El futuro del PSOE
Pedro Sánchez gana de forma rotunda gracias al apoyo masivo en Andalucía
Primero, el casi desconocido. Más tarde, el favorito. Y finalmente, el ganador absoluto. Pedro Sánchez es ya virtualmente el nuevo secretario general del PSOE, el sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba, el hombre que tendrá que conducir el timón del partido en el momento más crítico de su historia.
Sánchez (Madrid, 1972) se ha impuesto en la consulta a los 198.123 militantes del PSOE por un 48,69% de los votos, según datos oficiales con el 97,62% escrutado, una diferencia de 12,5 puntos sobre su más directo rival, Eduardo Madina (36,19%). Más que ganar, le arrolló. José Antonio Pérez Tapias, el tercero en discordia –o, como él decía, "el primero en concordia"–, sacó un nada despreciable 15,12% de los sufragios. Todo ello con una participación que superó las previsiones, del 65,85%. 129.411 militantes acudieron a las urnas. Un proceso histórico, jamás visto en ningún partido en España.
El diputado madrileño se apunta la victoria definitiva. Pero ya dio un primer golpe en la recogida de avales: sus 41.338 firmas superaron con creces las 25.238 de Madina y las 9.912 de Tapias. Y este domingo, como entonces, se comprobó dónde está su principal fuerza, en las federaciones que en su momento pidieron a Susana Díaz que diera un paso al frente. Su gran granero de votos, sin duda, Andalucía (61,14% frente a 23,18%), seguido de Aragón (56,05% frente a 31,19%). En Valencia (45,66% frente a 40,83%) y Madrid (42,61% frente a 38,98%), otras dos federaciones con gran peso en militantes, la diferencia ha sido más ajustada.
En números redondos, Sánchez venció a Madina por 16.000 votos en toda España. Una ventaja rotunda gracias a los 12.600 sufragios de ventaja que le proporcionó el PSOE de Andalucía. No obstante, sin el voto andaluz Sánchez también sería el nuevo secretario general, aunque por un margen estrecho. Otro dato certifica el peso del territorio de Susana Díaz en el resultado: de las más de 62.000 papeletas con el nombre de Pedro Sánchez, más del 32,5% proceden de urnas andaluzas.
En total, Sánchez vence en 13 territorios: Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Euskadi, Galicia, La Rioja, Madrid, Melilla, Murcia, Comunitat Valenciana y la federación de América. Madina, mientras, gana en Asturias, Cantabria, Cataluña, Castilla y León, Ceuta, Extremadura, Navarra y Europa. No logra imponerse en su tierra, en Euskadi. Allí, sólo saca ventaja en Bizkaia, pero en Araba y sobre todo, Gipuzkoa, pierde estrepitosamente (Sánchez consigue el 72,1% frente al 18,4%).
Al final, la correspondencia entre avales y votos ha sido bastante ajustada. El madrileño venció en la fase de recogida de firmas en casi los mismos territorios. Ahora pierde Castilla y León, Navarra y Ceuta, y gana Murcia, América y Melilla.
Pérez Tapias es el segundo triunfador de la noche. Quedó tercero en todas las comunidades, pero obtuvo un resultado histórico, más del 15%, para su corriente, Izquierda Socialista. Sus mejores datos los obtuvo en Cataluña (22,21%), Asturias (19,79%), Madrid (18,41%) y Andalucía (15,68%).
Susana Díaz también gana
El PSOE andaluz, el territorio de mayores dimensiones (48.792 militantes) se volcó con Sánchez, y se ha notado. A la federación de Díaz no le gustó nada que Madina "pactase" con Rubalcaba el formato del congreso –un militante, un voto– y no cediera el paso a la presidenta andaluza después de que una decena de barones invocara su nombre. Aquello provocó una fractura irreconciliable con el diputado vasco y un realineamiento de las grandes cúpulas regionales a favor de Sánchez. Los líderes de Extremadura y Asturias, Guillermo Fernández Vara y Javier Fernández, fueron de los pocos que no empujaron a la presidenta de la Junta y que después se posicionaron con Madina.
La cercanía con Díaz y con las cúpulas regionales hace prever unas relaciones fluidas con el nuevo secretario general, que en todo este tiempo de campaña se ha cuidado mucho tanto de zaherir a los aparatos como de aparecer como el candidato tutelado por la baronesa andaluza. El aspirante ha apuntalado su mensaje interno sobre tres principios: "Cambiar el PSOE para cambiar España", unidad y fortaleza. Y este domingo, tras su victoria arrolladora, lo volvió a repetir.
