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Teatro

El Mundial, de Brasil a Malasaña

Los actores de Ay Iniesta de mi vida.

Que una obra aguante dos décadas tan fresca como el primer día, es de por sí complicado. Que encima haya sido traducida a media docena de idiomas y continúe aún hoy su periplo por el mundo -con la última parada en Atenas- tiene todavía más mérito. Es el caso de la función escrita por el dramaturgo y actor asturiano Maxi Rodríguez, Oe oe oe, una sátira sobre el fútbol que, aunque no ha pasado de moda, ha sido actualizada al presente más inmediato por Antonio Chamizo, que firma la adaptación Ay Iniesta de mi vida, en la Sala Tú de Madrid todos los miércoles de julio a las 21.00.

En esta versión del texto, que junto a Chamizo interpretan Juan Carlos Rueda y Jon Bermúdez bajo el paraguas de la compañía CallaCanalla teatro, el trasfondo se sitúa en el recién concluido Mundial de Brasil, cuatro años después de que el exfutbolista y entrenador José Antonio Camacho pronunciara aquella histórica frase tras el tardío gol que llevó a España a la victoria de la competición. No ha ocurrido, de hecho se ha quedado muy lejos, pero el adaptador fue optimista, y centró la trama en la final de este Brasil 2014, con el país anfitrión y España en la pugna por la Copa del Mundo.

Allá que van al partido dos amigos, Iñaki –el vasco- y Manolo –el malagueño. Cinco días antes del encuentro, en la cola para comprar las entradas en taquilla, se encuentran con otro conocido, Juanito. “Y les empieza a pasar de todo”, cuenta Bermúdez, que subraya que, aunque construida en torno al fútbol, el fútbol es casi el último tema del que se da cuenta en la función. “Habla de la situación económica y social”, adelanta. “Es una comedia muy comedia, aunque también tiene un poco de drama, pero en una línea televisiva. Es muy divertida”.

La idea del fútbol como evangelio, como fenómeno capaz de hipnotizar y convencer a la gente de que es casi lo más importante en la vida, es el hilo que une las conversaciones entre los tres personajes. “Hay gente que vive en condiciones de pobreza que hace sacrificios que no pueden llevar a cabo para ver el fútbol”, ilustra el actor, más conocido por su papel en la serie de televisión Bandolera, y que pone un ejemplo personificado de lo que quiere decir: Manolo el del Bombo. “Fue un hombre que perdió a su familia y que se arruinó todo por ver el fútbol, y nosotros contamos algo parecido. Además hablamos de la afición, de cómo hay gente que sabe más de sus héroes futbolísticos que de cualquier otro tema”.

La corrupción, entendida desde su acepción política, también tiene su presencia en la obra. De hecho, ya lo estaba en Oe, oe, oe, lo que da prueba del buen envejecer de aquella pieza, algo que también se ha dado con otras propuestas del mismo autor, como Teatro Precario. La función, basada en las columnas que el autor escribe periódicamente para la publicación Atlántica XXII, vio la luz en 2010, y ha sido reestrenada en 2013 dada la pertinencia de lo que en ella se contaba antes de que aquel contenido se convirtiera en vox populi: corrupción, injusticias, desigualdades, escasez de recursos... aunque siempre, con un toque de humor y de ironía, los ingredientes compartidos con esta función. 

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