Referéndum en Escocia
Los escoceses votarán sobre la independencia pensando en la economía y en la UE
El próximo 18 de septiembre, Escocia celebrará su referéndum de independencia. Cerca de 4,2 millones de ciudadanos están llamados a las urnas para decidir, por primera vez en la historia, si su país seguirá formando parte del Reino Unido –junto con Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra– o si se creará un Estado nuevo completamente independiente.
Cualquier europeo o residente de la Commonwealth que viva en territorio escocés y sea mayor de 16 años podrá responder, con un "sí" o un "no", a una pregunta muy clara aprobada por la Comisión Electoral del Reino Unido: “¿Debería ser Escocia un país independiente?". Entre los no escoceses que podrán ejercer su derecho al voto, figuran más de 400.000 británicos, 35.000 norirlandeses y 16.000 galeses.
01. ¿Cómo evolucionan las encuestas?
A poco menos de un mes para la celebración de la votación popular, los resultados que arrojan los sondeos se están ajustando. La última encuesta elaborada por ICM para el diario escocés The Scotsman pronostica un apoyo del 38% a la independencia, cuatro puntos superior a los resultados de hace un mes, mientras que el respaldo a la continuidad de Escocia en el Reino Unido se sitúa en el 47%, dos puntos por encima de los últimos datos conocidos.
Mientras tanto, un 14% de los futuros votantes se declara indeciso. Trabajar sobre todos aquellos electores “dudosos” será la obligación en la que deben centrarse tanto el primer ministro escocés, Alex Salmond, como el líder de la campaña Better together ("Mejor juntos"), el exministro laborista Alistair Darling, rostro unionista y principal azote del independentismo impulsado por el Partido Nacionalista Escocés (SNP), que lidera Salmond. Según la encuesta de ICM, los votantes indecisos serán más propensos a votar en contra de la creación de un Estado independiente: de cada tres votos emitidos, sólo uno será a favor.
La próxima cita para que ambas corrientes inclinen la balanza electoral a su favor será este lunes, 25 de agosto, en un nuevo debate televisado que enfrentará a Salmond y Darling. El primer ministro escocés, que salió derrotado en el enfrentamiento dialéctico del pasado 5 de agosto, ha expresado su deseo de explicar mejor su postura sobre la libra, punto débil de la campaña independentista.
02. Economía, epicentro del debate
La economía ha sido el principal eje sobre el que ha girado toda la campaña electoral. Así lo reconoció el ministro británico para Escocia, Michael Moore, cuando dijo que “el argumento económico es clave en el debate sobre la independencia de Escocia”.
Los independentistas escoceses, aglutinados en torno a la campaña Yes Scotland (“Escocia sí”), son partidarios de un Estado independiente pero que siga compartiendo con Londres la libra y el Banco de Inglaterra, creándose así una especie de “zona esterlina”. Para los nacionalistas, la unión monetaria es viable. "Hay diferencias enormes que hacen complicada la circulación de la misma moneda en Alemania y en Grecia, pero Inglaterra y Escocia tienen dos economías muy interrelacionadas y a todos les conviene mantener la misma moneda", indicó Crawford Beveridge, asesor económico del Gobierno regional.
Pero no parece que el proyecto propuesto desde las filas independentistas del SNP pueda llegar a buen puerto. El pasado mes de febrero, el ministro de Hacienda británico, George Osborne, rechazó definitivamente la propuesta, que ya era considerada como algo improbable. “Si Escocia se va del Reino Unido, se va de la libra”, sentenció durante un discurso pronunciado en Edimburgo.
El primer ministro británico anunció este pasado lunes que compartir la libra no tiene por qué ser una decisión bloqueada, asegurando que la Comisión Federal dejó claro que la opción presentada por los independentistas escoceses puede “ser transitoria”. Lo que todavía no se conoce es si dicha transición desembocará en la creación de una moneda propia o se desviará hacia el euro. Por este motivo, desde el unionismo se pide al primer ministro que exponga un plan B. La incapacidad de Salmond de dar una solución ante la negativa del Reino Unido le costó perder el primer debate televisado frente a Darling.
