía el pasado jueves en Zaragoza, en uno de sus últimos mítines del 25-M. Un ejemplo perfecto de cómo ha dibujado el PSOE su larga precampaña y campaña de las europeas. En claves muy ideológica, de oposición izquierda-derecha, como un grito desesperado para dar una lección y castigar en las urnas a quienes han impuesto las políticas del dolor y de la austeridad en Europa y en España. La frase se ha convertido casi en un leitmotiv de la candidata: "Hay que decir un no como una casa a Rajoy y a [Angela] Merkelno ", para que se acaben los recortes y la pérdida de derechos y hacer girar la política de la Unión. 

Valenciano entró muy pronto en campaña. En febrero, en cuanto su partido la designó como cabeza de lista, en un gesto claro de que ponía toda la carne en el asador para intentar quebrar su espiral de derrotas electorales continuas. Pero durante un tiempo peleó sola, sin contrincante. Y eso hizo, según observaban cualificados cargos socialistas, que llegara algo desfallecida a la campaña real, la que se juega en los últimos 15 días. A ello se añadió un arranque anómalo: el accidente en Badajoz, el asesinato a balazos de Isabel Carrasco, el luto, la complicada negociación del debate. El PSOE comenzaba con mal pie, con atonía en las bases y con malas noticias de las encuestas, la mayoría de las cuales daba (y sigue dando) cierta ventaja al PP. 

Pero el cara a cara en TVE resucitó al PSOE, un partido históricamente ciclotímico. Ahí comenzó realmente su campaña. Valenciano se sintió ganadora frente a un Cañete perdido, confuso, aturullado entre los papeles, aferrado a la herencia de los Gobiernos de Zapatero, falto de telegenia. Y se creció en la recta final. Pero lo que inyectó ánimo entre las bases y los dirigentes fue el patinazo del cabeza de lista del PP en Antena 3. Sus palabras sirvieron en bandeja al PSOE el discurso en el que Valenciano se sentía más cómoda: la igualdad. Los conservadores habían entrado en terreno PSOE. Y el PSOE lo aprovechó. 

Bramó contra el "machismo y clasismo" de Cañete y de Rajoy, al darle cobijo y presentarle como el "mejor candidato" y recordó cómo esas palabras revelaban un pensamiento instalado en la derecha española "que nunca ha movido un dedo por la igualdad de las mujeres". Valenciano aceptó las disculpas del exministro. "El problema no es lo que dijo, es lo que piensa", el "fondo" de sus declaraciones, advirtió, porque el machismo "no es un error" ni un "desliz". Por todo ello, remató el miércoles en Barcelona, las mujeres deben votar a quienes "no las desprecien".

El PSOE encontró un filón en Cañete. Eso sí, ha negado que haya "sobreactuado" con el error del exministro. "Las mujeres somos la mayoría de la población, y muchísimos hombres quieren que seamos libres es iguales. Además, la igualdad es uno de los principios de la construcción europea. Hemos hablado de ello porque vamos a defender la igualdad con uñas y dientes y por la grave amenaza a las mujeres" por la Ley del Aborto de Alberto Ruiz-Gallardón, defendía ayer mismo la candidata en Al rojo vivo. Por las declaraciones machistas de Cañete y por las relaciones de este y de su familia con los paraísos fiscales –lazos destapados esta semana por infoLibre–, el PSOE ya ha advertido de que el exministro lo tendrá "muy difícil" para convertirse en comisario. Prueba de ello es la ofensiva de los líderes socialdemócratas europeos contra Cañete. 

Aunque el último tramo de la campaña ha estado dominado por la igualdad, Valenciano ha intentado incidir en que, frente a la "ausencia de programa" y la montaña de "descalificaciones" del PP, los socialistas europeos, "la única familia" presente en los 28 países de la Unión, sí tiene "propuestas" para enderezar el rumbo de Europa, centrado en tres colectivos: parados, mujeres y jóvenes. Entre ellas, un pacto europeo de progreso social, una directiva de salarios mínimos, una nueva política industrial, un calendario más flexible de reducción del déficit, la reforma del Banco Central Europeo, la apuesta por una troika social, la lucha contra el fraude y los paraísos fiscales, una directiva de igualdad de trato, otra más contra la violencia de género y por la seguridad de las mujeres, el reconocimiento al derecho a decidir de las mujeres... Además, ha insistido en que más allá de la "trompetería electoral" del Gobierno, vendiendo su recuperación –"ofende a la inteligencia", le dijo Ramón Jáuregui a Esteban González Pons en el debate a seis en TVE–, hay aún mucho sufrimiento, pobreza, más "deuda, déficit y paro" desde que Rajoy gobierna. Frente al discurso de la herencia recibida, la "herencia dilapidada" del PP, el sostenimiento del Estado del bienestar. 

