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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

las consecuencias del 25-M

Del patinazo de Cañete a la estrategia de Arriola, claves del hundimiento del PP

Del patinazo de Cañete a una campaña fría, las claves del hundimiento del PP en las elecciones europeas

Hay un hecho que es incontestable: el Partido Popular Partido Popularha ganado las elecciones europeas del pasado 25 de mayo. Lo atestiguan los 4.074.363 millones de españoles que les dieron su respaldo en las urnas –el 26,06% de los votantes– y que se tradujeron en 16 escaños. Lo que también es evidente es que los datos no son nada buenos para el partido del Gobierno. Desde la refundación del PP en 1990, en España se han celebrado 17 comicios de ámbito nacional. Sólo en cuatro ocasiones el PP quedó por debajo de los siete millones de sufragios. Ocurrió en las municipales de 1991 (4.775.051 votos), en las europeas de 2004 (6.393.192), en las europeas de 2009 (6.670.377) y este domingo. Nunca, pues, en su historia electoral había cosechado menos apoyo ciudadano. La noche del 25-M, el partido que más machaconamente había insistido en que esta que comienza es la legislatura más importante de la UE porque ha incrementado su poder de decisión, veía esfumarse ocho asientos en el Parlamento Europeo.

Puertas afuera del PP, el primer mensaje que lanzaron sus dirigentes estaba enfocado a subrayar la victoria. Pero puertas adentro, el comportamiento de su electorado, ese que le dio la mayoría absoluta en las generales de noviembre de 2011, preocupa. "Hemos desconectado", resume un dirigente con despacho en la sede nacional. 

Este lunes, el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, convocó a los suyos para valorar sus primeras impresiones de la cita electoral. Sabía que más de uno, como Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, o Alberto Fabra, presidente de la Generalitat, le habían pedido ya una reflexión y un ejercicio de autocrítica. Y llevaba preparada una respuesta: el anuncio de un plan de dinamización del partido que empezaría a prepararse desde ya y que entraría en vigor el próximo otoño, a pocos meses de las municipales y autonómicas y a un año de las generales. El jefe del PP y del Gobierno sabe que se la juega. Primero, porque sus barones temen ser los primeros en pagar en las urnas el castigo a las políticas del Gobierno y esto puede generarle una rebelión interna. Y segundo, porque una debacle en las municipales y autonómicas le dejaría escaso margen de reacción para las generales.

En las próximas semanas, los expertos electorales del PP tendrán una idea más clara de qué ha fallado y dónde han fallado en base a un análisis más profundo de los números. Pero más allá de los datos, hay cierto consenso sobre algunos aspectos que, a juicio de los dirigentes del partido consultados, han errado. infoLibre ha hecho una recopilación de los más destacados.

1. Campaña plana

Los estrategas electorales del PP, con el sociólogo Pedro Arriola a la cabeza, diseñaron desde el principio, cuando no se sabía todavía quién iba a ser el candidato una campaña plana, que no chirriara y que pasara desapercibida. Los temas polémicos, como la reforma de la ley del aborto que tiene entre manos el Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quedaban fuera pese a que los socialistas iban a hacer bandera de la defensa de la libertad y los derechos de las mujeres en todos sus mítines. Y el guion concebido para el candidato del PP era el siguiente: Europa, herencia recibida y recuperación. Un guion que, a tenor de los resultados, no ha cuajado en el electorado.

El perfil bajo que adoptó Miguel Arias Cañete en los días de campaña, salvo su desliz machista, sorprendió a sus compañeros de partido. "No puede decirse que sea un papel que se le dé bien desempeñar", resume un diputado. De hecho, más de uno en el PP se sorprendió de su actuación en el cara a cara con Elena Valenciano, donde se le vio encorsetado y con miedo a salirse del argumentario de campaña.

Una de las direcciones regionales más críticas con este diseño de campaña por parte de Arriola ha sido la de Madrid, en manos de Esperanza Aguirre. De hecho, los mítines del PP de Madrid han tenido más carga ideológica que los de Cañete

2. 'Ensalada' de datos

Números. Porcentajes. Estadísticas. Todo, con el objetivo de intentar trasladar al electorado la idea de que lo peor de la crisis ha pasado, de que la recuperación ya es una realidad aunque no la perciba todavía el ciudadano de a pie. Y, sobre todo, de que los socialistas son los máximos responsables de la situación con la que se encontraron en España tras ganar las generales de 2001. Este ha sido el eje de la campaña, lo que ha convertido en "fríos" los actos del candidato a ojos de sus compañeros de partido.

La opinión de un número importante de los dirigentes que acudieron el pasado lunes al Comité Ejecutivo Nacional del PP es que no han sabido conectar con su electorado. Y que han fallado algunos de los mensajes. Uno de ellos pone un ejemplo muy gráfico: "No podemos estar anunciando a la gente la llegada de la recuperación, porque se trata de algo vacío. La gente no vive de anuncios, vive de hechos".