Así que Sánchez gana, pero también Díaz. La todopoderosa baronesa andaluza se ha acabado imponiendo a Rubalcaba –que quería al vasco como su sucesor– y al propio Madina, y vuelve a demostrar de forma contundente su poderío. Pero la ventaja que ha firmado hoy el ganador le deja amplias manos libres para negociar la nueva ejecutiva.
Unidad es lo que toca demostrar a partir de ahora. En dos semanas, el 26 y 27 de julio, se celebrará en el hotel Auditórium de Madrid el congreso federal extraordinario, y hasta entonces Sánchez tendrá que ir armando la nueva ejecutiva, en la que quiere contar con los dos perdedores. Es seguro que Andalucía tendrá un papel preponderante. Díaz ya ha trasladado que no quiere la presidencia federal del PSOE –rompiendo así una tradición de más de 14 años, que inauguró Manuel Chaves y siguió José Antonio Griñán–, de modo que cabe pensar que el secretario de Organización, la persona encargada del aparato, proceda de la federación más grande. De cualquier modo, su reto principal es cubrir bajo su paraguas a todos los sectores de un partido muy fragmentado y traumatizado por el anterior cónclave, el de Sevilla, en 2012, en el que Carme Chacón y sus fieles quedaron excluidos de la cúpula de Rubalcaba.
Los mensajes
Sánchez ha utilizado hábilmente el marketing político y ha convencido a la militancia. Su equipo, nucleado en torno a la veterana diputada catalana Teresa Cunillera, cumple más trienios y su director de Comunicación, José Luis Fernández Peña, era el hombre de confianza de José Bono. El diputado madrileño se ha presentado como un "diputado raso", como un "militante de base", que no ha pisado ninguno de los órganos federales, y que comenzó a explorar sus posibilidades en diciembre pasado. Entonces se fue desplazando a los territorios, para explicar a la militancia la Conferencia Política, que él ayudó a coordinar, reclutado por Ferraz. Y en una de esas agrupaciones que visitó, la de Don Benito, un afiliado, José Luis Quintana, "el próximo alcalde" de la ciudad, le animó a presentarse. A pensarse competir en las primarias abiertas para la elección del candidato a la Moncloa, la única previsión que estaba escrita en el cuaderno azul de los socialistas.
En ese viaje Sánchez ya dice tener 60.000 kilómetros a sus espaldas. "Un candidato en la carretera" que ha dormido en casas de militantes durante su periplo por España, ha machacado una y otra vez. Definición que enervaba a Madina y los suyos, que veían a su rival "fabricado". En el último mes, el madrileño ha podido repetir sus propuestas de cambio para España y para el partido. No muy diferentes de las de Madina, por cierto. Su perfil, de hecho, era similar, aunque nada tuvieran que ver en el carácter o los equipos. Propuestas como estas: limitación de mandatos, aforamiento cero, supresión de la financiación privada de los partidos, política laica, republicana y federal, reforma fiscal progresiva, sacudida de los "complejos" de los socialistas, impulso de una Ley de Muerte Digna, consulta a los afiliados en temas de calado, cierre a cal y canto de las puertas giratorias, reforma federal de la Constitución... En síntesis, sus libros de cabecera son la Conferencia Política y la Declaración de Granada.
La duda de las primarias
Más dudas se le han visto respecto a las primarias abiertas. Durante toda la campaña se resistía a dar una fecha exacta, pero en el debate del lunes pasado, forzado por Madina, se comprometió a convocarlas para noviembre de este año. Algo que pilló a contrapié a algunas federaciones. Cuatro días después, matizó: las propondría para noviembre, sí, pero antes quería escuchar a "todo el partido", ver cómo se pronuncia el Comité Federal y qué piensan los candidatos a alcalde y a presidente autonómico.
Sánchez tiene enormes retos por delante. Recoge un partido hundido, con el nivel de apoyo social más bajo de toda su historia, deprimido por las sucesivas derrotas electorales. Sabe, porque así se lo demandan las federaciones, que tiene que recomponer la unidad, hacer lo posible para ganar las próximas autonómicas y municipales de mayo de 2015, explotar al máximo el proyecto nacido de la Conferencia Política, responder al desafío soberanista con el librillo de la reforma constitucional y discutir cuándo conviene hacer las primarias. Todo en muy poco tiempo. El examen se le echará pronto encima.