Referéndum en Escocia
El independentista Alex Salmond arrasa en el debate televisado
El segundo y último debate televisado entre el ministro principal de Escocia, Alex Salmond, y el líder de la campaña unionista Better Together ("Mejor juntos"), Alistair Darling, se saldó a favor del dirigente independentista, a quien una amplia mayoría de los potenciales votantes considera el vencedor.
El primer cara a cara, celebrado el 5 de agosto, sirvió para apuntalar los argumentos de Londres frente a quienes quieren el "sí" a la independencia de Escocia en el referéndum del 18 de septiembre. Un 56 por ciento del electorado consideró entonces vencedor a Darling.
Sin embargo, en esta ocasión las tornas se dieron la vuelta y, según una encuesta elaborada por ICM para The Guardian, Salmond fue quien ha salido mejor parado. Así lo piensan al menos el 71% de los 505 encuestados, mientras que sólo un 29% ve a Darling como ganador de la contienda.
El resultado da aire a un independentismo que ha figurado por detrás en todos los sondeos publicados en los últimos meses. La última encuesta publicada el 15 de agosto y elaborada a partir de seis estudios sitúa el apoyo a la independencia en el 43%, frente al 47% que secundaría el "no".
A menos de un mes de que tenga lugar la votación, la campaña de ambos bandos encara ya su recta final. Entre este martes y el miércoles, las autoridades escocesas enviarán por correo unos 750.000 votos de cara a la consulta.
Tenso debate
Salmond, que acusó a su rival de posicionarse del lado de los tories en unas políticas que, según él, podrían sumir en la pobreza a los niños escoceses, aseguró que cuenta con tres planes para hacer frente a la posibilidad de que Reino Unido no quiera compartir la libra con una Escocia independiente.
En este sentido, recalcó que, sin embargo, lo que busca es conseguir un "mandato" del pueblo escocés para negociar con Londres sobre la posibilidad de compartir una moneda común, tal y como recogió la cadena de televisión británica BBC.
Asimismo, sostuvo que la única manera de proteger la economía del país y poner fin a los recortes en los programas sociales es garantizar que el pueblo escocés tenga el Gobierno por el que vota, en referencia a las diferencias entre los partidos votados en Escocia y las políticas aplicadas por el Gobierno británico.
Salmond centró su discurso en el estado del bienestar, explicando que las reformas aprobadas por Londres estaban provocando que cerca de 100.000 niños escoceses y un número similar de personas con discapacidad queden a las puertas de la pobreza.
"Son momentos económicos difíciles, pero en estos momentos un Gobierno no ha de perjudicar a los discapacitados o a las familias con niños, ni imponer el impuesto de habitaciones, que debe ser el más ridículo de todos los tiempos", señaló.
Por ello, llegó a desafiar a Darling a citar tres poderes de creación de trabajo entre los partidos favorables a que Escocia permanezca integrado en Reino Unido en caso de que el "no" a la independencia se imponga en el referéndum.
Por su parte, el líder de la campaña unionista cargó contra Salmond afirmando que "asume un gran riesgo asumiendo que todo va a solucionarse" en caso de que la población vote a favor de la independencia.
"Creo que la unión monetaria sería mala para Escocia, ya que nuestro presupuesto no sería aprobado por nosotros, sino por un país extranjero. No creo que sea tampoco lo mejor para el resto del país", argumentó, antes de advertir de que "nadie prestará más dinero a Escocia".
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Darling criticó además que "Salmond esté pidiendo que se acepte su palabra para todo". "No hay un 'plan B' para nada. Sólo hay que confiar en lo que dice. Lo siento, pero no puedo", manifestó.
En este sentido, lamentó que el ministro principal de Escocia "quiera un Estado independiente al margen de los riesgos o los costes". "Es una decisión para la que no habrá marcha atrás. Nuestros hijos y las generaciones venideras tendrán que vivir con esa decisión", remachó.
Los sondeos siguen situando al independentismo por debajo del unionismo, pero la tendencia ha sido de un alza constante del apoyo a la secesión, así que ambas partes consideraban clave este debate para conseguir la victoria en las urnas.