El PSOE ha hecho igualmente hincapié en que es capital que los socialdemócratas europeos, con el alemán Martin Schulz a la cabeza, ganen en toda la Unión, para que gire la política de todo el continente, se cierre la fractura entre el norte y el sur de Europa y se imponga un "camino de la salida a la crisis justo, no como el de Rajoy y Merkel". "Y para que España pese, hay que ir a votar" a la "única fuerza alternativa capaz de cambiar la UE", seguía reiterando ayer Valenciano. Un llamamiento a la concentración de voto de la izquierda en torno al PSOE que llegó a su culmen anoche, en el cierre en Madrid. Para remarcar ese mensaje, se ha empeñado en hacer campaña con Schulz y con Manuel Valls, el primer ministro francés autor de 50.000 millones de euros de recorte.

Los socialistas también han tenido que defenderse de la equiparación con el PP, piedra de toque del argumentario de las pequeñas formaciones, especialmente de las más fuertes, IU y UPyD. Mientras trataba de apuntalar su mensaje de que no son "lo mismo" que los conservadores, irrumpió uno de los suyos, Felipe González (además de Cañete), para poner sobre la mesa un asunto muy incómodo para la campaña: la gran coalición. El expresidente la defendió "si el país lo necesita", aunque después se arrepintió de sus palabras, por "inoportunas". Alfredo Pérez Rubalcaba salió a descartar esa posibilidad desde el primer minuto, pero el incendio ya había prendido. Y, aunque con menor intensidad, ha perseguido a Valenciano hasta el final de la campaña. "No, no, no, y no. ¿Queda claro? Lo que le interesa a España es una alternativa a la izquierda, así que de ninguna manera", zanjó la candidata ayer en La Sexta

El PSOE se juega mucho este 25-M. Está convencido de que, pese a su debilidad en uno de sus graneros clásicos, Cataluña, puede ganar, de que las encuestas reflejaban un empate técnico antes de las palabras de Cañete y que su patinazo puede ayudar a decantar la balanza a su favor. Pero si no vence, puede azuzarse el debate interno, mayor aún cuanto más honda sea la caída. Rubalcaba y Valenciano han recalcado que no habrá cambios sea cual sea el resultado, que la hoja de ruta –primarias nacionales en noviembre– se acordó en enero y se cumplirá, y no habrá congreso extraordinario, una alternativa que gustaría más a Susana Díaz, presidenta de la Junta y jefa de la federación más poderosa, Andalucía. Pero una cosa es el discurso oficial y otra los movimientos tectónicos de los territorios y de los pronunciamientos de los potenciales candidatos, que aguardan la salida en el zaguán. El secretario general, no obstante, dejó grabada una frase que a nadie pasó inadvertida: que el 25-M, según sea el resultado, decidirá sobre su futuro y lo dirá.  

3. IZQUIERDA UNIDA

El debate a seis en TVE –poco seguido, por cierto, un 4,2% de share y 838.000 espectadores– visualizó los ejes de la campaña de Izquierda Unida, líder de la coalición Izquierda Plural, que encabeza el veterano Willy Meyer (no sin disputas internas). Denuncia del bipartidismo, concienciación del "poder de la gente", y presentación de una alternativa sólida, fiable, que se ha "confundido" con las mareas y las movilizaciones ciudadanas

IU sabe que, con el "hastío" ciudadano con las dos grandes fuerzas, gana, que es fuerte en ese territorio porque ha estado trabajando durante años sus propuestas de salida de la crisis, repartiendo estopa a diestro y siniestro. Y ese siente que es su gran capital. Su credibilidad. De hecho, ayer mismo Meyer, en un acto con representantes de los trabajadores –un clásico de las campañas de IU–, hizo un llamamiento a favor de su candidatura, un proyecto "consolidado", lejos de "aventuras", que quiere convertirse en "determinante" para poder condicionar gobiernos y "empezar a construir otro país".Tiene detrás "la mejor historia acumulada", la "única fuerza política preparada y dispuesta a dar la batalla para iniciar un proceso constituyente al servicio del interés general", había gritado horas antes desde Sevilla. La federación exhibe solvencia, pues, frente a las formaciones emergentes: Podemos, su competidor de última hora y con quien comparte más programa, Primavera Europea, el Partido X o el Movimiento RED. "IU lo demuestra todos los días en las calles y en las instituciones", abundó ayer la número dos de la lista, Paloma López, quien hasta su integración en la candidatura era secretaria confederal de Empleo de CCOO. 