La polémica con la deuda
El primer ministro escocés, por su parte, amenazó con no asumir parte de la deuda pública británica que le correspondería a una Escocia independiente si Londres se niega a compartir la libra esterlina con el futuro nuevo Estado. “La esterlina es nuestra moneda tanto como es la moneda del resto del Reino Unido, de la misma manera que el Banco de Inglaterra es nuestro banco central. Lo que no puede ser en absoluto es que un país se pueda quedar con todos los activos pero no toda la deuda”, sentenció el primer ministro días después de la intervención de Osborne. En función de la población escocesa la parte de la deuda británica que le correspondería al nuevo Estado independiente ascendería a 108.000 millones de euros, según anunció el Ejecutivo escocés.
Ante dicha advertencia, Osborne volvió a salir de nuevo al paso asegurando que esa decisión hundiría la credibilidad del nuevo Estado independiente en los mercados internacionales, lo que supondría un aumento desorbitado del tipo de interés de las emisiones de deuda escocesas. El líder independentista aseguró, por su parte, que “Escocia no va a ser tratada como un paria por los mercados”. Por esta razón, la deuda heredada se ha establecido como uno de los ejes sobre los que debe girar el debate.
La encuesta de ICM para el diario The Scotsman refleja que un 52% de los consultados consideran poco convincentes los planes económicos para una Escocia independiente, frente al 26% que se declaran convencidos por el modelo expuesto desde el SNP. El líder independentista deberá aprovechar su última oportunidad durante el debate de este lunes para explicar, de forma clara y concisa, el plan que baraja el Ejecutivo escocés en materia económica, verdadera preocupación de los futuros votantes.
Londres, por su parte, trata de persuadir a los votantes de que la continuidad de Escocia en el Reino Unido es la mejor opción económica. Por ello, a un mes de la consulta, el Ministerio de Defensa británico decidió adjudicar el pasado martes un contrato multimillonarioadjudicar el pasado martes un contrato multimillonario –valorado en 437 millones de euros– a los astilleros de Glasgow para la construcción de tres patrulleras. Se estima que dicho movimiento podría crear cerca de 800 nuevos puestos de trabajo.
03. La importancia del petróleo en Escocia
El oro negro ha sido otro de los ejes sobre los que ha pivotado
tanto la campaña independentista, que se ha centrado en relacionar separación y prosperidad derivada del petróleo, como la campaña unionista, que utiliza la volatilidad de los precios del crudo como argumento.
El primer ministro británico, David Cameron, sostiene que una Escocia independiente no estaría preparada para hacer frente a los choques económicos que podría provocar la volatilidad de los precios del petróleo. Desde Londres se intenta convencer a los futuros votantes de que la industria petrolera se encuentra más protegida bajo la economía británica que, en palabras de Cameron, “puede afrontar las ayudas fiscales, la inversión y las estructuras a largo plazo que son necesarias para asegurarnos de que podemos extraer del Mar del Norte tanto como sea posible”.
Además, el Ejecutivo británico dio su apoyo a un informe de Ian Wood, magnate de la industria petrolera, en el que se sostiene que si las empresas del sector trabajan de forma coordinada y son reguladas desde el Gobierno, la extracción de crudo podría incrementarse en 4.000 millones de barriles.
Los nacionalistas no consideran la volatilidad en los precios del petróleo o el tamaño del futuro Estado independiente como un problema. Por eso, el equipo encabezado por Alex Salmond, establece Noruega como espejo en el que mirarse. “Un país más pequeño que Escocia, mucho más dependiente del gas y del petróleo que Escocia, y que ha gestionado sus recursos infinitamente mejor que Westminster –en alusión al palacio en el que tiene su sede el Parlamento del Reino Unido–”, destacó el primer ministro escocés la última semana de febrero.