3. Los tiempos de Rajoy

Las fuentes consultadas ponen sobre la mesa la posibilidad de que la tardanza de Mariano Rajoy a la hora de designar candidato haya tenido también su efecto. "Si queríamos luchar contra la abstención y movilizar al electorado quizá no era lo más lógico dar la impresión de que ni a nosotros nos importaba el candidato", valora un dirigente regional.

Fuentes conocedoras de este proceso aseguran que el presidente del PP y del Gobierno optó por apurar los plazos hasta el máximo convencido de que el Partido Socialista iba a salir más desgastado de esta estrategia que su propio partido.

Paralelo a esta cuestión está el diseño de los actos de campaña. La tardía designación de su número uno y la también tardía aprobación de la lista completa hizo imposible que el equipo de campaña cerrase con anterioridad todos los detalles. Esto provocó, por ejemplo, un enfrentamiento público entre la dirección nacional del PP y José María Aznar a cuenta de su ausencia en la campaña que se intentó zanjar con un almuerzo en el que el presidente de honor del partido presentó al que fuera ministro de sus gobiernos.

Aunque el PP da por hecho que su enemigo el 25-M ha sido la abstención, el episodio con el presidente de FAES molestó al sector más conservador del partido.

4. La salida de tono del candidato

Los conservadores consideraban que, pasada la prueba de fuego del debate de los dos principales candidatos, pasaba lo peor. Pero se equivocaron. Un día después de que Cañete se enfrentara a Valenciano en TVE en un debate en el que la socialista explotó temas como el aborto y el rescate y el candidato del PP se ciñó a la herencia recibida, el exministro de Agricultura cometió su principal error de campaña. Según señaló, no había sido él mismo en el cara a cara porque, de lo contrario, mostrar "superioridad intelectual" podría parecer "machista".

Ese mismo día, en el PP había unanimidad: sus palabras suponían un cheque en blanco para el resto de partidos, sobre todo el PSOE, entrase en el debate. Y, lejos de frenar la escalada de declaraciones, el número uno de los conservadores al Parlamento Europeo mantuvo silencio sobre el asunto hasta cinco días después.

Este mismo martes, en un desayuno informativo en Madrid en el que compartía mesa con Arriola, el sociólogo José Juan Toharia, presidente de Metroscopia señaló que las polémicas declaraciones machistas de Cañete tuvieron repercusión en las encuestas, pero que luego el efecto negativo se diluyó con el paso del tiempo. También consideró que debería haber pedido perdón el mismo día y no esperar casi una semana.

5. la insistencia en europa

Desde el primer momento, el PP se propuso que, dado que se trataba de unas elecciones europeas, el foco iba a estar puesto en hablar de Europa, de lo que se jugaban los españoles en esta cita y de la importancia de las decisiones que se toman a diario en el Parlameto Europeo. A esta planteamiento nadie le pone pegas. Pero sí a la forma en la que se han plasmado en el día a día de la campaña. 

La propia Cospedal, apuntó a esto el lunes en una rueda de prensa en la sede nacional del partido: "Hemos hablado de Europa y parece que no ha despertado interés. En exponer la importancia de Europa no hemos debido acertar. Eso nos tenemos que plantear".

6. Los culpables

El PP se aferra a la victoria pese a perder el 33% de los escaños

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En un partido tan presidencialista como el PP no ocurre nada sin que Mariano Rajoy le haya dado su visto bueno. No obstante, desde que aterrizó en la Moncloa tras ganar las generales de 2011, el líder de los conservadores ha depositado en su número dos en el partido, María Dolores de Cospedal, gran parte de las decisiones.

Más abajo de la pirámide de poder del partido, los dirigentes consultados señalan que los errores de estrategia pueden atribuírsele a Pedro Arriola y los de organización a Carlos Floriano, responsable de la campaña. Arriola es consciente de que le han llovido las críticas internas y externas, sobre todo desde la noche en la que Cañete se enfrentó a Elena Valenciano. Así quedó patente este martes en Madrid en un desayuno informativo en el que dio a entender que se le culpa de todo, pero que, por ejemplo, es no es responsable del cartel electoral con el que se presentó al número uno del PP al Parlamento Europeo. Se trata de un retrato de Cañete sobre fondo azul en el que no se reconoce muy bien al candidato y que suscitó todo tipo de bromas y críticas en los mítines de campaña.

En una especie de aviso al partido, el sociólogo de cabecera de Rajoy dice no mostrarse sorprendido con los resultados de estas elecciones porque los resultados coinciden, en lo esencial, con los estudios que él manejaba. Según avanzó en el mencionado desayuno informativo organizado por Nueva Economía Forum, el 21 de mayo, a cuatro días de la cita electoral sus datos otorgaban al PP 17 escaños y el 27,1% de los votos y al PSOE, 15 escaños y el 25,2% de los sufragios. El resultado real bajó en uno los escaños de los dos principales partidos.

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