Meyer ha pedido el voto para los trabajadores, los parados, las mujeres, todos aquellos que se encuentran desengañados de la política, los "decepcionados" del PSOE, asegurándoles que IU nunca "se pondrá de rodillas", que combatirá "al gran capital europeo" y levantará un "muro" contra la agresión de la troika. "PSOE y PP son coautores de la catástrofe en Europa", repitió el martes desde Málaga. Una vez más, claro, porque ya desde la precampaña la federación puso números a la convergencia de los dos grandes partidos en la Eurocámara: hasta el 73% de las veces votaron juntos en la última legislatura. Asimismo, ha advertido a Rajoy de que si pierde, debe irse. Dimitir

IU, que ya empezaba a hablar de la gran coalición antes siquiera de que esta entrase en el debate público, se ha empleado a fondo para usarla como argumento central de campaña. Es una "operación de largo alcance", que es "lógico" que cuaje porque "ya gobiernan juntos la derecha y la socialdemocracia la Comisión Europea, Alemania, Italia, Grecia y 10 Estados más", aseguró el cabeza de lista el jueves en la capital andaluza. Meyer ha señalado los gestos que apuntan en esa dirección: desde la entrevista a Felipe González en La Sexta hasta el mitin de los socialistas en Barcelona, el pasado miércoles, con el expresidente del Gobierno y con Manuel Valls

Izquierda Plural quiere para la UE un proceso constituyente, la construcción de una Unión completamente distinta, de los ciudadanos, "la de los servicios públicos, la del bienestar social, la de la cohesión social y territorial y, en definitiva, la de la felicidad", frente al "desastre" al que la han conducido socialdemócratas y conservadores. No obstante, IU se ha cuidado mucho de identificar totalmente a ambos: les ha dicho que hacen lo mismo, no que son lo mismo. Y ha cargado sin ambages contra el machismo de Cañete. "Ha orinado fuera del tiesto", dijo desde el primero Cayo Lara. 

IU, aunque mirando de reojo la irrupción de Podemos o Primavera Europea, ha afrontado la campaña tranquila, sin la tradicional psicosis de otros tiempos, consciente de que lo que queda por saber es la magnitud de su crecimiento. No ha querido hacer apuestas públicas para no pillarse los dedos y no alimentar una decepción posterior en caso de que las urnas dejen un tirón más limitado. Pero, si se cumplen los pronósticos de las encuestas, se mueve entre los cinco y los nueve escaños. En cualquier caso, mucho más que los dos que obtuvieron IU e ICV hace cinco años. Así que la federación se prepara para una nueva noche electoral de euforia, en la que espera que se cumpla su vaticinio: el "principio del fin del bipartidismo". 

4. UPyD

Francisco Sosa Wagner se quejaba el pasado martes en Jerez de que las polémicas como las del machismo estaban "hurtando" a los ciudadanos el debate sobre Europa. El candidato de UPyD ha evitado controversias y entrar en el cuerpo a cuerpo. Como se vio el lunes pasado en el debate en TVE, se ha centrado en contar sus propuestas sobre economía, paro, políticas sectoriales o cultura. 

Pero el foco más importante estaba en el combate al bipartidismo, tarea en la que le ha ayudado la portavoz nacional, Rosa Díez. PSOE y PP "ya han decidido que van a gobernar juntos", dijo en Valencia el martes, porque la canciller alemana, Angela Merkel, "entró en campaña" al afirmar que las dos grandes familias harán una "gran coalición" en la Eurocámara. "Se esconden" y quieren "engañar" a la gente, pese a que están de acuerdo "en todo lo importante" y gobiernan "vergonzatemente" Europa. Una de tantas andanadas de Díez contra los dos grandes. 

UPyD ha hecho de la lucha contra la corrupción una de sus ideas fuerza en estos 15 días. "Quien no vote el domingo está indultando a los corruptos", han reiterado Díez y Sosa Wagner en la recta final. Porque los ciudadanos, apremiaban, no pueden quedarse en casa "cabreados y discutiendo con la tele". La formación magenta ha arremetido con dureza contra la "patología política" del nacionalismo catalán y tal vez el que más ha incidido en la política antiterrorista. 

5. LOS Nacionalistas

En Cataluña el debate político ha estado colonizado por la consulta soberanista desde el primer hasta el último día, como no podía ser de otra manera. CiU y ERC, cada una pugnando por su cuenta por capitalizar la tensión del proceso y apuntarse un tanto clave de cara a los próximos meses. Las dos luchan además por alzarse con la primera posición del podio este domingo. De hacerlo los republicanos, culminaría el viraje del mapa político catalán nacido en la Transición, en el que la pelea orbitaba entre convergentes y socialistas. 