Con la idea de paliar los vaivenes de los mercados, Salmond propuso para una futura Escocia independiente la creación de un fondo que se incrementaría cada año en 1.224 millones de euros procedentes de los ingresos del nuevo Estado.
El petróleo sólo presentó durante el periodo 2011-2012 el 1,7% de los ingresos fiscales en el Reino Unido, pero podrían haber supuesto el 20% de haberse quedado en Edimburgo. Desde Escocia se estima que las reservas de petróleo situadas en el Mar del Norte oscilan entre 15.000 y 24.000 millones de barriles de crudo, sin contar los nuevos campos que puede haber en las islas Shetland, al norte del Reino Unido.
66.000 millones de euros en cinco años
El ministro británico de Energía, Ed Davey, advirtió de que en los tres últimos años “la producción ha caído un 40% y la eficiencia con la que se produce el petróleo y el gas se ha reducido un 60%, lo que ha costado 7.250 millones de euros a la economía. De ahí la necesidad de cuantiosas inversiones de capital que para el Gobierno británico una Escocia independiente no sería capaz de afrontar”.
Las declaraciones de Davey fueron confirmadas por Wood durante una entrevista recogida el pasado miércoles por el diario británico The Guardian. En ella, el magnate del petróleo puso en duda las cifras de reservas barajadas desde Escocia y acusó al SNP de aportar datos un 60% por encima de la realidad. Según los cálculos de Wood, las reservas de petróleo escocesas no durarán más de 35 años.
El Ejecutivo escocés, que reclama el 90% de los yacimientos de la zona, anunció que aportarán en los próximos cinco años 66.000 millones de euros. No obstante, las diferentes empresas petroleras que operan en la zona no se muestran muy partidarias de la independencia con el Reino Unido.
04. Cortejando a la Unión Europea
La continuidad de Escocia en la Unión Europea, en caso de independizarse, es otro de los temas de peso que centran el debate a cuatro semanas de celebrarse la consulta. Numerosas encuestas muestran la tendencia favorable de los ciudadanos escoceses a permanecer dentro de la UE.
Por esta razón, el primer ministro escocés y líder de los nacionalistas, Alex Salmond, ha decidido emplear sus últimos meses de campaña en lanzar mensajes conciliadores con Bruselas. "Una Escocia independiente desempeñaría un papel positivo y de cooperación en la Unión Europea, en contraste con la posición con frecuencia hosca y poco comprometida adoptada por sucesivos Gobiernos del Reino Unido", aseguró durante un discurso ante el Colegio de Europa de Brujas.
Un acto de la campaña británica a favor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido, en 2012. En el centro, el exministro Alistair Darling | BETTER TOGETHER
A pesar de la estrategia seductora de Salmond, la UE se muestra inflexible. La respuesta de la Comisión Europea fue tajante cuando aseguró que, al declararse independiente, el nuevo Estado se convertirá de forma automática en un país tercero respecto de la Unión Europea y, si quiere formar parte de ella, deberá presentar una solicitud y sentarse a negociar. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, fue claro cuando calificó de “muy difícil” o “imposible” el ingreso en la UE de una Escocia independiente.
En el caso de conseguir dar la vuelta a los resultados que arrojan las encuestas, Edimburgo deberá negociar de nuevo con Bruselas su permanencia o reingreso en la Unión Europea. Desde el Ejecutivo británico se han limitado a advertir de que numerosos países europeos podrían vetar la adhesión de una Escocia independiente a la UE. "Algunos países con movimientos secesionistas serían muy cautos a la hora de dar luz verde", aseguró el secretario británico de Exteriores, David Lidington, en declaraciones a la BBC.
05. Mantenimiento del Estado de bienestar
El futuro de las pensiones
en una Escocia independiente es algo que inquieta a buena parte de quienes acudirán a las urnas el próximo 18 de septiembre. Desde el Ejecutivo escocés garantizan que los pensionistas, en un nuevo Estado, seguirán recibiendo sus pensiones como lo han estado haciendo en la actualidad. “La proporción de ingresos fiscales asignados al sistema de protección social (incluidas las pensiones públicas) en Escocia es menor que la del Reino Unido y, por ello, hoy en día, las prestaciones sociales son más posibles aquí”, reza Scotland's Future, un documento emitido por el Gobierno escocés.