Ramon Tremosa lidera Coalición por Europa, la alianza en la que también se integran PNV y CC. Pero el president de la Generalitat, Artur Mas, se ha implicado a fondo en la campaña, dejando ver lo mucho que se juega CiU en las urnas. El miércoles advirtió desde Tarragona de la "gran debilidad" que supondría para el Govern que su formación perdiera las europeas –CiU gobierna en minoría Cataluña– y el PP las ganara en España, porque ha sido su Ejecutivo el que "ha plantado cara" a los "adversarios" de la consulta. Por eso llamó a actuar "con dos dedos de frente". Su socio de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, aún fue más lejos al avisar, en su carta semanal, de que si vence ERC supondría que "ganan los extremos, a los que siempre es más fácil de arrinconar internacionalmente". La idea de la "debilidad" en la que se podría quedar Mas también fue recalcada por Tremosa el jueves por la noche en el debate en TV3.

Josep Maria Terricabras, el cabeza de lista de ERC, siempre replica a esa advertencia de que el proceso soberanista no es propiedad de ninguna fuerza, de que no se puede patrimonializar, y que a su fuerza no le mueve "la defensa de intereses partidistas o sectarios, sino los del país [Cataluña]". 

El fragor de la batalla catalana ha hecho que la campaña del otro gran socio de Coalición por Europa, el PNV, sea más discreta. También porque los nacionalistas vascos no han imitado el camino de CiU. En los últimos días, el presidente del partido, Andoni Ortuzar, y la número dos de la lista, Izaskun Bilbao, han incidido en que el domingo se opta entre el modelo "constructivo" de Coalición por Europa y el paradigma "destructivo" que encarnan "PSOE-PP". El PNV "es la alternativa a lo de siempre": al "modelo fracasado del PP y el PSOE" y a "las palabras sin hechos y a la imposición de Bildu".

Bildu, precisamente, concurre bajo el nombre de Los Pueblos Deciden, en alianza con el BNG. Hace cinco años, ambos se presentaron con ERC. Su último aldabonazo fue el mensaje virtual, lanzado ayer, de Arnaldo Otegi, en el que pide el voto para el cabeza de lista, Josu Juaristi, "por su profundo conocimiento de la realidad europea y por su compromiso con la creación del Estado vasco".

6. LOS Otros partidos

El resto de partidos que pujan por entrar en el Parlamento Europeo son, en su mayoría, debutantes, y su hilo conductor es el ataque al bipartidismo. Pero todos lo hacen con distintos acentos. 

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Podemos, a quien las encuestas conceden con mayor seguridad escaño en Estrasburgo, combina su mensaje izquierdista (lo que la iguala a IU), con el discurso de regeneración democrática, asamblearismo y lucha contra la corrupción y la "casta política", reforma fiscal, prohibición de las puertas giratorias y limitación de los sueldos de los cargos públicos. Todo ello adobado con un fuerte protagonismo de su líder y fundador, el profesor y tertuliano Pablo Iglesias, quien incide en que ha conseguido "movilizar lo que no ha podido movilizar nadie: la ilusión".

La fuerza electoral de Primavera Europea radica, sobre todo, en uno de los integrantes de la coalición, la valenciana Compromís, que es también quien pone al cabeza de cartel, Jordi Sebastià. Equo ocupa el número dos, con Florent Marcellesi, y Ángela Labordeta, la representante de Chunta Aragonesista, la tres. La alianza, que incluye a pequeñas formaciones como Participa, Partido Castellano, Por Un Mundo + Justo o el ceutí Caballas, combina la vertiente roja (rechazo a los recortes y las políticas de austeridad) con el acento en la economía sostenible y verde y la apuesta por la regeneración democrática y la plurinacionalidad. Su escaño baila, así que su entrada en Estrasburgo no es segura. Primavera Europea se presenta como "la única opción política que representa la ilusión y el cambio", que llevará a Bruselas la "voz de miles de damnificados de los recortes de PP y PSOE".

Si los sondeos no fallan, se quedarán con un pie fuera de la Eurocámara Vox, el Movimiento RED del juez Elpidio Silva o el Partido X, cuya lista lidera el exinformático del HSBC Hervé Falciani. De cualquier modo, el 25-M puede devolver a España a un escenario político muy fragmentado, como no se veía desde las primeras elecciones europeas. Y eso fue en 1987. 

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