El informe es partidario de subir la edad de jubilación hasta los 66 años, frente al programa británico que pretende subir la edad para recibir las pensiones a 67 años a partir del año 2026. Ante esto, el Ejecutivo propone crear una comisión independiente que estudie la edad apropiada para que los escoceses puedan comenzar a disfrutar del sistema de pensiones.
Buscando seducir a los futuros votantes, el Gobierno del SNP aseguró en el escrito que la pensión media en una Escocia independiente ascenderá a 160 libras esterlinas semanales a partir de 2016, 1,10 libras más que la prevista en el Reino Unido.
Desde las esferas británicas no dudaron en negar dichas afirmaciones y calificar al futuro sistema de pensiones en el nuevo Estado de insostenible. Debido al envejecimiento de la población, a lo largo del tiempo habrá menos personas en el mercado laboral escocés y, por tanto, los ingresos destinados al pago de pensiones se verán reducidos, algo que no sucedería si permaneciese en el Reino Unido, según informó el diario británico The Telegraph. El mismo rotativo indicó que la “ratio de independencia” se incrementará en 2027 a 38 pensionistas por cada 100 trabajadores, lo que podría abrir un importante agujero en las arcas del independiente Estado.
Desde Londres las reacciones políticas ante dicha propuesta nacionalista no se hicieron esperar. El ex primer ministro británico Gordon Brown advirtió durante un discurso pronunciado en la Universidad de Glasgow de que la propuesta nacionalista es “una bomba de relojería que estallará si Escocia toma el camino de la independencia".
La cuantía de las pensiones
En declaraciones recogidas por el diario escocés Herald Scotland a comienzos de agosto, Brown cuantificó en 419 millones de libras el futuro gasto en pensiones que tendrá que afrontar el independiente Ejecutivo escocés. “La pobreza de los pensionistas escoceses se redujo del 33% en 1997 al 11% en 2010”, aseguró apelando al bolsillo de los electores.
El portavoz de la Secretaría de Finanzas escocesa, John Swinney, respondió al ex primer ministro: "Las pensiones estatales son más asequibles en Escocia que en el Reino Unido y, con la independencia, nosotros garantizamos el triple bloqueo que permitirá un aumento de las mismas en línea con la inflación”.
En relación con el futuro sistema sanitario escocés, el documento publicado desde Edimburgo asegura que el nuevo Estado va a “continuar ofreciendo cuidados sociales y sanitarios de la más alta calidad de manera que reflejen los principios fundamentales de la Seguridad Social y de nuestros servicios de cuidados sociales. Escocia se enfrenta a unos problemas sanitarios antiguos estrechamente asociados a las desventajas económicas y sociales. Con la independencia, Escocia podrá trabajar para conseguir una sociedad más justa que aborde estas desigualdades sanitarias”.
El independentista Alex Salmond arrasa en el debate televisado
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El derecho a la sanidad gratuita
El pasado miércoles, el primer ministro escocés propuso incluir el derecho a la sanidad gratuita en la futura Constitución escocesa, según informó la BBC. Salmond afirmó que el National Health Service –servicio público de salud– “se estaba enfrentando a un programa de privatización constante, pero Escocia ha tenido la oportunidad de elegir un camino diferente”. El voto favorable a la independencia escocesa, en palabras del primer ministro escocés, “permitirá proteger el sistema de salud escocés”.
Desde Westminster han tachado de “alarmistas” las afirmaciones de Salmond. La laborista Jackie Baille, una de las representantes del partido en el Parlamento escocés, recordó en declaraciones a la BBC que el gasto medio anual por persona en Escocia destinado al sistema sanitario es 200 libras más elevado que la media del país. “Este es un beneficio claramente positivo de la permanencia en el Reino Unido”, sentenció.